La decisión estaba tomada. El Presidente del Gobierno no estuvo nunca dispuesto a inmolar a su ministra de Defensa, Margarita Robles, muy criticada por sus declaraciones cuando menos poco ortodoxas, sobre el espionaje de Pegasus a dirigentes catalanes independentistas. Posteriormente se conoció también el hackeo al Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a ella misma, a la ex ministra de Exteriores, Arancha González, al ex ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, a periodistas de investigación y en total a unas doscientas personas vinculadas de una manera u otra a la Seguridad del Estado. La directora del CNI, Paz Esteban, como cabía esperar se ha convertido en el primer chivo expiatorio, al ser destituida tras el Consejo de Ministros de este martes. Su sustituta, Esperanza Casteleiro, la mano derecha de Robles ya es la flamante a nueva directora de los Servicios de Inteligencia.
Con la destitución de la directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Paz Esteban, el Presidente del Gobierno Pedro Sánchez, ha lo que se rumoreaba en fuentes próximas a Moncloa: salvar a la "soldado Robles", y buscar el chivo expiatorio más directo para intentar acallar quejas y solventar un tema, que trata directamente de la Seguridad del Estado y de la credibilidad de la democracia. O lo que es lo mismo, demostrar que las cloacas del Estado están limpias. Margarita Robles, con este movimiento del tablero político, gana un poder muy destacable ya que controla completamente la Inteligencia del Estado. Ha echado un pulso al Estado y lo ha ganado. En cuanto a las razones por las que se ha tardado más de un año en conocer el espionaje al Presidente y a sus ministros y ministras, Robles ha dicho "que todo es mejorable". Ha alabado el trabajo de los 3000 funcionarios del CNI y ha dedicado buenas palabras a la destituida.
El sainete del Gobierno y sus portavoces estaba servido desde hace ya casi dos semanas que el escándalo Pegasus no deja de ser portada de prensa. La ministra Robles, con sus declaraciones de"que tiene que hacer un Estado cuando le están declarando una DUI (...)" ya puso en aprietos al Gobierno y su dudoso control sobre el CNI. La improvisada y torpe rueda de prensa del ministro de Presidencia, Felix Bolaños, intentando enderezar el discurso de Robles, y finalmente la ministra, despejando culpas hacia un político, como Bolaños, impecable, pero poco avezado en estas guerras.
Margarita Robles se ha limitado a reconocer, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, que "fallos siempre ha habido" y ha justificado a la Inteligencia del Estado. "En lo que se refiere a los espionajes a los independentista, la directora Paz Esteban, compareció con toda la documentación... Todas las actuaciones del Centro de Inteligencia son siempre con arreglo a derecho y garantías judiciales (...) Los jueces, en este país motivan, a nadie se le investiga por sus ideas políticas, trabajando para que la gente pueda tener sus propias ideas y su propia libertad".
Este Gobierno ha invertido 12.000 euros más en ciberseguridad y las personas (3000 trabajadores) que están en este organismo, son motivos de orgullo para la ministra Robles. Se ha referido también a la nueva directora, Esperanza Casteleiro que "lleva cerca de 40 años en el CNI, se lo sabe todo o casi todo. Por eso es necesario que una persona que trabaja por y para España, es un orgullo que la Secretaria de Estado de Defensa, es la más indicada".
La sopa de declaraciones improvisadas sigue su curso, ayer mismo, el portavoz segundo del Psoe, Felipe Sicilia, afirmó que no existía «ni una sola razón para que la directora del CNI no esté en su puesto», si bien en los aledaños al Gobierno se filtraba la idea de quemar a la jefa de los espías como cabeza de turco, una vez se concluyeran e hicieran públicos los trabajos de investigación interna puestos en marcha. Su intención siempre ha sido, de hecho, tratar de encapsular en el ámbito de los servicios de inteligencia españoles la asunción de responsabilidades.
Sobre el programa Pegasus, el Ejecutivo ya empezó el examen de los dispositivos de todos los miembros del Consejo de Ministros ordenado al Centro Criptológico Nacional, dependiente del CNI, poco después de que estallara la polémica; el mismo que permitió detectar la contaminación, en mayo y junio de 2021, de los teléfonos del propio presidente del Gobierno y de la ministra de Defensa, Margarita Robles, puesta ya en conocimiento de la Justicia, según anunció el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, hace dos semanas. Ese análisis concluyó que la brecha también permitió que un «agente externo» no identificado accediera, entre otros, al teléfono del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.
La intención de Sánchez, según fuentes gubernamentales, es ponerse en contacto con el president Aragonès para trasladarle su decisión. La fecha de la reunión sigue pendiente. El dirigente catalán lleva demandando este encuentro desde que comenzó la crisis y que Sánchez se comprometió a celebrarlo la semana pasada, cuando se encontraron en el Cercle d'Economía. Además, el Ejecutivo sopesa desclasificar las autorizaciones judiciales que Esteban presentó en el Congreso, como también reclamó el dirigente republicano.
Con el nuevo nombramiento de la Secretaria de Estado de Defensa, Esperanza Casteleiro, funcionaria estrechamente vinculada a Robles durante su desempeño profesional, desde hace años, estuvo casi cuatro décadas trabajando en Inteligencia y parecería que con ello, el Ejecutivo pretende solventar el asunto del espionaje, del que desgraciadamente aún quedan muchos flecos que explicar, según piden las diferentes formaciones políticas. Desde la Generalitat, de los socios de Podemos y de los independentistas, han contestado que estos movimientos no justifican ni despejan ninguna de las dudas planteadas.