Italia ha comenzado el proceso de elección de un nuevo jefe de Estado en un escenario marcado por la división política y grandes problemas de entendimiento. Ninguno de los principales bloques políticos cuenta con los apoyos necesarios para designar un nuevo presidente de la República sin necesidad de negociar con otros partidos, por lo que el diálogo será clave para desbloquear la situación. Ante la falta de armonía, el actual primer ministro, Mario Draghi, podría convertirse en el candidato comodín para ocupar el cargo, aunque eso supondría un nuevo problema ante la necesidad de nombrar un primer ministro para reemplazarlo.
El Parlamento italiano ha comenzado este lunes la elección de un nuevo presidente de la República para sustituir a Sergio Mattarella, cuyo mandato vence el próximo 3 de febrero. El proceso arranca marcado por grandes dificultades para alcanzar un acuerdo que permita designar un nuevo jefe de Estado. Durante los próximos días, un total de 1.008 diputados, senadores y representantes regionales participarán en una votación secreta diaria con el objetivo de nombrar al futuro presidente.
La primera votación ha terminado sin ningún tipo de acuerdo y con una mayoría de papeletas en blanco. De los 976 electores, 672 depositaron papeletas en blanco y ninguno de los candidatos obtuvo un apoyo significativo. Durante las tres primera jornadas el quorum necesario para designar al jefe de Estado es de dos tercios (673 electores), por lo que no se espera que haya un nombramiento hasta el menos el jueves, cuando el quorum se rebaje a la mitad más uno (505).
El bloque de la derecha, compuesto por Forza Italia, y los partidos de extrema derecha La Liga y Hermanos de Italia, cuenta con 454 electores, una cifra insuficiente para conseguir designar al sucesor de Mattarella sin el apoyo de otros partidos. La izquierda, formada por el Partido Demócrata (PD), Libres e Iguales y el Movimiento 5 Estrellas, cuenta con 405, una cifra todavía más alejada de los apoyos mínimos.
La incapacidad de los partidos por llegar a un acuerdo ha hecho surgir la figura del actual primer ministro, Mario Draghi, como posible futuro jefe de Estado de Italia
Ante esta división, el exprimer ministro Matteo Renzi y su partido Italia Viva, que cuenta con una cuarentena de electores, podrían ser decisivos para la votación. El voto secreto también podría convertirse en un importante factor en la situación, ya que en el pasado los parlamentarios que se desmarcan de la posición de su partido y votan a favor de otro candidato han resultado clave.
La incapacidad de los partidos por llegar a un acuerdo ha hecho surgir la figura del actual primer ministro, Mario Draghi, como posible futuro jefe de Estado de Italia. No obstante, esto implicaría la designación de un nuevo político al frente del Gobierno, poniendo al país en riesgo de unas posibles elecciones anticipadas ante la incapacidad de encontrar un nuevo jefe de Gobierno que pueda mantener la coalición gobernante, que agrupa partidos del centro izquierda, como el PD, hasta la ultraderecha de la Liga.
Después de la votación de este lunes, los líderes han multiplicado sus reuniones para debatir posibles candidatos. Matteo Salvini, de la Liga, y Enrico Letta, del Partido Demócrata, comenzaron unas negociaciones que continuarán durante la jornada de hoy.