España es el país europeo que mejor ritmo de vacunación mantiene aunque los contagios no paran de subir entre los más jóvenes. Con la mayoría de los mayores de 50 años vacunados, las personas de entre 12 y 40 años están sufriendo una nueva ola de coronavirus a causa de dos factores principales: la desprotección inmunitaria frente a la COVID-19 y la alta frecuencia en las actividades de mayor interacción social y de ocio nocturno.
La tasa de incidencia acumulada de 14 días ha evolucionado al alza en las últimas 3 semanas alcanzado el pasado viernes los 152 casos por cada 100.000 habitantes, un repunte muy importante tras la lenta reducción de los contagios durante el mes de mayo y la primera parte de junio.
Con la publicación esta semana de los datos de incidencia acumulada organizados por grupos de edad se ha podido comprobar que el crecimiento de los contagios se concentra sobre todo en la población que va de los 12 a los 29 años y, en menor medida, en el grupo de 30 a 39 años. Por tanto, los expertos consideran que se ha producido una nueva ola de coronavirus concentrada en el grupo de edad de 12 a 40 años.
En este ola, la población afectada no es proclive a padecer la enfermedad de forma severa, a ser hospitalizados o a tener riesgo de fallecimiento por lo que el impacto es bastante menor aunque los expertos alertan de que sí tiene un importante impacto sobre la atención primaria que ya está muy fatigada y poco reforzada. Además, el aumento de la transmisión propicia el surgimiento de nuevas variantes, como la delta, que en parte es la culpable de la situación epidemiológica actual en España.
Como parte positiva, cabe destacar que los mayores de 50 años ya tienen una buena cobertura de vacunación frente al coronavirus, con un 100% personas con la pauta completa en el grupo de mayores de 80 años, un 96,8% en el grupo de 70 a 79 años, un 77,5% en el grupo de 50 a 59 y algo más rezagados, el grupo de 60 a 60 años con un 50,8% de personas con la pauta completa; por lo que están protegidos frente a este nueva ola.
Sin embargo, también debemos destacar como aspecto negativo de la nueva ola el impacto económico de la misma, pues puede llegar a tener un efecto disuasorio en el turismo por lo que, según los expertos, es primordial atajar la situación epidemiológica.
Lo cierto es que los centros de atención primaria ya han comenzado a notar el aumento de infecciones y su repercusión en la calidad de la sanidad y en el trato del resto de patologías.
“En mi centro de salud hay un nivel de trabajo altísimo, hay días que no has podido ni saludar a la compañera. Una médica me comentaba que había hecho en un día 70 visitas entre telefónicas, por internet y alguna presencial. Así no se puede trabajar con dignidad ni calidad” ha asegurado para El País Mari Luz Talavera, enfermera de atención primaria en el municipio de Caldes de Montbui (Barcelona).
José María Molero, portavoz de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria aseguró también para El País que los nuevos afectados por el coronavirus no darán “faena en cuanto al control clínico porque son casos leves sin enfermedades de base, así que el seguimiento y el control es más espaciado. Pero la realización de pruebas en ellos y el estudio de contactos duplica el trabajo”.