Las compañías españolas prevén que otras empresas europeas ocuparán su lugar en el mercado argelino, lo que supondrá una grave pérdida.
Esta semana ha tenido lugar una reunión de la CEOE (la Confederación Española de Organizaciones Empresariales), y las compañías españolas para hablar de su delicado futuro ante la crisis de España con Argelia. El temor de los empresarios es ser sustituidos en el mercado argelino por otras compañías europeas, lo que supondría una grave pérdida de ventas y clientes.
Todas las empresas, tanto públicas como privadas, que realizaban exportaciones a Argelia están viendo como sus operaciones han sido paralizadas. Las actividades económicas realizadas después del 9 de junio no han sido remuneradas todavía. Y es que fue ese día cuando comenzó la paralización de los pagos; desde esa fecha, el cobro de las transacciones comerciales con el país africano está congelado.
Desde las empresas, se quejan de que no recibieron informaciones claras durante los días en los que estalló el conflicto diplomático. Tras el bloqueo, algunas compañías están intentando recuperar los contenedores que se dirigían a Argelia, con el objetivo de redirigirlo hacia otro país donde tengan clientes asegurados. Al parecer, este cambio de planes no está resultando nada fácil por la poca colaboración de las autoridades argelinas.
Hasta ahora, Argelia era uno de los principales exportadores africanos de productos españoles, superado solo por su vecino Marruecos. Durante el año pasado, la exportaciones e intercambios con el país alcanzaron el valor de 1.887 millones de euros. De esta cantidad, 857 millones se corresponden a semi-manufacturas y productos químicos; 407 millones de euros al sector alimenticio y 305 millones a los llamados bienes de equipo, como puede ser el comercio con maquinaria.
Otra de las grandes preocupaciones ante la crisis con el país mediterráneo es el gas. El proveniente de Argelia conforma más o menos una tercera parte del total del gas que se consume en España. De momento, no se ha cortado definitivamente el suministro, pero la opción podría ser uno de los peores resultados del conflicto, sobre todo en la complicada situación actual en cuanto a la energía.