Según el fallo, “la madre gestante se obliga desde el principio a entregar al niño que va a gestar y renuncia antes del parto, incluso antes de la concepción, a cualquier derecho derivado de su maternidad […].  En definitiva, se imponen a la gestante unas limitaciones de su autonomía personal y de su integridad física y moral incompatibles con la dignidad humana. Por otra parte, el futuro niño, al que se priva del derecho a conocer sus orígenes, es tratado como un objeto de cambio, se «cosifica»”, argumenta el escrito de la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo.

De este modo, el Supremo insiste en que el reconocimiento de filiación de la maternidad debe concederse mediante adopción. De esta forma se satisface el interés superior del menor, tal y como exige el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Esta última pronunciación del Supremo va en la línea de la sentencia de pleno 835/2013, que declaró que los contratos de gestación por sustitución vulneran los derechos fundamentales, siendo contrarios al orden público. De hecho, estos contratos son nulos de pleno derecho de acuerdo al artículo 10 de la Ley de Técnicas de Reproducción Asistida, que advierte de forma taxativa: “Será nulo de pleno derecho el contrato por el que se convenga la gestación, con o sin precio, a cargo de una mujer que renuncia a la filiación materna a favor del contratante o de un tercero”, de hecho, remarca que “la filiación de los hijos nacidos por gestación de sustitución será determinada por el parto”.