Este martes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibe en una reunión oficial, al presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonés, tras su investidura el pasado mes de mayo. Tras la concesión del indulto a los presos del procés se inicia ahora lo que ambos denominan la etapa del entendimiento protagonizada por la mesa de diálogo que se abrirá entre el Gobierno de España y el Gobierno autonómico catalán. Las posturas iniciales están muy alejadas pero el objetivo es buscar puntos de encuentro. Aragonés defiende el referéndum de autodeterminación, la amnistía para los presos y los vinculados al procés de 2017. Y Sánchez ofrece mejorar el estatut, la financiación, las inversiones, la fiscalidad, etc. Pero siempre dejando claro que no aceptará nada que esté fuera de la ley y de la Constitución.
Este martes, a las cinco de la tarde, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibirá oficialmente al presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonés, tras su investidura del pasado mes de mayo. La cita se enmarca en la costumbre institucional por la que el Jefe del Ejecutivo recibe a los nuevos presidentes autonómicos salidos de las urnas. Así, también, el próximo 9 de julio recibirá a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Pero en el caso del encuentro con el presidente catalán confluye además el comienzo de una nueva etapa de diálogo y concordia para tratar de buscar soluciones a la cuestión catalana que ha protagonizado la política española de la última década.
El presidente del Gobierno quiere continuar con la senda comenzada con la concesión de los indultos a los presos condenados por el procés de 2017 y ofrecer una alternativa que baje la tensión con Cataluña. El Gobierno socialista busca bajar la tensión y que se hable también de cuestiones muy importantes para la ciudadanía catalana que no gire en torno a la independencia o un referéndum de autodeterminación que no cabe en nuestra Constitución.
Para ello, retomará la denominada "Agenda para el Reencuentro" que presentó al entonces líder catalán, Quim Torra y que incluía 44 puntos con temas como propuestas tributarias, aprobación de textos legislativos, inversiones públicas, financiación autonómica y municipal, etc. Esa hoja de ruta fue la que llevó Pedro Sánchez a Barcelona a la primera reunión de la mesa de dialogo que se conformó a principios de 2020 pero que quedó completamente suspendida con la llegada de la pandemia. Después, se entró en un periodo electoral con la marcha de Torra, inhabilitado por los tribunales, y solo ahora se dan las condiciones para proseguir el plan trazado.
Por su parte, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, llega a La Moncloa con la intención de seguir reclamando un referéndum de autodeterminación y la amnistía para todos aquellos condenados por los hechos del otoño del 2017 cuando se produjo el referéndum ilegal y la aprobación de las leyes de desconexión así como la Declaración Unilateral de Independencia.
Precisamente justo el día de este encuentro entre ambos mandatarios, el Tribunal de Cuentas ha emitido su informe fiscalizador por el que pide los líderes del movimiento independentistas cerca de 4,5 millones de euros que es lo que estima que se gastó la Generalitat en las 'embajadas catalanas' y el autodenominado Consejo de la Diplomacia Pública de Cataluña. Se trata de una cantidad de dinero que se le reclama a los expresidentes Carles Puigdemont y Artur Mas, así como a Oriol Junqueras, Raül Romeva, Jordi Turull y otra treintena de altos cargos de la Generalitat.
Tal y como indicó este pasado fin de semana el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, se trata de "piedras en el camino" que se deberán sortear en esta nueva vía del diálogo que ahora se abre.
Se espera que en la reunión de este lunes, Sánchez y Aragonés dejen sentadas las bases del diálogo y los próximos pasos a dar. Se debe decidir quién conformará esa mesa de diálogo que lleva tanto tiempo en preparación y lo que llega a este espacio de diálogo. Por parte de la Generalitat, además, deberá acordar previamente las cuestiones y los políticos que participan ya que estamos hablando de un Gobierno conformado por ERC y por Junts que cada vez más tienen estrategias alejadas en la cuestión de la independencia. Por parte del Gobierno central, también de coalición, está por ver si participa alguien de ala morada tras la retirada de la política de Pablo Iglesias.
Desde Moncloa están convencidos de encontrar un clima propicio para continuar con el diálogo después de la arriesgada y valiente decisión de los indultos que ha supuesto en el seno del PSOE un difícil debate ya que hay socialistas manifiestamente contrarios a que el Ejecutivo concediese la medida de gracia.
Ahora Sánchez y los suyos piden a los independentistas gestos también valientes para que todo pueda continuar por cauces normales, sobre todo teniendo en cuenta la posición de la derecha y la ultraderecha que ha tomado como bandera un supuesto ataque a España, a la unidad del país y de sus ciudadanos en este tema de la cuestión catalana.
Ahora llega el parón veraniego pero se da por hecho que será en septiembre cuando se reúna por primera vez la mesa de diálogo y se inaugure un camino que rompa con el pasado de confrontación y se recupere un clima de entendimiento en el que se plasmen los intereses de los independentistas pero, sobre todo, de los no independentistas que suponen prácticamente la mitad de los catalanes, olvidados durante mucho tiempo.