Los contagios se siguen produciendo, aunque en menor medida, pero la inmunización de la población más vulnerable ha hecho que los fallecidos desciendan drásticamente hasta llegar a un 90% menos a la semana y una media aproximada de 50 muertes al día en toda España.
La llegada masiva de vacunas contra el Covid-19 a España está permitiendo que suba el ritmo de vacunación, llegando en la última semana a las 2,7 millones de dosis, y esta inmunización se está reflejando en los datos sobre muertes, que se sitúan en un 90% menos a la semana desde que se comenzó la vacunación.
Las medidas restrictivas para evitar la propagación del virus también están dando sus frutos y la incidencia acumulada continúa con su tendencia descendente situándose en los 173 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días. Se siguen produciendo muchos contagios, pero menos que en etapas anteriores y lo que se producen son de menor riesgo al estar inmunizados los grupos de población más vulnerables.
El Ministerio de Sanidad ha facilitado las cifras de fallecidos en los últimos siete días y revelan un total de 261 muertes con una media de 37 al día. Pese a esto, los datos están sujetos a variaciones porque se pueden producir retrasos en las notificaciones. De hecho, el Instituto de Salud Carlos III registra que en la semana del 26 de abril al 2 de mayo se produjeron 366 muertes y 52 de media al día.
Uno de los colectivos que más han notado esta inmunización ha sido el de las personas de la tercera edad en residencias de mayores, uno de los grupos que más sufrieron hasta la inmunización y que dejaron, según el Ministerio de Sanidad, casi 30.000 fallecidos entre los diagnosticados con una prueba positiva y los que fallecieron con síntomas compatibles.
El momento más crítico de muertes por Covid se produjo en la última semana de enero con la desorbitada cifra de 3.722 muertes, consecuencia de la relajación de las medidas en las fiestas de Navidad. Desde este pico y con el ritmo de vacunación creciendo poco a poco, las defunciones empezaron a disminuir hasta más de un 90% en mayo.
El efecto de las vacunas ha hecho que en la última semana, el IMSERSO solo haya notificado cinco muertes por coronavirus en residencias en la última semana, mientras que en la última semana de enero se registraron 778 muertes de personas de la tercera edad por Covid-19. Daniel López-Acuña, exdirector de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud explica que "los casos que la tercera ola había generado se vieron en enero y febrero y eso ya no se podía parar porque los contagios ya se habían producido. No es hasta que empezamos a vacunar y pasa el tiempo para generar inmunidad, que caen los contagios y los casos en picado".
La campaña de vacunación se centra ahora en otros colectivos de riesgo y se ha empezado a vacunar a la población de más de 55 años, aunque la prioridad sigue siendo inmunizar por completos a los mayores de 80 años y a los de 70. El 89% de los mayores de 60 años han recibido ya la primera dosis de la pauta de vacunación y casi el 50% de las personas entre 70 y 79 años tienen ya la doble dosis.
Todas estas vacunaciones han influido en la reducción de la mortalidad, aunque los casos graves que necesitan ser ingresados en las UCI siguen siendo altos, con una bajada relevante de la media de edad de los pacientes que baja hasta los 62 años con la mayoría de ingresados entre 53 y 71 años. Además, ha habido un aumento de pacientes menores de 50 años. El presidente de la Asociación Española de Vacunología, Amós García, ha justificado estos datos a que "en la población general no tenemos coberturas vacunales suficientes para romper la transmisión", pero explica el descenso la mortalidad debido a que estaba muy localizado por razones de edad y una vez que estos colectivos son inmunizados, el impacto de fallecidos es menor.
Pese a esto, cabe recordar, como explica López Acuña, que los casos se van a seguir produciendo porque aún "no tenemos a las personas mayores de 60 totalmente cubiertas y la vacuna no funciona al 100%. Reduce el riesgo, pero no lo elimina". Además, asegura que hay que lograr bajar la incidencia por debajo de 25 casos por 100.000 habitantes: "No podemos aceptar 80 o 50 muertes diarias. Hemos convertido la cifra en un parámetro y no vemos las personas que hay detrás. Nos hemos anestesiado", explica.