Meses antes, el partido quedó completamente partido en dos. Y todo por una decisión trascendental. España llevaba cerca de un año con un Gobierno en funciones, las elecciones las había ganado el Partido Popular de Mariano Rajoy, pero los conservadores no contaban con la mayoría suficiente para investir de nuevo a su líder. Por eso pidieron a Pedro Sánchez que el Grupo Parlamentario Socialista se abstuviera para posibilitar la investidura. El líder socialista acuñó su ya famoso "no es no" y afirmaba que no estaba dispuesto ni por acción ni por omisión permitir que el PP, con numerosos casos de corrupción y con el caso Gürtel en los juzgados, llegara de nuevo a Moncloa. 

Pero el 'aparato' del PSOE, con algunos barones al frente, reclamaban que España no podía repetir nuevamente elecciones y que los socialistas debían tener 'altura de Estado'. La entonces presidenta de Andalucía, Susana Díaz, era la que abanderaba esta opción. 

Todo desembocó en el Comité Federal del 1 de octubre tras la dimisión de 17 miembros de la Comisión Ejecutiva Federal que buscaba tumbar al secretario general. Aquello fue una batalla de infausto recuerdo que se cerró con la salida de Pedro Sánchez y la composición de una gestora que dirigiría el partido hasta el próximo Congreso. Una de las primeras decisiones de la gestora fue abstenerse para que Rajoy fuera presidente, lo que fue el detonante para la dimisión como diputado de Pedro Sánchez. 

Aquella difícil decisión, que el tiempo después demostró errónea, movilizó a la militancia de base que clamaba por todo lo ocurrido. La gestora convocó el 39 Congreso Federal, pero antes, unas primarias para que se votará quién sería la persona que ocuparía la Secretaría General. 

La presidenta andaluza, Susana Díaz, dio el paso adelante y presentó su candidatura. Todo lo tenía de cara, presidía la comunidad más grande de España y la más importante que mantenía el PSOE, tenía el respaldo de los grandes líderes del partido y era vista como el futuro del partido. 

Pedro Sánchez, desprovisto de todos sus cargos y de cualquier ayuda lo tenía imposible. De hecho meditaba si presentarse o no. Algunos compañeros comenzaron a sugerirle que debía presentar batalla. Allí estaban Adriana Lastra, José Luis Ábalos, Josep Borrell, Cristina Narbona, Paco Salazar, Carmen Calvo, Odón Elorza etc. que veían posible la vuelta de Sánchez. 

Y el sábado 27 de enero del 2017, en un multitudinario acto en Dos hermanas (Sevilla) Pedro Sánchez anunció lo que gran parte de la militancia estaba esperando desde hacía semanas "hoy, en Dos Hermanas, en el corazón del socialismo andaluz y español, os anuncio a toda la militancia que seré vuestro candidato a la Secretaria General". El júbilo que recorrió las gradas del Parque Científico y Tecnológico de la ciudad andaluza se extendió como la pólvora. Más de 1.000 personas se habían juntado allí casi de manera espontánea. 

Los militantes de base comenzaron a coordinarse, se alquilaban sus propios autobuses o se desplazaban en sus propios coches para seguir a Pedro Sánchez que era el candidato de la militancia. Poco importaba los miles de kilómetros que había que recorrer, lo importante era arropar a Pedro en cada ciudad que visitaba. Para el recuerdo queda el paso de Sánchez por ciudades como Xirivella (Valencia), donde algunos marcan el inicio del aquel camino. Lo cierto es que la ola de ilusión iba creciendo de manera exponencial. Las redes sociales también se volcaron con el hoy presidente y, casi sin recursos, con un trabajo constante y de base su candidatura fue tomando fuerza. 

Enfrente estaba Susana Díaz que se rodeaba de pesos pesados del socialismo español. Y la prensa veía imposible la vuelta de Sánchez. Pero ocurrió.

A última hora de la noche del 21 de mayo de 2017, el responsable de Organización y portavoz de la Comisión Gestora, Mario Jiménez, compareció para anunciar el resultado de las primarias en las que votaron más de 170.000 militantes. 

La candidatura de Pedro Sánchez cosechó 74.805 votos (el 50,26%) a bastante distancia de la gran favorita, Susana Díaz, que obtuvo 59.392 votos (39,90%). Y muy por detrás quedó Patxi López que quiso encabezar una 'tercera vía' que no rompiese el partido en dos. El dirigente vasco tuvo 14.652 votos (9,84% de los votos). 

Tras su vuelta a la secretaría general vino el 39 Congreso, la moción de censura a Mariano Rajoy, la llegada a la Moncloa, las elecciones de abril de 2019, la repetición de los comicios en noviembre de ese mismo año, y, por fin, la investidura de Pedro Sánchez. 

Pero todo esto no hubiese sido posible si Pedro Sánchez no hubiera ganado aquellas primarias, con su candidatura #somossocialistas, y con el respaldo de una militancia de base que vivió aquello como un logro histórico, una vuelta a los orígenes, a las esencias del socialismo español y a la socialdemocracia europea.