Alfonso Fernández Mañueco, se enfrentó este lunes a su sesión de investidura, garantizada con los 13 votos que le proporciona su nuevo socio de Gobierno, la ultraderecha de Vox. Comienza así una nueva relación entre ambos partidos que incomoda a unos, como al nuevo líder nacional Alberto Núñez Feijóo, pero contenta, y mucho, a otros como a la líder madrileña Isabel Díaz Ayuso. Mientras tanto, en el PSOE le piden al PP que no ceda al chantaje de la ultraderecha y que sean implacable con la corrupción.
El Partido Popular completó este lunes el giro que comenzó hace poco más de tres meses cuando rompió de manera abrupta su pacto de gobierno con Ciudadanos y convocó a los castellanoleoneses a las urnas. Su intención era imitar a Isabel Díaz Ayuso para poder seguir en el poder con una mayoría amplia, pero el resultado electoral les dejó en manos de la ultraderecha de Vox.
Tras semanas de negociaciones en las que han tenido que dar a la ultraderecha una vicepresidencia y tres consejerías, hoy Alfonso Fernández Mañueco seguirá al frente de la Junta de Castilla y León, pero el precio que debe pagar será muy alto. En principio, ha cedido a las pretensiones de Vox y en su agenda tiene ya aprobar una Ley de Violencia Intrafamiliar, para minimizar las leyes de protección a las mujeres; y también pretenden tumbar en el olvido, nunca mejor dicho, la legislación sobre memoria democrática.
El pacto se ha materializado en 11 ejes y 32 acciones por el que los de Santiago Abascal tienen la presidencia del parlamento autonómico, una vicepresidencia y las carteras de Empleo e Industria, Cultura y Turismo, y Agricultura.
El acuerdo estaba atado hace ya días y el nuevo líder del PP nacional, Alberto Núñez Feijóo, hubiera querido que Mañueco ya estuviese investido antes del congreso de su partido en Sevilla. Pero los de Abascal han retrasado la investidura para, precisamente, poner al nuevo presidente del PP en la tesitura de tener que buscarse alguna excusa para no hacerse la foto con sus nuevos socios en Valladolid. En la sesión de investidura solo estará Javier Maroto, y se espera que en la toma de posesión Feijóo tampoco esté presente para no comprometer la recién inaugurada imagen de moderación con la que se quiere vestir el nuevo líder popular.
Quién sí estará el próximo martes 19 de abril en Valladolid será Isabel Díaz Ayuso que ha anulado una reunión con el presidente de Aragón, Javier Lamban, para estar al lado de Mañueco y dar una pátina de normalidad a lo que la dirigente madrileña siempre ha defendido, sus pactos con la ultraderecha de Vox. La lideresa de la Comunidad de Madrid se encuentra muy a gusto con sus nuevos socios y no para de decirlo a quien quiera escucharla. Y con ello tendrá que lidiar Feijóo que se podría ver arrastrado por la deriva derechista de su política más eficaz en las urnas.
El PSOE pide al PP que no ceda al chantaje de Vox
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mandó un mensaje claro al PP este pasado fin de semana “ojalá la derecha, con el cambio de liderazgo, mire más a la derecha europea y mire menos a la ultraderecha española”.
El líder socialista tendió la mano, una vez más, al principal partido de la oposición y tras reunirse la semana pasada con Feijóo, quiso hacer tres consideraciones a la derecha: La primera “que no vuelva a las andadas, hay que ser implacable contra la corrupción”; la segunda “que no cedan ante el chantaje de la ultraderecha, se llama violencia de género, no se llama violencia intrafamiliar”; y tercera, que “el desafío que tenemos por delante la sociedad española es la desigualdad. De esta crisis, como la de la pandemia, tenemos que salir con un Estado del bienestar mucho más fuerte, no debilitarlo, como propone la derecha”.
Son tres consideraciones que este lunes el Partido Popular no hará caso. Esa es una señal inequívoca que a Feijóo le queda mucho trabajo por delante. O quizás no ya que podría verse tentado a continuar con el trabajo de su predecesor, Pablo Casado. Sobre todo, si las encuestas le siguen señalando como el gran revulsivo de la derecha y las predicciones electorales le auguran una victoria electoral que, con la suma de Vox, le podrían llevar a La Moncloa en poco tiempo.