Los soldados españoles que han participado en las tareas de rescate en Afganistán comparten una sensación de satisfacción y dolor amargo. También vuelven rotos por las escenas desgarradoras que han contemplado, sobre todo con las personas que se quedaron allí y no han podido ser expatriadas. Ya aquí, en Torrejón de Ardoz, los recién llegados, se mostraban sin nada, rotos, pero muy agradecidos por salvar la vida. Las misiones de rescate del Ejército español y los países de la OTAN, finalizaron el pasado viernes. En total, el número de personas rescatadas por nuestras tropas ha ascendido a 1.900.
Hay decenas de testimonios desgarradores de muchos de nuestros militares, que tuvieron que coger a niños en sus brazos, para que pudieran ser entregados a las familias que ya estaban a punto de embarcar. O incluso aquellos que tuvieron que marcharse dejando atrás familiares que desaparecieron a las puertas del aeropuerto internacional de Kabul, o sencillamente les fue imposible aproximarse. Todos ellos son conscientes de que miles de afganas yafganos, y sus familias, que colaboraron con los Estados Unidos o los páises de la Otan, se han quedado en tierra y su vida está amenazada de muerte. Muchas mujeres, profesoras, doctoras, políticas, o simples mujeres, se quedaron en sus casas, sentadas esperando a que vengan a matarlas los taliban. Por mucho que los países occidentales, tilden las labores de evacuación como un éxito, ello no consigue tapar el gigantesco error de los EEUU y las fuerzas de la OTAN, que tras veinte años de ocupación, han dejado el país y a sus ciudadanos, como estaban e incluso peor.
Juan Alberto Barba, capitán del Ejército del Aire destinado en Afganistán, lamenta que haya tanta gente que han tenido que abandonar en el país. "Tenemos una sensación agridulce porque se ha quedado gente atrás, pero alegría porque hemos superado con creces las expectativas" declaró en una entrevista para La Sexta en la que también explicó el impacto que le causó ver una gran cantidad de niños y niñas subiendo a los aviones, y es que más de la mitad de los refugiados son niños.
Fue todo tan precipitado, que sólo quedaron diez días para evacuar al máximo número de personas. El Ejército del Aire español informa de que ha rescatado a 400 personas de la ciudad de Kabul. El número de desplazados se sitúa en 1.900 personas, entre las que se encuentran cooperantes afganos de España y otros países de la Unión Europea y sus familias, cooperantes de la OTAN y la ONU y personal diplomático español. Las tropas sienten que han cumplido con su misión, pero al mismo tiempo todos los soldados que han ofrecido entrevistas a los medios de comunicación coinciden en que, de haber tenido más tiempo, les habría gustado ser capaces de sacar a más gente del país.
José Manuel Vega es voluntario en el Programa de Refugiados de la Cruz Roja y ha colaborado con la organización asistiendo a los ciudadanos afganos rescatados por el Ejército español. El joven ha explicado a La Hora Digital cómo fue su experiencia durante los días que pasó en la base aérea de Torrejón de Ardoz y su contacto con los afganos repatriados. Asegura sentirse muy orgulloso del impresionante dispositivo puesto en marcha por el Gobierno español, el Ejército y la Cruz Roja, que han trabajado para que la llegada de los refugiados y su estancia en la base militar fuera lo más cómoda posible, dadas las circunstancias.
"Había mucha gente, sobre todo muchas chicas, y casi todos de mi edad" explica, "me sorprendió mucho que hubiera tanta gente joven". Ha querido destacar la solidaridad demostrada por todos los voluntarios que, como él, emplearon su tiempo libre para ayudar en esta situación tan crítica. "Todos eran voluntarios. Era muy bonito porque todo el mundo estaba ahí un domingo, el día que libraban del trabajo. Había compañeras que eran médicos y muchas enfermeras que usaban su día libre para ir".
De su experiencia con los ciudadanos desplazados, asegura que casi muchos de ellos, ya aquí, se mostraban "tranquilos e increíblemente agradecidos y era muy fácil comunicarse con ellos porque la gran mayoría saben hablar inglés o español. La mayoría de ellos son personas con estudios y profesiones cualificadas que han colaborado con la embajada de España y otros países de la UE.
"Prácticamente eran todo familias, muchísimos niños y muchísimas niñas. Pasaban uno o dos días en la base y después los recogían unos autobuses para llevarlos a otra localidad de España u otros países de la Unión Europea, porque también hemos recogido a colaboradores de otras embajadas".
"La verdad es quevenían con prácticamente nada, dos prendas de ropa como mucho y el móvil para poder comunicarse con sus familias, aunque no todos tenían", explica el jóven voluntario Jose Manuel Vega. Nos cuenta, que la Cruz Roja ha puesto a su disposición todo lo que las familias pudieran necesitar porque se han visto obligadas a abandonar su hogar y todo aquello que tenían en Afganistán. "Han dejado atrás todo para salir corriendo, sin bultos y sin nada, no creo ni que entraran en el avión porque los grupos que venían eran muy grandes".
"Nos fuimos agotados y muertos de calor, pero la verdad es que lo repetiría mil veces. Me impresionó mucho que hubiera tanta gente, todos ayudando en sus días libres porque querían"
José Manuel ha explicado la sensación de realización que obtuvo de esta experiencia y recalca lo conmovedor que le resultó ver a tanta gente ofreciendo su ayuda. "Nos fuimos agotados y muertos de calor, pero la verdad es que lo repetiría mil veces. A mí me impresionó mucho que se apuntara tanta gente, además gente de todo tipo y todas las edades, todos ayudando en sus días libres porque querían".
El comandante David Ureta explicó a Cadena SER que ha habido gente a la que no ha sido posible sacar de la capital del país como consecuencia de la falta de tiempo. En la entrevista también quiso destacar algunos sucesos estremecedores con los que han tenido que lidiar en el aeropuerto. "Hemos vivido sucesos bastante delicados, no eran capaces de saber si toda la familia estaba dentro". Entre ellos, Ureta destacó un caso concreto en el que una madre perdió a su bebé al subir al avión. "Metimos a una mujer y a su hijo y no se dio cuenta de que su marido y su hijo lactante no habían entrado. La vida del bebé corría peligro. Cuando lo supimos no lo dudamos y fuimos de nuevo al control para conseguir meterlo. Al final lo encontramos y eso nos dio un subidón de alegría".
Los testimonios de los ciudadanos afganos también hacen palpable el horror que se ha vivido en el aeropuerto internacional de Kabul durante los últimos días. Una mujer afgana que fue rescatada por Alemania contó el calvario por el que tuvieron que pasar hasta ser capaces de llegar a los aviones. "Tuvimos que abrirnos paso a la fuerza y mi hijo pequeño se cayó y estábamos asustados, pero lo logramos".