El impacto económico potencial del Internet de las Cosas (IoT) podría oscilar entre los 5,5 y 12,6 billones de dólares en todo el mundo para el año 2030, según el estudio 'Internet of Things: Ponerse al día con una oportunidad que se acelera', realizado por la consultora McKinsey & Company.
El IoT describe una red de objetos físicos que llevan incorporados sensores, con el fin de conectarse e intercambiar datos con otros dispositivos y sistemas a través de la Red, mejorando la eficiencia de muchos procesos mediante el uso, por ejemplo, de la Inteligencia Artificial.
Está a la orden del día en la transformación digital de la economía y, poco a poco, se está convirtiendo en algo básico en la vida de los consumidores, empresas y gobiernos. Las fábricas y el sector de la salud son los más beneficiados por el valor económico potencial del IoT. En las fábricas sirve para mejorar la optimización de las operaciones en la fabricación, mejorando la eficiencia, mientras que el ámbito de la salud se favorece de las múltiples ventajas que otorga a los pacientes.
Las grandes corporaciones y gobiernos también se aprovechan de sus ventajas y, la pandemia de la COVID-19, ha “acelerado potencialmente el uso de las soluciones de IoT”. El sector automovilístico se postula como el de mayor crecimiento en este ámbito para 2030.
Se recomienda invertir en talento y la transformación proactiva de las empresas a partir de las soluciones que proporciona el Internet de las Cosas.
Respecto a los países, China es el líder en el uso del Internet de las Cosas, como proveedor de tecnología y mercado final para crear valor. Se estima que el país asiático sea el responsable de más del 25% del valor económico potencial del IoT para 2030.
"La integración conjunta de las soluciones en diferentes áreas y para diferentes usos es lo que potencia la transformación de procesos y la optimización, asegurando que el impacto se convierte en valor para la compañía", aconsejan los expertos de la consultora a las empresas.