La histórica neutralidad de Finlandia parece llegar a su fin. El país nórdico ha estado haciendo equilibrios entre Rusia y Occidente durante 80 años por supervivencia, y ahora, tras la invasión ucraniana propiciada por Putin, Finlandia pretende integrarse en la OTAN. De esta forma, la frontera de Rusia con la Alianza Atlántica se incrementaría de 1.213 kilómetros a 2.552, un inesperado revés para Vladimir Putin.
La entrada de Finlandia en la OTAN está cada vez más cerca, algo que resultaba impensable antes del 2022 por el carácter neutral que identifica al país. El presidente del país, Sauli Niinistö, y la primera ministra, Sanna Marin, declararon este jueves: “El ingreso en la OTAN reforzaría la seguridad de Finlandia. Y, como miembro de la OTAN, Finlandia reforzaría toda la alianza de defensa Finlandia debe solicitar el ingreso en la OTAN sin demora. Confiamos en que los pasos que aún debe dar el país para tomar esta decisión se hagan rápidamente en los próximos días”.
La entrada en la OTAN supondría para Finlandia la pérdida de su condición de país neutral. Los finlandeses han permanecido hasta ahora fuera de la Alianza junto con Suecia, pero en ambos países se ha producido un marcado cambio de actitud en los últimos meses, como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania, y el apoyo entre la población para solicitar el ingreso es ahora claramente mayoritario. Los últimos sondeos en el país nórdico apuntan a que el 68% de los finlandeses apoyan unirse a la alianza, más del doble que antes del inicio de la guerra.
Al ser preguntado sobre una posible reacción rusa a la adhesión finlandesa a la OTAN, Niinistö se mostró contundente: "Tú has provocado esto, así que mírate al espejo, ése el mensaje para Putin". Este jueves, el Kremlin sí reaccionó a la decisión de Finlandia asegurando que es "sin duda" una amenaza para Rusia. "Una nueva ampliación de la OTAN no hace más estable ni más seguro nuestro continente", dijo Dimitri Peskov, portavoz del Kremlin.
La decisión finlandesa supone un fuerte revés para Vladimir Putin, cuyo régimen ha advertido por activa y por pasiva contra una ampliación de las fronteras comunes entre la OTAN y Rusia, que hasta ahora se limitaban a esos 1.213 kilómetros repartidos entre Estonia, Letonia, Lituania, Polonia y Noruega. Una distancia que, con Finlandia, se duplicará hacia el norte.