Publicado el 5 de agosto a las 13:27
La zona afectada por el incendio de la Sierra de la Culebra es la mayor superficie quemada de la historia de Castilla y León, y uno de los más grandes de la historia de España
En total la zona afectada por el incendio son 24.737,95 hectáreas zonas de alto valor ecológico, de las que 15.114,88 hectáreas son de superficie forestal arbolada. El fuego ha afectado a demás a importantes enclaves de la Red Natura 2000, como las Zonas de Especial Conservación de las Lagunas de Tera y Vidríales, la Sierra de la Culebra, la Riberas del Río Aliste y afluentes y las Riberas del Río Tera y afluentes. Asimismo, ha dañado 15 hábitats de interés comunitario, 3 de ellos considerados como prioritarios.
Las zonas afectadas, claramente de gran valor para la fauna y flora, ahora además afrontan un nuevo peligro, y es que al haber sido calcinadas se encuentran desprotegidas frente a la lluvia dada la falta de vegetación. Esto puede causar pérdidas de suelo, acelerar los procesos erosivos de torrenteras, generando el arrastre de cenizas y sólidos (piedras, restos vegetales…) e incluso movimientos en masa si ocurrieran fuertes precipitaciones en los próximos meses.
Debido a esto el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) tiene la necesidad de actuar lo antes posible para paliar el riesgo para personas y bienes, además de fomentar la recuperación de la biodiversidad en la zona. Los trabajados financiados por el MITECO alcanzan los 2.000.000 de euros, y ya han sido adjudicados a cuatro empresas locales.
Los principales objetivos son:
Recuperación de la integridad del ecosistema, o, al menos de sus aspectos más relevantes en términos de composición, estructura y funcionamiento.
Conservación y mejora del suelo, cuyas características iniciales, juegan un papel relevante no sólo en el posible proceso post-incendio sino también en la posibilidad de exploración del sustrato por parte de las plantas y en las reservas de agua disponibles para ellas, factores importantes para recuperar la vegetación.
Limitación de la escorrentía y de la pérdida de suelo por erosión en laderas.
Control de la erosión en cauces, en los que se origina la mayor producción de sedimentos.
Reducción del riesgo de avenidas e inundaciones tras el incendio.
Reducción de la emisión de sedimentos y de la colmatación de embalses y presas.
Reducción de la contaminación de aguas superficiales y subterráneas.
Prevenir la proliferación de plagas en las masas forestales no afectadas por el incendio.
Favorecer la regeneración natural de la flora y la supervivencia y reproducción de la fauna.
Mejorar infraestructuras de defensa.
Para ello se van a realizar las siguientes actuaciones:
Trituración de árboles en pie creando un mulching o acolchado de astilla repartida sobre el terreno.
Construcción de albarradas y diques para la disminución de la velocidad de circulación del agua y elemento de retención de sedimentos.
Apertura de pista de acceso a los rodales de actuación.
Adecuación de pistas preexistentes mediante la construcción de pasos de agua.
Construcción de charcas para dotar de suministro de agua para la fauna y disponer de puntos de agua para la extinción de incendios.
Construcción de puntos de agua contra incendios para la defensa del monte contra futuros incendios.
Instalación de pastizales para favorecer y acelerar la implantación de la cubierta vegetal.
Tratamientos contra plagas para evitar la proliferación principalmente de insectos perforadores.
Con estas medidas y actuaciones el MITECO espera prevenir mayores daños tras el que ha sido un incendio de extrema virulencia que se vio potenciado por las fuertes rachas de viento y la intensa ola de calor.