“The Great Reset” (‘El Gran Reinicio’, en castellano) ha sido el título que el Centro para el Futuro de la Democracia de la Universidad de Cambridge ha elegido para este informe. Recuerda a una de esas frases tan repetidas durante la pandemia: “De esta saldremos mejores”. Parece ser que no era falso, por lo menos eso indica el estudio.
El análisis ha puesto de manifiesto un dato, los ciudadanos cada vez confían más en expertos que en políticos. “La historia de la política en los últimos años ha sido el surgimiento de políticos antisistema que prosperan gracias a la creciente desconfianza hacia los expertos", ha apuntado Roberto Foa, codirector del Centro para el Fu surgimiento de políticos antisistema que prosperan gracias a la creciente desconfianza hacia los expertos turo de la Democracia.
El informe afirma que solo una predicción se puede catalogar como falsa en este momento, “que el mundo después de la pandemia será igual que antes”. El estudio considera que la Covid pondrá fin a la “ola populista de 2015-20”, pero no de forma inmediata. Cree que este proceso será gradual, así como fue el auge de este tipo de políticos. “Así como la “ola populista” tardó muchos años en emerger a raíz de la crisis financiera mundial de 2008 y las crisis de la eurozona que siguieron, también el legado de la pandemia solo se pondrá de manifiesto de forma muy gradual en los años venideros”, asegura el informe.
Los autores apuntan a varios factores para que el populismo vaya perdiendo su atractivo hacia el electorado, uno de ellos hace referencia a la pobre gestión de la pandemia. Desde “gripecita” de Bolsonaro a la “lejía intravenosa contra la Covid” de Donald Trump son numerosos los claros ejemplos de gestiones pandémicas que han provocado que los ciudadanos favorezcan cada vez más las fuentes fiables, como son los expertos “no políticos”.
El estudio pone el foco en países como Estados Unidos o República Checa como países que se han librado de liderazgos populistas, pero asegura que todavía quedan gobernantes como Jair Bolsonaro en Brasil, Viktor Orbán en Hungría o Recep Tayyip Erdogan en Turquía, que deberán enfrentarse a rivales electorales cada vez más populares entre el electorado.