En estas derivas empezaron las políticas y las modas mediáticas, hacia 2016, y años sucesivos, cuando unos cachorros ambiciosos plantearon un reto a la solvencia política de un país entero. Cual flautistas de Hamelin, movieron tendencias con una opinión pública fácil de sobornar, que les compró y les llevó casi, casi, a engañar a todo un país. Estos satélites, pocos años después estallaron en el aire y de ellos solo quedan los cascotes. El tercer ídolo con los pies de barro, se engendró dentro del propio partido popular, que hoy aclama a Ayuso. Se encarnó, como ahora, en un Congreso de fin de semana (julio 2018) donde un perdedor fue elevado a la cúspide. Tres años después, el cachorro, heredero de Aznar y Rajoy, cayó en picado alcanzado por el misil Ayuso.¿Cuánto tiempo habrá de transcurrir para que Ayuso se desintegre en la nada que significa ella misma?.
Y en esto de las corrientes, tendencias, sobornos y dormidera para el pueblo, no está sólo el PP. El 15M fue hermoso, pero algunos listillos que quisieron liderarlo, confundieron intelectualmente a muchos. Recuerdo las discusiones constantes con muchas de mis amistades progresistas, en las cenas, en los cafés, en las sobremesas, en los medios. Para tanta y tanta gente de izquierdas, había nacido un genio. Y con él, había nacido un partido que no era partido, sino un festín de democracia horizontal, donde todos participaban. Eso reflejaba la aclamada nueva política, que venía a regenerar la democracia y a acabar con el Régimen del 78. Millones de ilusionados, votantes progresistas de las izquierdas, les fueron abandonando paulatinamente a medida que se observaban, incluso aumentados, los viejos vicios del autoritarismo, de las purgas y guerras de poder en los partidos de toda la vida, pero sobre todo por la decepción que causó su falta de experiencia e incapacidad para dirigir un país.
Lo mismo sucedió en el otro bando para la gente liberal y todos aquellos de derechas “acomplejados”. Ribera , y también Iglesias, eran el elixir mágico que iba a liberar a España del esclerótico bipartidismo. Como si todo el trabajo que hicieron, desde Santiago Carrillo y la Pasionaria, Anguita, Llamazares, Felipe González, Alfredo Rubalcaba, Rodríguez Zapatero, Manuel Fraga, Mariano Rajoy o Aznar, Roca, Perez Llorca, Solé Tura, (soy consciente de que no he nombrado ni una sola mujer, salvo La Pasionaria) entre otros muchos, por escribir y desarrollar una Constitución, recuperar la democracia y estrenar una monarquía parlamentaria, fuera chatarra desechable y obsoleta.
Estos jóvenes ambiciosos lo tenían claro, había que destruir la estructura del Estado de arriba a abajo. Derribo total. Al tiempo que se instauró una dañina tendencia peligrosa, que a día de hoy perdura: sólo los jóvenes valían para estar en esta nueva política. El conocimiento y la experiencia, por encima de los 60 años cumplidos, o rondando, era viejuno. Que enorme equivocación. Que gran ignorancia de país. Qué fácil comprar a los medios y ponerles a trabajar contra la inteligencia, el compromiso, la responsabilidad y la experiencia. Con esloganes estúpidos que tiraban abajo todo lo construido, adulaban a los nuevos iluminados que dictaban cátedra desde los medios, para improvisar discursos baratos con la que rehacer un país fresco, reluciente y solo de dirigentes jóvenes, a la medida de sus ambiciones personales. Y digo personales, porque así lo han ido demostrado los propios líderes con pies de barro en su trayectoria según iban cayendo por su propio peso.
Ayuso es a la derecha, lo que Iglesias fue al comunismo y lo que Ribera fue al liberalismo. Un souflée, un engaño, una quimera, una ilusión. Pero sin embargo, Ayuso tiene una ventaja, frente a estos otros dos, y es que detrás tiene toda una estructura de partido que le avala, y que “se aprovecha con inteligencia del esperpento”. Ayuso es una "volada", pero el aparato del PP, sabe sacarle rendimiento. Iglesias era un “iluminado”, pero lo poco que construyó como partido, él mismo lo destruyó con su egolatría y se quedó solo. Ribera era el “chico de los empresarios”, con él la clase financiera creía tener un pie en Moncloa… pero su ego no resistió que otro más guapo, le comiera el bocadillo. Entre la sangría y la lista de desertores tanto en un partido como en el otro, Errejón, Bescansa, Espinar, Jiménez Villarejo (Podemos) o Nart, Valls, Garicano, Punset (Ciudadanos) los mejores se marcharon y el final fue trágico para los tocados por la mano de la intelectualidad, por un lado, o por los dueños del dinero, por el otro. El caso del PP es diferente. Ha gobernado y es alternativa de gobierno. Por eso, estos experimentos populistas como el de Ayuso puede traer efectos nefastos para la salud democrática. Entre otros, el de servir de llamada a las posiciones de extrema derecha y normalizar su blanqueo, cogobernando con ellos.
