Un reciente estudio realizado por un laboratorio catarí confirma que, pese a que la eficacia del refuerzo es “modesta”, protege más que no ponérsela. La inyección ofrece menos protección contra ómicron que en otras como delta, pero los estudios señalan que, sin la pauta de vacunación, la situación actual sería catastrófica.
Según los datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, siglas en inglés) estadounidenses, el suero ha tenido una efectividad del 90% contra los ingresos hospitalarios de ómicron. Sin frenar la transmisión, están sirviendo para reducir exponencialmente los casos de covid grave y hacer que muchos superen el virus siendo prácticamente asintomáticos.
El estudio es veraz porque sus datos son el resultado del análisis de un gran grupo de ciudadanos. La muestra ha sido de “una población de 2.232.224 personas vacunadas con al menos dos dosis”, con el objetivo de comprobar la efectividad de las vacunas. Tuvo su fin el día 9 de enero.
Se realizó un seguimiento de entre 35 y 49 días dependiendo de la vacuna pero concluyeron que la tercera dosis es bastante pareja en cuanto a porcentajes de efectividad tanto con Pfizer como con Moderna. Los números son próximos al 50%, muy inferiores a la protección que se obtiene contra la variante Delta, pero suficientemente altos para demostrar que el suero sigue teniendo utilidad en la población general.
Las vacunas evitan, mayormente, las formas graves de la enfermedad. Pero no solo eso, disminuyen también su infección y reinfección
La Comunidad de Madrid, por su parte, publicó un estudio que analiza el porcentaje entre vacunados y reinfectados. Según las cifras arrojadas, la gran mayoría de los que se vuelven a infectar (un 62,5% de los afectados) no estaban inoculados o contaban solo con una de las dosis.
“El riesgo de sufrir una reinfección por COVID-19 se reduce en casi el 60% si se está vacunado”, deduce el estudio, realizado por el Servicio de Epidemiología de la Dirección General de Salud Pública de la CAM.