Un mensaje que para Lamo Guizamo no solo es perverso sino sobre todo muy peligroso ya que está calando entre la juventud. “Los mayores objetos de esta manipulación son las personas jóvenes que rondan las redes sociales y que se topan con lugares que hablan de intersex, pero que están más interesados en la identidad de género; y la sociedad en general”. Es más, para Lamo Guizamo el epicentro de esta manipulación está “en el activismo cuir que se ha apropiado de la palabra intersexual incorporándolo a un conjunto de siglas que sí se refieren a sexualidad o identidad de género (LGTBQ), mientras que la I de intersexual, es de nacimiento”, destaca.
Ocultar la realidad
Las consecuencias de esta estrategia son para este activista muy preocupantes. “El desconocimiento de la intersexualidad está provocando en los últimos años que se entienda este concepto como un tipo de sexualidad más, e incluso una nueva identidad de género, cuando no tiene nada que ver. Se trata de un conjunto de variaciones en el desarrollo de los genitales y los caracteres sexuales secundarios, provocados por mutaciones genéticas, alteraciones en el número de cromosomas sexuales o una fuerte exposición a hormonas del sexo contrario en el útero (por ejemplo, por tumores de la madre). Es una condición con la que se nace y no tiene nada que ver con elecciones personales; estas personas son muy diversas, y las hay hetero, homo, y también hay una proporción grande de ellas que se identifica con el sexo con el que crecieron, y otra que se identifica como trans. Pero su condición de intersexual es de nacimiento”.
De hecho, el entrevistado destaca como con respecto a las personas con Trastornos de Identidad Sexual (DSD por sus siglas en inglés), el mayor problema es que no suelen verse a sí mismos como colectivo, “muchos adultos se refieren a ellos mismos por el nombre concreto de su condición (síndrome de Morris, Swyer, hiperplasia suprarrenal congénita, etc.) y no conocen asociaciones que los representen a todos como colectivo, que son más fáciles de encontrar en otros países.
Y es que lejos de los simples eslóganes que se lanzan desde el colectivo queer el cuadro clínico que acompaña a la intersexualidad ni está ni se le espera. La realidad es que se trata siempre de diferencias en el desarrollo de los órganos genitales, y también en los caracteres sexuales secundarios muy variados. “Son más de 40 cuadros clínicos que afectan a hombres y mujeres. En general, se dan genitales ambiguos al nacimiento, o que parecen propios del otro sexo. En el momento del desarrollo puberal aparecen otras diferencias. A veces es en este momento cuando se conoce la DSD, como en muchas mujeres con insensibilidad total a la testosterona, que consultan por la ausencia de la regla, y descubren que tienen cromosomas XY, y no tienen ovario ni útero. Es entonces cuando muchas de ellas tuvieron que vivir el duelo de saber que su cuerpo no es lo que ellas creían, y el de la pérdida de la idea de poder ser madres de forma natural. La infertilidad, si bien no es total, es alta entre ellos. Es un duelo que tienen que asumir, a una edad muy temprana”.
La lista que acarrea la intersexualidad no acaba ahí. También es algo muy generalizado tener otros problemas de salud tan gravemente serios como las malformaciones en el corazón o en los riñones. “Algunos tienen que tomar suplementos para no sufrir osteoporosis. Otros son propensos a ciertos tipos de cáncer. Así que unos genitales que no coinciden con lo esperado, con algunos tipos de DSD que conllevan además tener algunos tractos genitales de los dos sexos, y otro tipo de problemas de salud que suelen ser crónicos. Además de un amplio porcentaje de infertilidad”, resume.
¿Qué significa nacer y adaptarse a un mundo donde se es la “excepción”?
En este caso, estas diferencias afectan a uno de los ejes que dan forma al cuerpo. En nuestra infancia nos cuentan que somos chicos porque tenemos pene y a las niñas que tienen vulva. En el caso de estas personas, las diferencias están ahí, en lo que asocian con ser chico o chica. A ello hay que añadir que los niños crecen en sociedades que le han dado mucha importancia al sexo, y oyen todos los días expresiones como “hay que tener huevos para”, y otras sobre el pene. Las niñas también reciben su dosis de exposición a dichos que hablan de genitales.
El colegio es una gran preocupación, pero sobre todo las primeras etapas del instituto donde aparecen los cambios. Y el miedo a que se noten las diferencias, como un falo pequeño, la ausencia de periodos en otros y hay algunas que incluso provocan ginecomastia o aumento de las mamas en varones. Muchos adultos tienen episodios de acoso en su pasado. Y de disimular, mucho, para que no se noten las diferencias. Si ya es duro para cualquiera de nosotros pasar la pubertad, descubrir los cambios en el cuerpo, descubrir nuestra sexualidad es mucho más difícil para ellos que se enfrentan a la incomprensión y tienen miedo a que los excluyan de su grupo de amigos, por esas diferencias. Ya en la etapa adulta las personas con DSD que yo conozco, solo se sienten relajadas en grupos de apoyo de gente con vivencia similar. Son elusivas respecto a sus vivencias hasta con su familia. Es el caso de mi hermano.
