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"Lo que la oruga llama 'el fin', el resto del mundo lo llama 'mariposa'."

Hay que aprender a hacer coaliciones para frenar el auge de la extrema derecha en Madrid

Hay que aprender a hacer coaliciones para frenar el auge de la extrema derecha en Madrid

Cuando ganó las elecciones Pedro Sánchez pidió tanto a PP como a CS, que si tan mal veían el apoyo de Podemos  y los partidos regionalistas, incluido el independentista catalán, ERC, se abstuvieran y dejaran al Psoe gobernar en minoría. No sólo no lo hicieron, sino que votaron en contra, a sabiendas de que ellos no tenían opción. Ahora, graciosamente, como es ella, Isabel Díaz Ayuso pide a Ángel Gabilondo que si gana las elecciones apoye al PP para no verse obligada a meter a la extrema derecha, de Vox, en su gobierno. Visto con gran angular y visión europea, no parecería mal que el Psoe, si no suma con Más Madrid y UP, se abstuviera para dejar gobernar a Ayuso sin Vox. Al tiempo, sería un acto de coherencia y un ejemplo para que, en aquellos lugares donde el Psoe ha ganado, y gobierna el PP con Vox, se resolvieran los gobiernos locales, sacando a Vox de todas las instituciones. 

 


Según las grandes encuestas, en estas elecciones de Madrid del 4M, presumiblemente habría uno o dos escaños de diferencia entre los dos grandes bloques, el de las derechas y ultras y el de las izquierdas. Por un lado, PP y Vox (siempre que Cs no entre); y por el otro, Psoe, Mas Madrid y UP. Se da la circunstancia de que Mónica García, la líder de MM, está creciendo en apoyos, quizá mermando algo al socialista Ángel Gabilondo. Por su parte, Unidas Podemos, que vio el peligro de quedarse fuera de la Asamblea, gracias a las “estrategias intensivas” de Pablo Iglesias, que tanto cautivan a su militancia más joven, también ha resucitado, con lo cual sus entre 11 y 13 escaños, sumarían a la causa progresista

Ángel Gabilondo, por su parte, en esta campaña fallida, donde la violencia y las amenazas van subiendo de tono, continua mostrando su perfil demócrata, sosegado, riguroso e institucional. Gabilondo se faja mal en la contienda hostil, pero bien en los órganos de Gobierno y sobre todo refleja el aspecto humanitario de gobernar para todos, sabiendo acordar y negociar con todos. El líder socialista, rector de Universidad, es sostenido por el voto inteligente e intelectual madrileño, que lamentablemente no es masivo, pero arrastra a mucha gente. 

Mientras Iglesias, va directamente al hígado de las emociones, para bien y para mal y contrapone permanentemente casta contra los de abajo, aunque sólo en el discurso, porque luego él mismo se mimetiza muy bien con la casta. Fascismo contra Democracia. Pero también de boquilla, porque el azuza los escraches, pero para otros. Porque cuando van dirigidos a él, se amilana y victimiza. Lleva años de activismo en las Herriko tabernas, y no le importa sentarse con los que no condenaron nunca la violencia “del tiro en la nuca”, pero cuando le mandan cuatro balitas y una carta a él, monta tal espectáculo que se levanta de la mesa, aunque suponga una gran desconsideración tanto al aplomo democrático como a sus compañeros de bando, Gabilondo y Mónica, y a la propia directora del Debate de la SER, Angels Barceló. Una de las periodistas más comprometidas, democráticas y rigurosas del panorama mediático español.

Por su parte, Mónica García, la representante del partido que creó Íñigo Errejón, con la inestimable aureola de Manuela Carmena, es creíble porque todavía no se ha vestido con el estereotipo de política profesional. Su espontaneidad y frescura la hacen creíble, y su perfil de médica, que ha trabajado activamente y a destajo en UCIs salvando vidas del Covid, le añaden un aura de “curranta" y de conocer más la calle que las moquetas del poder. 

Estos tres líderes de las izquierdas son los que pintan, en el muro de enfrente, el negro perfil de una presidenta, que ha adelantado las elecciones para cambiar de socio y gobernar más cómodamente con la extrema derecha de Vox. Convirtiendo a Madrid en la única capital de Europa donde la ultraderecha forme parte del gobierno y las instituciones. Una líder popular que, aunque parte como favorita, no ha sido capaz de legislar más que una sola norma o instrucción (la Ley del Suelo), en el año y medio que lleva al frente del gobierno regional de Madrid. 

Cero medidas y ayudas a los sectores económicos e industriales de la región. Cero ayudas a los hosteleros y comerciantes, con los que, sin embargo, se dedica a organizar corridas de toros y a pasearse por las terrazas de los bares, ufana de no haber cerrado Madrid en tiempos de pandemia. Ufana de no cerrar la hostelería, pero incapaz de enfrentar, cara a cara, a un Iglesias, que le pregunta cuantos muertos por covid ha habido en Madrid; o a una Mónica García que le exige una respuesta por los dilatados tiempos de espera sanitaria y por la alarmante ocupación de UCIs en los hospitales; o a un Gabilondo que le pide datos económicos sobre cómo va a recuperar la economía madrileña, reintegrando a todos, sin dejar a nadie atrás

Al margen de teorías conspiratorias, que circulan por algunos medios en las últimas cuarenta y ocho horas, -tras los sobres con amenazas y balas, a Marlaska, María Gámez, Iglesias y navajas ensangrentadas a la ministra Reyes Maroto- y que se ciernen sobre la supuesta jugada maestra de ajedrez de Iglesias con Redondo (asesor de Moncloa) sobre el “reventón de la campaña” para romper el lema de Ayuso, de “Libertad o Comunismo”, y sustituirlo por el actual más progresista de “Democracia contra Fascismo”. Lo bien cierto es que está siendo la generosidad de Gabilondo, y por extensión la de M. García, las que cohesionan un bloque de izquierdas que, si los números les permiten sumar mayoría, gobernarán con proporcionalidad, pero con medidas programáticas muy similares entre los tres

Por otro lado, lo que pide la lideresa de la derecha, Isabel Díaz Ayuso, es que le apoyen los socialistas. No está mal pedido, si ella responde en consecuencia y a cambio de que dejen gobernar a la lista más votada, el PP predica con el mismo ejemplo, y deja gobernar al Psoe, donde es la lista mas votada. Algo que sucedió en las elecciones de mayo del 19, cuando el Psoe fue la lista más votada, con 37 escaños, y ella prefirió pactar con Vox y sustentarse en ese partido de extrema derecha, al que el PP ha dado aire y blanqueamiento en otras comunidades como Andalucía, Murcia y Castilla León, donde ganó el Psoe, pero el PP prefirió gobernar con el apoyo de Ciudadanos y también de la extrema derecha de Vox. 

Cuando el Partido Popular de España, baje del monte de la radicalidad ultra, y verdaderamente se centre, como ha hecho la “familia popular” en el parlamento europeo, quizá esté en condiciones de hacer grandes coaliciones con los socialdemócratas, como sucede en la Alemania de Merkel, y como tantas veces ha sucedido en los más civilizados países escandinavos, Suecia, Noruega, Dinamarca, etc., donde son habituales, desde hace décadas, coaliciones entre socialdemócratas, liberales y conservadores europeos de centro de derecha, (demócrata-cristianos) de verdad, y no solo de boquilla. 

 

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