La toma de Afganistán por los talibán ha demostrado la incapacidad de la Unión Europea para actuar de forma coordinada en situaciones de crisis de seguridad. Ahora, los representantes europeos trabajan para desarrollar una política de seguridad común con objetivos concretos y nuevas herramientas que permitan la intervención en los casos necesarios. La UE también debe encontrar la manera de afrontar el nuevo Gobierno para tratar de impedir las violaciones a los derechos humanos y las libertades fundamentales en determinados países. Por ello, el Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores, el español Josep Borrell, avisa que lo acontecido en Afganistán debe servir de "catalizador" para corregir las debilidades de la Unión.
Este jueves los ministros de Defensa de los Estados miembros de la Unión Europea se han reunido para debatir sobre la necesidad de que Europa aumente sus capacidades defensivas. Antes del encuentro, el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, publicó un artículo en The New York Times en el que reflexionaba sobre lo que implica para Occidente la toma de Afganistán por los taliban. "Es un duro golpe para Occidente, Europa y Estados Unidos se unieron como nunca en Afganistán". Se refirió a la debacle de Afganistán como un "evento catalizador de la historia" y aseguró que Europa debe aprender de este hecho.
En su artículo, Borrell deja clara la incapacidad de Europa para actuar de forma autónoma en materia de seguridad. "El momento y la naturaleza de la retirada se fijaron en Washington. Nos encontramos dependiendo de las decisiones americanas". Asegura que la inversión europea en la mejora de sus capacidades en materia de seguridad no solo beneficiaría al conjunto de la Unión, sino que convertirse en un aliado más capaz sería también una "bendición para los Estados Unidos y los intereses de la OTAN". Para que esto sea posible, el mandatario cree en la necesidad de tener una cultura estratégica común que defina cómo afrontar las amenazas a las que tendrá que enfrentarse la Unión Europea.
La UE está trabajando en una "Brújula Estratégica" (European Strategic Compass), un documento que "defina de forma precisa nuestras ambiciones en materia de seguridad para los próximos años", explica Borrell.
En la reunión informal de ministros de este jueves, se discutió precisamente sobre esta Brújula Estratégica. A su llegada a la reunión, el representante de la UE hizo hincapié en la necesidad de Europa de aumentar su defensa para poder afrontar desafíos futuros. A pesar de que no se tomó ninguna decisión por el carácter informal de la reunión, los ministros se comprometieron a trabajar para llevar un borrador final de la Brújula Estratégica ante el Consejo en el próximo mes de octubre.
Una de las medidas concretas que podría formar parte de este documento es la creación de una "fuerza de entrada inicial" compuesta por 5.000 tropas, con soldados de todos los países miembros, capaces de desplazarse en cualquier momento y desempeñar acciones rápidas y concretas. La Unión Europea ya cuenta con unos grupos de batalla en clave nacional. Cada mes, uno de ellos está preparado para actuar, pero ello depende de la unanimidad de todos los Estados miembros, lo que dificulta la rapidez de acción necesaria en situaciones de urgencia. Por eso, a pesar de llevar más de diez años creados, nunca se han activado. Borrell ha defendido a la salida de la reunión la creación de nuevos instrumentos como esta fuerza de entrada para "elevar el nivel de preparación mediante entrenamiento y ejercicio militar conjunto".
"Después de fracasar en evitar que tomaran el país, ahora debemos lidiar con ellos"
Con respecto a la situación en Afganistán, los ministros coinciden en que mantienen su compromiso con el país y tratarán de impulsar un gobierno de transición inclusivo mediante negociaciones. La Comisión Europea ha aumentado la ayuda humanitaria hasta los 200 millones de euros, el desafío se encuentra ahora en conseguir que las ayudas lleguen a aquellos que las necesitan, especialmente a las mujeres, niñas y minorías amenazadas, y asegurar el respeto de los derechos humanos en la región. "Después de fracasar en evitar que tomaran el país, ahora debemos lidiar con ellos" ha dicho Borrell.
La crisis afgana demuestra las carencias de la Unión Europea a la hora de actuar en situaciones graves y de extrema urgencia y subraya la necesidad de que la organización cuente con sus propios recursos. De no ser así, Europa seguirá dependiendo de Estados Unidos en situaciones como la que se ha vivido en el aeropuerto internacional de Kabul. Además, no será capaz de hacer frente a las futuras amenazas que se ciernen sobre el continente, resultado del cambio que experimenta el panorama regional. Lo sucedido en Afganistán debería ser una llamada de atención para que Europa fortalezca el compromiso entre sus Estados y su habilidad para defender sus propios intereses.