Quien crea que esta madre de una niña con parálisis cerebral severa a causa de violencia obstétrica va a venirse abajo, no la conoce. Su lucha diaria por sacar a su pequeña adelante la ha curtido frente a cualquier batalla. “Parece ser que las feministas tenemos un problema muy serio en los países donde se están introduciendo las leyes de autodeterminación de identidad de género. Las mujeres hemos sufrido durante milenios violencia contra nosotras de todo tipo, tanto física, como psicológica, económica, estructural, simbólica... Todas hemos sufrido en algún momento de nuestras vidas una injustica por el hecho de ser mujer: tocamientos, despidos por quedarte embarazada, cobrar menos, más carga de trabajo de cuidados... Pues a todo este entramado de injusticias, el feminismo lo etiqueta como género", explica.
Para esta reconocida feminista lo único que están haciendo las leyes de autodeterminación de género es introducir términos confusos “como la expresión de género, normas, comportamientos que hay que erradicar y que sin embargo se están protegiendo porque se cree que forman parte de la personalidad. Ahora me pregunto yo, si a las psicólogas nos llegan mujeres que han sufrido todo tipo de violencias, y nos dedicamos a desentrañar esos mandatos de género y además a tratar ese malestar psicológico producido por el género, ¿estamos haciendo algo malo?”.
Y es que la autora de Nace una mamá resiliente se cuestiona si según la ONU la expresión de género es la forma en que manifestamos nuestro género mediante nuestro comportamiento y nuestra apariencia, “¿es la expresión de género mostrarse sumisa ante el maltrato? ¿Es la expresión de género intentar alcanzar como sea un ideal de belleza, aunque eso te cueste la vida? ¿Es la expresión de género resignarse a que un padre rabioso te quite tu criatura en un divorcio? ¿Es la expresión de género de un varón maltratar a una mujer? Todo esto son ejemplo de comportamientos que se explican por la socialización basada en el sexismo, el género”. Desde La hora digital hablamos con ella para que nos de todas las respuestas.
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¿La acusación desde el movimiento queer de hacer terapias de conversión es cuanto menos surrealista?
Muy surrealista. Todo ha surgido a raíz de darme cuenta de que el género hay que erradicarlo y no permitir que las leyes lo blinden. Me he dado cuenta de que la infancia está en peligro porque estas leyes permiten que las criaturas tomen decisiones que afectarán a su desarrollo físico y psicológico para toda la vida sin ninguna evaluación, ni contando con la opinión de la madre y del padre. Escribí un hilo al respecto apelando a que dejaran a los niños y niñas en paz, desarrollándose y jugando como quieran, recordando que la coeducación es educar sin estereotipos sexistas y en la igualdad de oportunidades independientemente del sexo. Pues recibí varios comentarios del tipo "qué pena por tus pacientes".
Así que escribí un tuit donde declaro que soy crítica con la identidad de género porque el género hay que erradicarlo y que mis pacientes estaban progresando porque es lo que trabajo en mis sesiones. Resulta que ahora, deshacerse de aquello que nos oprime es terapia de conversión. Me han acusado de discriminar a personas "trans", cuando en ningún caso se puede interpretar de mis tuits ninguna discriminación; solo estoy señalando que la losa de opresión de las mujeres no se puede proteger, puesto que nos deja sin margen para denunciar el sexismo, sin perjuicio de que cada persona desarrolle su personalidad como quiera, tal y como recoge la Constitución. El acoso que estoy recibiendo es una prueba de ello.
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¿El acoso viene de cuentas como la de Celia Blanco quien anima a perseguirte en tus redes y hasta por WhatsApp?
Sí, parece que hay varias cuentas, esta es una de ellas, que han estado difamando y calumniando, diciendo que no soy psicóloga, ni estoy colegiada, que si hago terapia de conversión... nada de esto es cierto. Soy licenciada en psicología, habilitada para el ejercicio de profesiones sanitarias, colegiada y por supuesto en mi consulta respeto las orientaciones sexuales de mis pacientes y su personalidad, aunque hay que entender que precisamente a la consulta de psicología se va también para trabajar aspectos de la personalidad que producen malestar. Mi labor consiste en ayudar a las personas a aceptarse, a quererse, cuidarse, amar su cuerpo, protegerse del maltrato, incentivar la seguridad en sí misma, valorarse, conseguir independencia emocional, encontrar su propósito vital, elaborar duelos, gestionar el estrés, comunicarse asertivamente... Nada extraño.
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¿Vas a valorar denunciarla por difamación y calumnia según los artículos 205 al 215 del Código Penal?
Afortunadamente no estoy sola en esta lucha, mujeres feministas de toda España me han apoyado y eso me da mucha seguridad. Algunas lideran asociaciones y son abogadas y se han puesto a mi disposición. Si estas difamaciones y calumnias llegan más lejos, no dudaré en tomar medidas legales. Para quiénes no me conozcan, como madre de una niña con discapacidad fruto de violencia obstétrica, yo me he enfrentado a batallas más duras. La primera, la muerte y reanimación de mi hija y la incertidumbre de que lograra vivir, la segunda, he demandado a la administración y he ganado, he ido a la fiscalía a denunciar la falta de recursos para mi hija... Realmente, defenderme de la calumnia y difamación, cuando mi trabajo me llena, me satisface y es justo, no me perturba en absoluto.
