El espíritu traicionero de Pablo Casado y el PP, han vuelto a jugarle una mala pasada a nuestro país. Los medios afines, la caverna mediática, volverán a lavar esta nueva afrenta a nuestra patria y aquí no ha pasado nada. Casado prefiere cerrar filas con partidos marroquíes, que con nuestro gobierno español. El episodio de hace una semana, con la entrada masiva de una oleada de inmigrantes, propiciada por el reinado alauita marroquí, ha supuesto una nueva puesta a prueba del “patriotismo" de Casado y el PP, que lejos de cerrar filas con España y Europa, se han dedicado a agitar las aguas marroquíes para agravar la crisis y así tener más artillería contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Lo que menos importaba, una vez más a Casado, es que este episodio supusiera abrir un flanco por donde se pudiera atacar a España. Ya lo hicieron con ETA, con la pandemia, con los fondos europeos…Con lo que demuestran que “el patriotismo" de Casado y el PP, está necesitando urgentemente un curso prolongado de democracia y lealtad institucional.
Marruecos se independizó de Francia y España en 1956 y de acuerdo con su Constitución es una monarquía constitucional, con un Parlamento electo. Pero el rey de Marruecos, actualmente Mohamed VI, no solo participa de todos los grandes negocios y transacciones comerciales que se realicen dentro y fuera de su país, sino que a nivel político tiene los máximos poderes Ejecutivos, con la posibilidad de disolver el Gobierno y el Parlamento y dirigir las Fuerzas Militares.
Aunque de cara a la galería se celebren elecciones para constituir un parlamento con representación de diferentes partidos políticos, el monarca alauita gobierna su país con mano de hierro y como si se tratara de una propiedad privada. Apoyándose también en su condición de comendador de todos los creyentes que hace del rey la máxima autoridad religiosa islámica en un país donde más del 99,9% de la población es musulmana.
El rey Mohamed VI es un monarca opulento que reina un país sumido en la pobreza. Millones de ciudadanos marroquíes no tienen trabajo, ni escuela, ni seguridad social, ni esperanza en un futuro mejor. Es por esto que muchos de ellos quieren abandonar la tierra de sus ancestros para buscarse un futuro mejor en España y en Europa. De hecho, los ciudadanos marroquíes empadronados en España suman ya cerca de 870.000 siento la primera nacionalidad extranjera presente en España.
Y mientras el pueblo humilde de Marruecos necesita emigrar para sobrevivir, a Mohamed VI se le atribuye un patrimonio de más 8.000 millones de euros, con lujosas propiedades por todo el mundo, especialmente en Francia. En este país posee, ademas de grandes mansiones, un castillo del siglo XVIII cerca de París, multitud de palacios, miles de sirvientes, aviones privados y yates de lujo, más de 500 coches de alta gama y también es propietario de centenas de negocios, hoteles y Spas de lujo. Mohamed VI vive a todo lujo, como cualquier otro multimillonario occidental, por muy comendador de los creyentes musulmanes que sea. Será la voluntad de Alá.
Este multimillonario ha sido exquisitamente educado en Europa y por ello vive “muy a lo occidental”, invocando constantemente para su pueblo la palabra “Libertad”. Lo que me trae al recuerdo a otra dirigente que, salvando las distancias “vive muy a la madrileña”, alojada cuando es menester, gratis total, en hoteles de lujo de los “amigos”. Como a él, a la “musa del PP” le gusta utilizar el concepto de ”libertad” que, obviamente, se aplican solo para sí mismos. Si a él, le importa poco la pobreza de su pueblo, a ella, le importan menos, la salud y las vidas de sus conciudadanos alojados por la pandemia, en hospitales y cementerios.
De Mohamed VI, escriben que es un hombre caprichoso, acostumbrado a imponer más que negociar en igualdad de condiciones. Y con España, lejos de haber establecido una "amistad familiar entre familias reales” que su padre tuvo con Juan Carlos I, pronto se dio cuenta de la herramienta poderosa con la que podía chantajear y obtener buenos réditos, tanto a España como a Europa: la llave de los inmigrantes procedentes de África. De este modo, mercadea también con el dolor y las muertes que sus decisiones políticas causan a su propio pueblo.
Este monarca, como tantos otros en diferentes países, se ha embarcado en un proyecto de tipo ultranacionalista como la construcción de El Gran Marruecos, concepto desarrollado por el gobierno de su padre, el rey Hassan II en los años 1950 y 1960 y por el que se reclaman territorios a Mauritania, a Malí, a Argelia (Sáhara) y a España (Ceuta, Mellila, algunas pequeñas islas y peñones y últimamente se habla de las Canarias) .
