Reino Unido ha desafiado nuevamente a la Unión Europea con su exigencia de que se apruebe un nuevo protocolo irlandés. Su negativa a cumplir con los acuerdos en materia de control de mercancías en la frontera con Irlanda del Norte le ha valido un expediente sancionador por parte de la UE. Dese Bruselas aseguran estar dispuestos a buscar soluciones innovadoras para desbloquear la situación, pero han asegurado que no accederán a renegociar el acuerdo.
El Gobierno británico exige a la Unión Europea un nuevo protocolo para la situación de las dos Irlandas tras el Brexit. Se trata de un nuevo desafío hacia el bloque comunitario por parte de Londres, que asegura que el acuerdo actual, que fue redactado hace menos de un años, "no funciona" porque se elaboró "a toda prisa". Desde la Unión se presenta hoy una propuesta para simplificar el acuerdo y facilitar su cumplimiento por parte de los norirlandeses y además tratar de convencer a los británicos de que cumplan con lo establecido actualmente.
Reino Unido se niega a cumplir con los acuerdos en relación al control de mercancías de Gran Bretaña a Irlanda del Norte, a pesar de que esta fue una condición acordada necesaria para evitar la reintroducción de una frontera visible entre Irlanda e Irlanda del Norte. Una nueva barrera podría dañar los Acuerdos de Paz de Viernes Santo. El incumplimiento reiterado de esta parte del protocolo ha llevado a la UE a iniciar un expediente sancionador contra el Gobierno británico.
El ministro para el Brexit, David Frost, ha manifestado que a la UE le costaría "muy poco" poner un nuevo protocolo en marcha. Lo ha dicho durante un discurso en Lisboa, en el que también ha anunciado el envío de un “nuevo texto legal” a los socios de la UE con cambios sustanciales en el protocolo.
El vicepresidente de la Comisión responsable de las relaciones con Reino Unido, Marcos Sefcovic, ha asegurado que la UE no piensa aceptar ninguna renegociación del acuerdo, aunque sí existe la voluntad de hallar soluciones "pragmáticas" para desbloquear la situación. Tras una visita a Reino Unido, Sefcovic mencionó la necesidad de agilizar los trámites para el comercio entre el este y el oeste, simplificar las medidas fitosanitarias y corregir los problemas de suministro de medicamentos de Gran Bretaña a Irlanda del Norte, así como cuestiones relativas a los controles aduaneros.
El ministro Frost señala además que Irlanda del Norte "no es territorio de la UE", por lo que ha amenazado con aplicar el artículo 16 del Tratado entre la UE y Reino Unido, que suspende las disposiciones del acuerdo marco de la relación mutua, "si fuera necesario". A pesar de que no ha mencionado todas las disposiciones del texto que Londres ha enviado a Bruselas, sí ha hecho alusión a la creación de un mecanismo de resolución de disputas independiente del Tribunal de Justicia de la UE, una petición inadmisible para el Ejecutivo comunitario.
El vicepresidente de la Comisión responsable de las relaciones con Reino Unido, Marcos Sefcovic, ha asegurado que la UE no piensa aceptar ninguna renegociación del acuerdo, aunque sí existe la voluntad de hallar soluciones "pragmáticas" para desbloquear la situación
Este nuevo pulso coincide con el cierre de la primera ronda de negociaciones entre la UE y Reino Unido para alcanzar un acuerdo sobre las relaciones entre Europa y Gibraltar, un territorio al que no se aplican las disposiciones del acuerdo post Brexit. Se espera alcanzar un entendimiento antes de que acabe el año.
Las partes confían en que la negociación se desarrolle sin sobresaltos ya que, aunque quedan temas por tratar, las bases para el futuro acuerdo fueron sentadas en el pasado entre Londres y Madrid para evitar el caos post Brexit. La UE aprueba la voluntad de ambos países de eliminar la Verja para facilitar el paso terrestre sin barreras físicas, pero le preocupan los controles en el aeropuerto y el puerto, ya que la región se mantendrá fuera del espacio Schengen y la Unión Aduanera.
La propuesta inicial de la Comisión Europea de que las autoridades españolas asumieran el control del aeropuerto y el puerto no fue aceptada por Reino Unido, quien consideró que aquello socavaría su soberanía. Finalmente, se introdujeron cambios como la referencia expresa del “interés” de España para solicitar la asistencia de Frontex durante cuatro años.
Por el momento, Gibraltar está satisfecho con los progresos alcanzados durante la primera ronda. “Los intercambios pertinentes se han llevado a cabo con un espíritu mutuamente constructivo y positivo” han expresado las autoridades en un comunicado. “Estamos deseando continuar con este proceso en las futuras rondas de conversaciones”.