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¿No hay nadie que sea consciente de que influir en la infancia con el desarrollo sexual como lo está haciendo el transgenerismo es cuanto menos peligroso?
La infancia es una etapa de la vida que se caracteriza por el aprendizaje a través del juego. Las personas adultas debemos esforzarnos porque los estereotipos sexistas no les influyan, o lo hagan lo mínimo posible.
La socialización en la feminidad y masculinidad, el género, es muy fuerte, reciben que lo que se asocia a mujeres se considera inferior y lo que se asocia a los varones se considera superior. Las criaturas aprenden esto con su propia experiencia, porque se relacionan todos los días con las personas adultas y observan; asimilan y acomodan todo lo que les llega. Educar en el feminismo consiste en ayudarles a entender que no hay “cosas de niño” ni “cosas de niña” y que son libres dentro de lo razonable y el deber que tenemos de protegerles.
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¿Pero si se les confunde diciéndoles que hay juegos, comportamientos, sentimientos y emociones propios de niños y de niñas lo que se hace es inculcarles el sexismo?
Así es. Todas sabemos que muchas familias lo que hacen es insistir para que la criatura no se salga de la norma sexista (“eso es de niño”, “eso es de niña”, “las chicas salen con chicos”), incluso usando métodos dañinos con violencia física y psicológica, pero ahora, también se le dice a la criatura que ha nacido en un cuerpo equivocado o que realmente el sexo no importa, convirtiendo la feminidad y masculinidad en una esencia, como un alma que reside en el cuerpo, cuando realmente todo es educación sexista. Esta opción, pone a la criatura en una situación de maltrato, por un lado, porque su entorno no acepta cómo se está desarrollando y le persuaden para cambiar, y por otro, porque se le empuja a modificaciones corporales irreversibles, en mi opinión, a una agresión a su cuerpo que no aporta nada en ese momento. Estas terapias afirmativas están contempladas en las leyes de autodeterminación. Creo que no debería haber prisa en hacer tratamientos médicos y estéticos a los niños y niñas.
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¿Hay que ceder de forma complaciente los derechos que tanto hemos luchado las mujeres?
En absoluto. El Estado de Derecho tiene que articular las leyes para todas las personas podamos vivir con justicia, pero no a costa de llevarse por delante los derechos de las mujeres y criaturas.
Muchas tienen miedo a señalarse, pero realmente lo que he recibido son centenares de mensajes de apoyo porque lo que yo, y muchas defendemos, es lo justo. Yo animo a las mujeres a reflexionar sobre este asunto de la opresión por género, a leer libros, seguir a mujeres expertas y estudiosas que llevan décadas en la lucha, y, sobre todo, a no dejarse amedrentar.
Estamos en un momento histórico donde el dinero manda más que nunca, y se junta con avances tecnológicos que cada vez irán a más. El individualismo se está convirtiendo en una filosofía de vida entre la gente, que se dedica a satisfacer deseos sin ninguna medida más allá del dinero que disponen, como el caso de los vientres de alquiler, por ejemplo, que es compraventa de bebés.
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¿Parece que importa más el transgenerismo que luchar para ayudar a miles de familias como la tuya?
Me entristece muchísimo que las familias que tenemos criaturas con discapacidad apenas tengamos recursos. Yo he tenido que recoger tapones, vender tazas, agendas, bisutería, hacer rifas... para pagar las terapias de nuestras criaturas porque no están subvencionadas, y pagar adaptaciones de la casa y el coche, ayudas técnicas que no te recetan...
Mi decepción con este gobierno, al que yo puse ahí con mi voto a Podemos, es enorme cuando veo que desde el Ministerio de Igualdad apenas se presta atención a la discapacidad. Estamos las madres pidiendo que la prestación por cuidado de menor con enfermedad grave no tenga limitación por edad, los 18 años, porque la discapacidad no desaparece con la mayoría de edad, siguen necesitando cuidados y no nos echan cuenta.
Estamos pidiendo atención psicológica, y afortunadamente algunas madres nos hemos organizado para hacerlo a través de una asociación, que me permiten liderar, que es Instituto Magnolia y que está preparando un programa maravilloso para el curso que viene que ofrece más apoyo psicológico; pero nos encontramos solas, que nadie nos ve, somos invisibles, y por supuesto, no tenemos cientos de marcas comerciales apoyándonos. Nos gustaría que también se acordaran de la infancia con discapacidad y sus familias, las madres principalmente, que somos las que estamos al pie del cañón 24 horas durante siete días de la semana para cuidar de su bienestar el tiempo que estén con nosotras.
Nuria Coronado Sopeña es periodista, conferenciante y formadora en comunicación no sexista. Además es autora de Mujeres de Frente y Hombres por la Igualdad (Editorial LoQueNoExiste); Comunicar en Igualdad (ICI), documentalista de Amelia, historia de una lucha (Serendipia) y Premio Atenea 2021 @NuriaCSopena