Por tanto, Ayuso, como se ha demostrado en la fiesta del PP de este fin de semana, tiene detrás una estructura, un partido, sedes repartidas por toda España, hasta el pueblo más pequeño. Ayuso tiene a Madrid. La mejor plaza para conquistar La Moncloa. Y sólo ha tardado nueve meses en hacerse con el control absoluto de su partido en la región. Las alarmas rojas están encendidas en la dirección general, que ha bajado de Galicia, rápidamente a Núñez Feijóo, su mejor barón para poner un poco de orden, tras la caída de Casado con todo el equipo. De momento, y esperando a ver que pasará en Andalucía dentro de poco menos de un mes, la cúpula, le rie las gracias a la musa madrileña.
Nueve meses ha tardado la lideresa madrileña en dejar traslucir, parte del guión que sus asesores, de línea aznariana con Miguel Angel Rodriguez (MAR) a la cabeza, le marcan: la baronización del PP. Siguiendo la estela del Psoe, el partido popular, se prepara para desembarcar en Moncloa. Y aunque Génova trabaja con el "moderado" Núñez Feijóo, el heredero directo de Manuel Fraga en Galicia, de momento sólo es una comparsa al lado de la "reina de la libertad". La libertad de su familia para no devolver el pago de avales y préstamos o de sus amigos hoteleros, o de intermediarios compradores de mascarillas oportunistas y todo tipo de aprovechados para hacer negocios a su costa. La libertad del PP de toda la vida, de la libretita de Bárcenas, los sobres canela con pagas de comisiones ilegales, el pitufeo de Rita Barberá, etc, etc, etc.
El mérito del flamante nuevo líder popular, Feijóo , se basa en ser el presidente de Galicia, feudo popular, donde llevan gobernando 35 de los cuarenta años que dura la democracia. Quince años Manuel Fraga y trece años el propio Feijóo. Es la mejor baza de la que dispone el PP, tras el batacazo de Casado y sus malas compañías. A pesar de su escasa munición intelectual y política, Casado cayó en desgracia por falta de astucia política al haber querido ir "contra la corriente ganadora”. La explosiva libertad de la musa madrileña, engrasó bien la maquinaria mediática que se le llevó por delante y le mandó al cementerio de los elefantitos (Iglesias, Ribera, Casado).
En la en enésima fiesta del PP, Ayuso lo ha dejado claro: “Este es el Congreso más importante de mi vida, es el momento más importante que voy a vivir”. Un Congreso a la búlgara, sin rivales, aclamada por el 99,12%. Sin discusión, con una Ejecutiva a su medida, donde incluye a dedo incluso a políticos investigados en las presuntas comisiones irregulares de su hermano, Tomás Díaz Ayuso, con los contratos de las mascarillas. Ayuso es así. Para ella no existe el pudor político ni el sentido del ridículo.
Ayuso representa la antipolítica. Y por eso será dura de roer. Con ella, hasta el mejor rival dialéctico se queda colgado de la brocha, porque ella, pone caras, mira al cielo y deja pasar las palabras sin filtro “estrambóticamente y sin pudor”. Lo primero que se le pasa por la cabeza. Entretanto, quienes mueven sus hilos, siguen cebando el esperpento, que un día se soltará y les caerá con todo el peso sobre sus cabezas. Lo vimos con Esperanza Aguirre. Lo vimos y sufrimos cuando Aznar ascendió a los cielos y nos llevó a una guerra innecesaria y estúpida, además de retroceder en derechos y libertades en España casi diez años. Qué fácil es crear un mito hueco e inconsistente en España tan llena de lagunas en materia de educación y pedagogía. ¿Se acuerdan del todopoderoso Rasputín, Iván Redondo, en lo que quedó despojado de su aureola mediática?. Pues eso. Claro, que lo de Rasputín y Moncloa, y el rejuvenecimiento del Ejecutivo de Sánchez, es otro capítulo aparte, para otro día. Como el esperpento anti feminista de la ministra Montero (otro coctel de soberbia combinado con ignorancia supina). Y es que, de la caja del supermercado al ministerio... lo que no se sostiene, no se sostiene. Nos merecemos políticos con C.V. preparados, bregados, con conocimiento, y experiencia. Y sobre todo que no les falta humildad y les sobre capacidad de servicio público. Nos merecemos políticos con pulmón, y no a pilas. Los experimentos domésticos con gaseosa no pueden estar en la cúspide de la política española.
Veremos si el gallego, que de momento calla y otorga, será quien doble el lomo a la estrafalaria musa de la libertad, y podrá algún día -cuando le llegue su momento- poner una sólida pértiga de la oposición que este país merece para intentar limpiamente saltar a Moncloa sin que la lideresa con los pies de barro, acabe generando un destrozo en el partido. De momento los inventos políticos con gaseosa van cayendo y ya van tres: Iglesias, Ribera, Casado… ¿le llegará pronto el turno a la señora de Madrid?