¿Se han perdido los escrúpulos?
Yo diría que hemos pasado del desconocimiento y rechazo de estas personas a una situación actual en la que sufren un nuevo tipo de discriminación por culpa de los activistas cuir que los exponen para sus propios fines sin entender casi nada, o nada, de los cuadros clínicos de estas personas ni sus necesidades. Hace unos pocos días leí un artículo publicado por una mujer afectada por una DSD que forma parte de una asociación para ayudar a estas personas. Denunciaba esto mismo, que cada vez más gente se identifica como intersexual sin saber lo que es. Según contaba, en Reino Unido se han hecho encuestas sobre intersexualidad (de nuevo, en las que se solicita a la gente que se autoidentifique) cuyos resultados se repartieron a asociaciones de activistas, pero no a asociaciones de ayuda a las personas con DSD. Se las discriminó de su propia condición. Así que sí, se están perdiendo los escrúpulos e invisibilizando más a estas personas, por culpa de un activismo que las está usando.
Con la Ley Trans que se pretende aprobar se permite la hormonación y la cirugía a menores mientras que en la Intersexualidad todo es dificultad.
Es muy contradictorio esto porque en el caso de la intersexualidad se está tendiendo a esperar a que el menor tenga consciencia de su identidad corporal y sexual antes de llevar a cabo operaciones que conlleven cambios en los genitales. Se espera a que se sientan cómodos o cómodas con sus variaciones. Aunque pienso que en general la aproximación que hacen sobre estos asuntos es respetuosa con las familias. Se prevé la necesidad de asesoramiento psicológico para que decida sobre su cuerpo. En algunos casos la operación solo se puede hacer cuando se han desarrollado los caracteres secundarios como por ejemplo en varones para eliminar la ginecomastia. En el caso de mi hermano, que se operó para agrandar los genitales, tuvo que esperar a ser mayor de edad para poder hacerlo.
¿Qué tipo de asistencia psicológica se recibe?
Mi hermano no ha recibido ninguna por la seguridad social. Ni él, ni mis padres contaron con asistencia durante toda su minoría de edad. Actualmente sé que hay prevista asistencia psicológica en varias comunidades, pero lo que más valoro, por conocer el cuadro a fondo, es la posibilidad de ponerse en contacto con asociaciones de afectados. Las hay muy buenas para la insensibilidad a la testosterona y para otros cuadros que asesoran sobre buenos profesionales. El problema, claro, es económico. Respecto a la asistencia psicológica en sí misma va dirigida a que la persona pueda vivir una vida más en paz con su propio cuerpo. La tendencia a ocultar las diferencias y a aislarse es muy común. Es lo que pasó en mi familia.
¿Hay suficiente preparación médica profesionales para ayudar a este colectivo?
Diría que la hay, pero con muchos matices. Entre los profesionales médicos, había en las fechas en que mi hermano era menor de edad -y tuvo que hacerse sus revisiones-, médicos muy competentes en el aspecto teórico, pero con un trato deplorable hacia ellas que incrementaba su inseguridad. En algunas ocasiones a mi hermano le hicieron chistes sobre sus genitales que hicieron que mi madre llorara y que él que se encerrara más en sí mismo. Esto por alguna conversación que he sostenido sigue ocurriendo en cierto grado hoy en día. En el plano psicológico, creo que hace falta que se conciencien y entiendan mejor que son características físicas de nacimiento, que estas personas no tienen por qué ser trans. Aquí me remito a buenos folletos que he leído, que, en un momento u otro, hablan de alguna anécdota relativa a un niño o niña trans. Tienen que entender que estas personas pueden tener una fuerte identificación con su sexo a pesar de las diferencias en los genitales.
¿Cómo se vive el acompañamiento a vuestros seres queridos?
Pues en mi experiencia, con mucha soledad y aislamiento. Mi madre pasó por tragos muy duros ya que vivió la experiencia de que se le identificara como una niña y después de muchas pruebas se le dijera que era un niño. Los papeles siempre serán un recuerdo de esto. Ella fue la que le acompañó a todas las revisiones y en muchas ocasiones no sabía qué debía hablar con los médicos. Como forma de protegernos en mi familia optaron porque nadie hablara del tema fuera de nuestro círculo. Yo crecí sin comprender absolutamente nada, soy menor que él, y asumí ese silencio como algo natural.
