El año se fue como llegó, en mitad de una ola, en este caso la sexta, la más contagiosa de la historia, pero también la que más resistencia y mejor respuesta de los organismos ha tenido, gracias a la doble y triple vacunación de los españoles. Los efectos de la variante Omicrón, no es exactamente que sean más leves, sino que encuentran al organismo humano vacunado y resistente, por la tanto hacen menos daño. En enero de 2021 todavía rondaba por nuestro país la tercera ola de la pandemia que el 27 de enero, rozaba los 900 casos por cada 100.000 habitantes, la incidencia más alta de toda la pandemia. Ya hacía poco más de un mes, en diciembre de 2020 que se anunciaba la aprobación del Plan Nacional de Vacunación. Fue el 27 de diciembre, cuando Araceli Hidalgo, de la Residencia Los Olmos, se convirtió en la primera persona de España en recibir el pinchazo. Casi un año después, cerca del 90% de la población diana ha seguido sus pasos y ya tiene la pauta completa.
El 2021 ha sido un año, que sin duda ha estado marcado por la vacunación. Un plan que comenzó con el incumplimiento de los contratos, retrasos de las partidas y, como se supo más tarde, cargos políticos, militares y eclesiásticos que se saltaron el turno de vacunación. Pese a ello las cifras abalan el éxito de la vacunación española.
El seis de enero la Agencia Europea del Medicamento (EMA), aprobaba el segundo suero para luchar contra el coronavirus, la vacuna norteamericana Moderna. Seis días más tarde llegaban a España aquellas recetas que hasta la fecha han inmunizado a 4,8 millones de personas en nuestro país. En esos días una histórica nevada dejó cubierta de nieve a gran parte de España. El año entraba pisando fuerte.
El Ejecutivo de Pedro Sánchez había decretado el tercer Estado de Alarma por motivo de la pandemia el 25 de octubre de 2020, este estuvo en vigor hasta el 9 de mayo de 2021. En virtud de esta media se llevaron toques de queda en todo el país y limitaciones de movilidad intercomunitarias. También se llevaron a cabo confinamientos para determinadas localidades y “zonas básicas de salud”, como los cierres llevados a cabo en Madrid, que fueron duramente criticados.
En el primer mes del año fueron numerosas las dimisiones por saltarse el turno de vacunación. El 23 de enero se conocía el cese del Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), Miguel Ángel Villarroya, por saltarse el turno de vacunación, también es destituido el oficial de enlace de la Guardia Civil en el Estado Mayor de la Defensa (EMAD). Tres días antes lo había hecho el consejero de Salud de Murcia, Manuel Villegas, tras conocerse que había recibido el pinchazo junto a otros altos cargos y 460 funcionarios de su departamento. En el primer mes de vacunación ya figuraban cientos de personas en las listas de inmunizados fuera de su turno.
Enero ya estaba casi acabando, cuando el 27 de ese mes, se hizo público que Salvador Illa abandonaba su cargo como ministro de Sanidad, para dedicarse a su candidatura a las elecciones autonómicas catalanas de 2021.
Febrero entro con una nueva ministra de Sanidad, Carolina Darias, pasaba a hacerse cargo de la cartera de Salud. El nuevo mes trajo consigo una tercera vacuna aprobada por la EMA, AstraZeneca, que durante el primer mes de comenzó administrándose a personas menores de 55 años. Fue un mes más tarde cuando el plan de vacunación paralizó los pinchazos de este suero a la espera de que la EMA se pronunciase sobre casos de trombosis relacionados con la vacuna. Apenas tres días después se retomó el uso de este preparado, que paso a ser aplicado a mayores de 60 años.
Simultáneamente mientras la tasa de incidencia disminuía en España, en Estados Unidos la monodosis de Johnson & Johnson, Janssen, era aprobada, como sucedería en Europa el 11 de marzo, convirtiéndose así en la cuarta vacuna contra la Covid-19.
El tiempo corría y con ello la voluntad de las administraciones de aumentar el ritmo de vacunación, con la firme convicción de llegar a la “inmunidad de rebaño”, que en un primer lugar se situó en el 70% de la población vacunada, lo cual se estimó que sucedería a final de verano. Estimación truncada con la aparición de las nuevas cepas que hicieron que se pronosticara que aquella inmunidad llegaría con el 90% de la población con la inmunización recibida.
Los buenos resultados en la vacunación se hicieron notar, iba “como un tiro”, tal y como aseguró Carolina Darias. El primer fin de semana de mayo se alcanzaron los primeros 5 millones de personas inmunizadas, se habían administrado más de 17 millones de dosis. La cifra se duplicó la primera semana de junio, cuando se alcanzaron los 10 millones de españoles inmunizados, y a mediados de ese mes, un 45% de los españoles ya habían recibido al menos una dosis de la vacuna, superó así el nivel de vacunación de EEUU, Reino Unido o Francia.
A las puertas del verano, habiendo superado ya dos olas en los primeros 8 meses, España encaraba en esas fechas una tercera, la “quinta ola”, que llegó a dejar una incidencia de 702 casos por cada 100.000 habitantes. En mitad de esta marea de casos la vacunación llegó a los más jóvenes, colectivo todavía no inmunizado y que presentaba mayores tasas de contagios.
Septiembre trajo consigo más de un 75% de población completamente vacunada y las terceras dosis para población inmunodeprimida. En estas fechas la quinta ola comenzó a aflojar su dureza y poco a poco disminuir la tasa de incidencia.
Ahora España encara un nuevo año, 2022, inmerso en una sexta ola, una nueva variante del virus, mucho más contagiosa pero aparentemente menos agresiva. La tendencia observable es que cada vez las llanuras entre ola y ola son más bajas, pero ómicron lo cambia todo.