El Centro de Políticas Económicas de la Escuela de Negocios publicó esta semana un informe centrado en los efectos de la jornada de mañana y su rápida expansión en los últimos 30 años, y aún más durante los tiempos de pandemia. El artículo de la EsadeEcPol ha estudiado la cuestión de la jornada intensiva desde las distintas perspectivas del alumnado, las familias, así como el profesorado, profundizando en el efecto negativo socioemocional en los niños, y el impacto para los progenitores en términos económicos, en especial, las madres.
El estudio, titulado "Jornada escolar continua: cómo la pandemia está acelerando un modelo social y educativo regresivo" se ha servido de datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (INE), se centra en los efectos que ha producido el aceleramiento en la implantación de la jornada escolar intensiva, de 9:00 a 14:00, tanto para los niños, como para el bolsillo de sus familias. Al menos un 73% del alumnado de Infantil y Primaria, ya se han acondicionado a la jornada compacta.
Partir el horario sería beneficioso para los niños de 12 a 13 años en términos socioemocionales, ya que la reducción de presencialidad, y por tanto, convivencia entre alumnos, amplia las desigualdades entre los mismos. Una jornada completa ayudaría a los niños en "términos de salud, ciclos de sueño y bienestar". Además, según los autores Marta Ferrero, Lucas Gortazar y Ángel Martínez, un horario de tarde se ajusta mejor a los ritmos de atención de los alumnos de 6 a 11 años, cuyo rendimiento es más bajo por las mañanas, mientras que sus niveles de atención se mantienen elevados por las tardes.
Respecto al impacto en los ingresos de las familias, es evidente que el colegio tiene una función de custodia o cuidado, rol, que normalmente se ve aplicado en las madres. Una jornada matinal compacta dificultaría en términos laborales a los progenitores, ya que, sus jornadas de trabajo no podrían ver superadas las 25 o 28 horas semanales. Basándose en datos de la ECV, los autores consideran que el 66,4% del impacto se refleja precisamente a las madres, agravando así, la brecha de género ya existente. La jornada continua, además, supondría una perdida de ingresos de 8048 millones de euros en las familias.
El profesorado, sin embargo, se muestra mayoritariamente a favor de la jornada matinal, presentando con convicción este tipo de horario como algo beneficioso para alumnos y familiares, más que para ellos mismos. Al menos un 93% de los docentes ha considerado como razón principal a favor, las ventajas para los alumnos en el ámbito académico y en la conciliación de las familias, a pesar de haber sido demostrado que los efectos son más bien negativos.
El informe presenta también las desventajas que podría tener una jornada partida, a pesar de defender sus efectos positivos. Los autores habrían presentado una posible solución en los aspectos económicos como los gastos en comedor, se habría propuesto una solución basada en la inversión en comedores y la ampliación de becas para cubrir al menos al 40% de alumnos que necesitasen del servicio de comedor, así como la compensación a los docentes para cubrir la ampliación de su jornada.