Cuando tenía unos doce años me rodearon varios chicos unos tres o cuatro años mayores que yo y empezaron a insultarme y me preguntaron si yo era como mi hermano. Pasé miedo de que de los empujones llegaran a los golpes. Cuando llegué a casa no le conté nunca esto a nadie porque no se hablaba del tema y porque si lo hubiera hecho la preocupación sería saber si estos chicos iban al instituto de mi hermano, no lo que yo había pasado. Esto puede dar una idea de cómo es la ley del silencio. Afortunadamente mi hermano superó muchos problemas después de la última operación. Tiene una vida muy completa y también pareja pero entre la familia seguimos sin hablar de esto.
Denuncias que cada vez hay más campañas trans que describes como “violencia y exposición a la intersexualidad” en lugar de ser pedagógicas.
Sí, efectivamente así es. Basta ver el caso de la Generalitat Valenciana en este mes de junio que ha puesto un anuncio en toda la parte trasera de un autobús en el que se daba a entender que la intersexualidad es una opción, cosa completamente falsa. Esto es banalizar la intersexualidad que conlleva, en muchos casos problemas de salud y emocionales para las personas con DSD. Hace falta visibilizar desde la pedagogía la realidad entre profesorado, centros educativos, en los que el menor puede sufrir en alguna ocasión burlas o acoso. Pedagogía sería también explicar que estas diferencias no son culpa de nadie, sino variaciones que se dan en toda característica humana. Se ha hecho muchísimo porque la sociedad apoye a las familias con niños con Síndrome de Down -y esto lo pongo únicamente como ejemplo-, pues a pesar de que este conjunto de DSDs es numeroso y complejo, sí se puede mostrar como una variación más de desarrollo y fomentar el apoyo a las familias y a estas personas.
¿Dónde están los y las intersexuales de quienes tanto hablan los colectivos trans?
En persona son terriblemente discretos. Para darte una idea el síndrome de Klinefelter, varones con los cromosomas sexuales XXY, se da aproximadamente en 1 de cada 500 nacimientos de niños. No son tan infrecuentes, pero lo llevan con discreción. Porque, como he comentado, las personas con DSD suelen sufrir mucha incomprensión y discriminación. Además, no hay muchas asociaciones de personas con todo tipo de DSD. En España yo no conozco ninguna.
Lo que sí existen son los colectivos activistas que se consideran con derecho a hablar en nombre de ellos. Es una situación terriblemente asimétrica e injusta. Imagina que no existieran asociaciones de Síndrome de Down pero que activistas de colectivos de otras condiciones, como por ejemplo personas con discapacidad visual, se sintieran autorizados para hablar en su lugar y sin escucharlos. Y que se hicieran campañas en las que se expusiera a las personas con síndrome de Down como “otra forma de amar”. Estamos tan sensibilizados por suerte hacia el síndrome de Down que no permitiríamos nada de esto.
¿Cuánto daño está haciendo la política del gobierno más feminista de la historia a esta realidad?
Está haciendo muchísimo daño. Las leyes se hacen siguiendo casi ciegamente las consignas de los activistas, las consecuencias más importantes las sufren los menores con disforia de género de inicio rápido que no tienen acceso a un apoyo psicológico donde se pueda investigar las causas de esta disforia, y si realmente esos menores tienen la necesidad de cambiar su cuerpo para que se alinee con su identidad de género. Y es que nadie pone en duda la existencia de la transexualidad, lo que no es lógico es cómo se están disparando las cifras de menores que dicen padecer disforia de género. Con respecto a los intersexuales, se los está banalizando, no se les oye al realizar estas políticas y el activismo y las redes sociales hacen algo peor, llegan a presionar a estas personas para que se incorporen al activismo cuir… activismo que no para nunca, que nunca tiene suficiente.
Define suficiente…
Una de las tendencias al alza es la aparición de artículos en los que se critica que las personas intersexuales se operen para parecerse más a su sexo, como son los casos de intervenciones para eliminar las mamas agrandadas en algunos intersex varones. O las vaginoplastias en las mujeres intersexuales. En inglés he visto esto descrito como la “cuirificación de los cuerpos”. Mientras que abogan por que las mujeres se quiten las mamas para hacer la transición a hombres. O sea, que una persona trans puede aspirar a tener el máximo parecido con el sexo deseado, pero una persona inter tiene que conservar sus diferencias, aunque no las quiera, según estos activistas. Si pudiera hablar con Irene Montero, le pediría que dimitiera. No es una persona capaz de hacer una lectura de este tipo de situaciones complejas más allá del activismo. A la persona que tenga la responsabilidad de este tipo de políticas en el futuro le ruego que se ponga en contacto con las asociaciones de DSDs y que escuche lo mucho que tienen que contar.