La vivienda es posiblemente la más importante y peculiar de las mercancías. La participación de la vivienda en el consumo es significativa. El stock de viviendas supone más de la mitad de la riqueza total de la economía. La vivienda es un bien duradero, por lo que la nueva construcción viene a suponer una proporción reducida del stock existente de viviendas. El crédito hipotecario alcanza un peso destacado dentro de la cartera de créditos bancarios.
La vivienda es extremadamente sensible a los cambios en los tipos de interés. Las fluctuaciones cíclicas de la vivienda son más intensas que las de otros bienes de capital. Ningún otro componente del consumo está tan estrechamente ligado a la vida de los individuos como su vivienda. En España casi todos los ciclos de la economía desde el tercio final del pasado siglo han estado ligados a los ciclos de la vivienda.
Entre 1950 y 2011 (datos censales) el parque de viviendas de España creció de forma acusada, desde 6,7 hasta 25,2 millones de viviendas (aumento medio anual del 2,2%) destacando sobre todo el aumento de las viviendas no principales (secundarias y vacías) (5% fue la media anual de variación) hasta 2011. La estimación del Ministerio de Transporte-MITMA para 2021 (26,0 millones de VV. Familiares) revela un aumento más débil del parque de viviendas entre 2011 y 2021 (0,26%) que en la década precedente, destacando el descenso de las viviendas no principales. Las viviendas vacías han debido de disminuir después del último dato disponible, el correspondiente al Censo de 2011.
La proporción de las viviendas de alquiler dentro de las viviendas principales descendió en 40 puntos porcentuales entre 1950 (51,4%) y 2001 (11,4%), consecuencia de la política de vivienda desarrollada. En 2011, según el Censo de ese año, la proporción de hogares viviendo de alquiler se había recuperado hasta el 13,5%. La Encuesta de Condiciones de Vida del INE ha recogido una tendencia clara hacia una mayor presencia del alquiler entre 2013 y 2021, año este último en el que la proporción de hogares viviendo de alquiler alcanzó el 18%, lejos todavía de la proporción de la Eurozona. Destaca sobre todo la mayor proporción de hogares viviendo de alquiler entre los jóvenes (52,5%) y entre los extranjeros procedentes de países no miembros del Unión Europea (78%).
El alquiler resulta más frecuente en las zonas turísticas y en las mayores aglomeraciones humanas. La Encuesta del INE antes citada señala que en 2021 Baleares fue la primera autonomía en cuanto a proporción del alquiler (31,7%), y que correspondió a Extremadura la última posición (8,8%).
Las viviendas no principales se concentran sobre todo en las zonas más despobladas y en las turísticas. Según el MITMA, Castilla y León tiene la mayor proporción de viviendas no principales (40,0%), seguida de Valencia (34,7%), mientras la C. de Madrid (10,6%) tiene la participación más reducida. Las viviendas vacías (3,4 millones en 2011, el 14,6% de las viviendas familiares en ese año), superaban ampliamente a las viviendas de alquiler (2,4 millones, el 9,7% de las viviendas familiares).
La inversión en vivienda (que en el caso de España refleja el valor de la construcción residencial), tras alcanzar niveles superiores al 10% del PIB en 2007, el punto más elevado de la etapa de la “burbuja”, descendió hasta el 4,1% del PIB en 2013, recuperándose hasta el 5,4% en 2018. Conviene tener en cuenta que en la Contabilidad Nacional el coste del suelo no entra en el valor de la producción. Como ya se ha indicado, el peso de la vivienda en la riqueza (patrimonio) y en el sistema financiero (crédito hipotecario) es sustancialmente más significativo.
Según estimación del MITMA, el número de hogares residiendo en viviendas principales ascendió a 19,5 millones en 2021. La proporción de viviendas por hogar ascendió a 1,33 en 2021. Dicha proporción resulta bastante más reducida en la Eurozona (1,17). El INE ha previsto recientemente un aumento anual de 192.025 hogares entre 2022 y 2027, lo que implica un ritmo ampliamente superior al de las viviendas iniciadas y terminadas en los últimos años.
El problema de la vivienda en España es el de la excesiva lejanía entre los precios de venta y de los alquileres respecto de los niveles de ingresos de los hogares
En 2021 se registraron 565.523 ventas de viviendas en España. El 79,7% de dichas ventas correspondió a viviendas de segunda mano y el 20,3% fue la proporción correspondiente a las ventas de viviendas de nueva construcción. Las ventas de viviendas a extranjeros se situaron en dicho año en torno al 15,5%. En este sentido destaca la mayor presencia del Reino Unido como el primer país de origen de los extranjeros que adquieren vivienda en España.
El valor medio de tasación de las viviendas en el segundo trimestre de 2022 ascendió a 1.740,7 euros/m2. Por autonomías, los precios más elevados fueron los de Madrid (2.899,7 euros/m2) y País Vasco (2.500,1 euros /m2). Los precios más reducidos fueron los de Castilla-La Mancha (913,3 euros7M2) y Extremadura (66,5 euros/m2). En cuanto a los precios de las viviendas de nueva construcción en capitales de provincias, según datos publicados por la Sociedad de Tasación, los precios más altos a 31.12.2021 fueron los de Cataluña (4.104 euros/m2) y Madrid (3.802 euros/m2) y los más reducidos los de Extremadura (1.229 euros/m2).
En cuanto a los alquileres, según datos de Idealista.com (se trata del precio demandado por el arrendador que pone en alquiler una vivienda), el precio medio del alquiler en España en septiembre de 2022 ascendió a 11,2 euros/m2-mes. Los alquileres más elevados eran los de Madrid (15,2 euros/m2-mes) y Cataluña (15 euros/m2-mes). Extremadura tenía los alquileres de precio más reducido (5,7 euros/m2-mes).
La vivienda tiene, pues, un elevado protagonismo dentro de la economía española. Los datos de ventas de viviendas aportan una información parcial, puesto que no recogen ninguna información sobre quienes tienen necesidad de vivienda y no pueden conseguirla por falta de recursos económicos. El problema de la vivienda en España es el de la excesiva lejanía entre los precios de venta y de los alquileres respecto de los niveles de ingresos de los hogares, en especial en los hogares de nueva creación.