Tampoco extraña tanto a los que miramos con respeto a la historia, si recordamos de lo que fue capaz el padre, Hassan II, al promover la Marcha Verde en 1975 para invadir el Sáhara Español. Lo que concluyó con los acuerdos de Madrid, basados en la confianza entre ambos reinados.
Esta manera de proceder del actual rey de Marruecos, a la postre, lo que indica es su espíritu caprichoso y mercantilista, porque en el fondo, se trata de conseguir más dinero de Europa, a costa de su pueblo, y mayor presión a una democracia plena, como la de España, y a la UE, con intereses meramente políticos, pesca, aguas territoriales, etc. En un reinado como el suyo, para qué utilizar la diplomacia si basta con el chantaje. En este sentido, es un órdago a toda Europa lo que ha lanzado, con independencia de que España sea el primer país y la puerta a Europa, tras la frontera de África.
Estas malas artes, que duelen y provocan las reacciones de la Comisión europea, con Ursula Von der Leyen a la cabeza y la comisaría de Interior, Ylva Johannnson, junto al Presidente español, Pedro Sánchez y al ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, son utilizadas con gran regocijo por el líder del PP y jefe de la oposición española, Pablo Casado y por su ayudante Teodoro García Egea, que en lugar de cerrar filas con nuestro Gobierno, por la defensa territorial del Estado español, se apean de esta lado de la historia y se reúnen con los grupos políticos anti-españoles de Marruecos, para hacer el máximo daño posible a nuestra patria y usarlo como artillería para derrocar a Sánchez, aunque sea hundiendo a España. Otra vez más, el anti-patriotismo de cuanto peor le vaya a España, mejor le irá al PP. Intentando conseguir lo que las urnas no les han otorgado. Y utilizando para ello, el peor de los atajos: el trumpismo y la deslealtad institucional.
En cierto modo, tanto Casado como su segundo de abordo, Egea, se identifican con estos métodos marroquíes. El veto y la deslealtad para conseguir réditos políticos. Analicemos su comportamiento aquí en España, el veto y la no renovación de órganos institucionales, como el Tribunal Supremo, el CGPJ, el Defensor del Pueblo, RTVE, etc. No sólo son desleales al Gobierno de su país, sino que sus comportamientos antipatrióticos rayan la traición al afirmar que el problema de la llegada de miles de inmigrantes sin papeles a Ceuta y a Melilla es culpa del Gobierno de España. ¿Qué tienen que decir ellos mismos de su reunión secreta, hace poco más de una semana con líderes de partidos políticos marroquíes que reclaman la soberanía de estos territorios españoles? ¿por qué no se lo han comunicado al cuerpo diplomático de España como era su deber?
Es de primero de política que en un caso como en este, en cualquier democracia occidental, la oposición haría piña con su Gobierno, ya que se trata de defender el territorio nacional. Mientras que Casado y su PP repiten comportamiento traicionero, esta vez frente a una afrenta extranjera, el mismo esquema que escogieron cuando “Casado se paseó por la Comisión Europea, intentando convencer a sus líderes de que “no dieran los 140.000 millones de los fondos de restauración a España, porque no es un país de fiar”. Menos mal que en Europa no le hacen ni caso.
Como vasco que soy, tampoco puedo olvidar cómo utilizan partidistamente desde hace décadas, y siguen utilizando, el sufrimiento de las víctimas de ETA, incluso después de que un Gobierno socialista hubiera acabado con la banda, hace ya diez años. O más recientemente, cómo nos duele a los españoles la amoral oposición que el PP de Casado, imitando al VOX de Abascal, han ejercido en un periodo de pandemia y crisis sanitaria global, utilizando, otra vez, el dolor y el sufrimientos de las víctimas para intentar, de nuevo, debilitar a nuestro Gobierno legítimo e intentar tumbarlo de forma antidemocrática.
Por todas estas razones cada vez nos resulta más preocupante, a la mayoría de los españoles, que no hemos votado al PP, que los dirigentes de este partido, que ha sido un partido de Gobierno (ha gobernado España durante 14 años, de los 42 de la Democracia) y en teoría puede llegar otra vez a gobernar España, utilicen los mismos métodos de veto antidemocrático que un rey con poderes absolutos, como Mohamed VI. Necesitamos que entiendan, o que el pueblo les haga entender, que en política no todo vale, y menos en una democracia europea, moderna y actual.
Por eso, necesitamos urgentemente que la derecha española sea equiparable a la europea, en evolución, metodología y elegancia democrática. Y que no nos recuerde, cada vez más, a los populismos filofascistas del último de los presidentes norteamericanos, que a punto estuvo de liquidar la gran democracia occidental de una de las principales democracias del mundo. Casado y su equipo de noveles deberían asistir a un curso intensivo de: patriotismo, lealtad, legitimidad y libertad. Aunque me temo que aún tienen interiorizadas las definiciones franquistas de estos conceptos.