Esta semana, diecisiete lideres de los países miembros de la Unión Europea pedían en una carta la defensa de los derechos fundamentales para todos los ciudadanos europeos y alertaban sobre los ataques por razón de sexo, en vísperas de la celebración del Día Internacional LGTBI. No nombraban directamente a Hungría pero lo cierto es que la aprobación de una nueva ley que supuestamente protege a los menores es en realidad un ataque a las libertades sexuales y una estigmatización para los homosexuales. Y es algo intolerable para los socios comunitarios. En plena celebración de la Cumbre de la UE, presidentes como el holandés, Mark Rutte; o el luxemburgués, Xavier Bettel, han dicho en persona a Viktor Orbán, líder del Ejecutivo húngaro que esta legislación rompe todos los consensos sobre cuestiones que deberían estar superadas y que o van a aceptar que un país trasgreda ciertas líneas rojas. Por ello, incluso invitan al país centroeuropeo a abandonar la UE, al igual que ha hecho Reino Unido, si no están dispuestos a aceptar las normas que se han dado entre todos.
Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea están reunidos en Bruselas en una Cumbre de líderes que tenía en su agenda asuntos relevantes como la salida de la crisis sanitaria de la Covid-19 o las relaciones exteriores de la UE con países como Rusia o Turquía. Pero la actualidad ha hecho que el principal foco de discusión haya sido la aprobación de una ley por el parlamento de Hungría que trasgrede líneas rojas básicas y supone un ataque al colectivo LGTBI y una discriminación por razón de sexo. Durante la semana, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, así como los representantes de 17 países del club comunitario, entre ellos Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, lanzaron claros mensajes al Gobierno húngaro y a su controvertido líder, el ultraconservador Viktor Orbán. Todos le instaron a retirar la nueva legislación, que ha sido aprobada con tan solo un voto en contra, o tendría que asumir las consecuencias de romper derechos fundamentales que forma parte de los pilares de la Unión.
A la llegada de los líderes a la reunión, la tensión se ha intensificado de tal manera que hay socios que piden abiertamente a Budapest que abandone la Unión si no está dispuesto a aceptar ciertas normas. El más duro ha sido el primer ministro holandés, Mark Rutte que afirmó a su llegada a la cumbre que "hay que derogar esta legislación ya que es realmente terrible lo que está sucediendo en Hungría en estos momentos. Si lo piensas, estás retrocediendo cien años en el tiempo. Lo que puedo hacer es asegurarme de que los otros 26 Estados miembros pongan fin a esto. Nunca imaginé cuando llegué a este cargo hace 11 años que, además de luchar por el mercado interior, un euro fuerte, y la seguridad colectiva que nos brindamos al ser miembros de esta hermosa Unión Europea, todavía tenías que hablar de este tipo de valores fundamentales. Tenemos que doblegar a Hungría en este punto. Deben darse cuenta de que si son miembros de la Unión Europea, nadie puede ser discriminado por motivos de sexualidad, color de piel, género. Es innegociable... o deben irse".
Es el mensaje más duro y transparente que ha recibido el gobierno húngaro, aunque saben en el Gabinete de Orbán que es una especie de "brindis al sol". Las normas comunitarias no establecen ningún mecanismo de expulsión, solo se puede encarar la puerta de salida si el país miembro lo pide, como hizo el Reino Unido con el Brexit. Pero sí hay mecanismos lo suficientemente duros como para que Hungría cambie de posición ya que podría quedar completamente aislada dentro del club comunitario. El más radical es el bloqueo del voto en el Consejo aunque para ello se necesite la unanimidad del resto de 26 países, algo que tampoco es fácil ya que Polonia, aliado incondicional de Orbán, no lo permitiría.
Lo cierto es que tras once años en el poder, el ultraconservador Víktor Orbán, se encuentra ya muy aislado. Hace meses que su partido fue expulsado del Grupo del Parlamento Popular Europeo lo que le quitó mucho peso dentro de las instituciones comunitarias. Ahora trata de hacer un frente común junto a la Liga Italiana de Salvini o el PiS del polaco Jaroslaw Kaczynski, pero no consigue armarlo.
Enfrente tiene a países de todos los colores, socialistas, liberales, conservadores. precisamente la carta que varios de los gobiernos europeos enviaron esta semana a Bruselas está rubricada por Bélgica, Dinamarca, Alemania, Estonia, Irlanda, Grecia, España, Francia, Italia, Chipre, Letonia, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Finlandia y Suecia.
Las declaraciones se han producido en cascada ante los medios, pero también durante la cena de líderes de este jueves se produjo un largo y profundo debate sobre la cuestión. Xavier Bettel, primer ministro de Luxemburgo y declarado homosexual, contó su experiencia personal para atacar la nueva ley húngara "Aceptarte a ti mismo siendo gay fue lo más difícil. Y escuchar ahora que es porque tal vez vi algo en la televisión cuando era más joven es inaceptable. Mezclar pedofilia, pornografía y homosexualidad es inaceptable".
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, también expresó su total rechazo a la ley húngara y durante su intervención en la cena afirmó que es intolerable "que se identifique la homosexualidad con la pedofilia y la pornografía".