En lo referente al 8M y el feminismo, haga lo que haga el Gobierno español, siempre se le va a culpabilizar. Hace un año, aún sin datos sobre una incipiente pandemia, se señaló al movimiento feminista y al Psoe que lo lidera, como el responsable del estallido de los contagios en España, por haber autorizado las manifestaciones callejeras en el Día de la Mujer. Este año, con conocimiento de causa y datos de la pandemia mucho peores, el Gobierno, a través del Ministerio de Sanidad, ha pedido no salir a la calle para evitar concentraciones: "No ha lugar", ha dicho la ministra de Sanidad, Carolina Darías. Y lejos de entender que estamos aún en picos altos y datos muy malos de la pandemia, los sindicatos UGT, CCOO, Comision 8M, y otros movimientos feministas han decidido "hacer ruido" y recurrir ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, la decisión del Delegado del Gobierno en Madrid. Motivo: "se sienten discriminadas". Porque dicen que mientras los "cacerolos, los falangistas, y los negacionistas, salen y se les permite manifestarse, a las mujeres no". Peregrina excusa, desde ciertos grupos feministas, no socialistas, como si fuera un honor equipararse a esos grupos ultras que campean a sus anchas en medio del negacionismo y la insolidaridad cívica. "Hemos hecho lo correcto -dicen las socialistas- Hemos hecho prevalecer la salud y la vida, no solo de las manifestantes, sino de la sociedad en general, antes que asistir a una manifestación masiva, que, dadas las circunstancia no procede" han dicho. Decisión apoyada oficialmente por el Gobierno y por todas y cada una de las ministras y cargos socialistas que el año pasado sostenían la pancantarta, entre ellas Carmen Calvo, Darias, Calviño, Celáa, Maria Jesus Montero, Reyes Maroto, Adriana Lastra, Isaura Leal, Magdalena Valerio, Arancha González, Pilar Llop, Beatriz Corredor... y tantas más.
Hace apenas unas semanas, a pesar de que la ministra de Sanidad, Carolina Darías, había dicho que "no ha lugar", este año a las multitudinaria manifestaciones en las capitales y sus ramificaciones en las grandes localidades, el Delegado del Gobierno, en Madrid, el socialista Jose Manuel Franco, había autorizado concentraciones en diferentes puntos de no más de 500 personas. Cuando se dió cuenta de que esto era un "trágala", ya que habría concentraciones por todos los puntos de Madrid, con cientos de miles de mujeres por las calles, prefirió optar por la responsabilidad y la protección sanitaria, como así lo han explicado tanto la número dos del Gobierno, la Secretaria General de Igualdad de Psoe, y vicepresidenta primera, Carmen Calvo y la ministra portavoz, María Jesús Montero.
Fente a ellas, y sin importarles el momento sanitario que está atravesando no sólo España sino todo el mundo, los sindicatos y asociaciones feministas, no socialistas, han acudido al Tribunal Superior de Justicia de Madrid para recurrir la decisión tomada desde la Delegación del Gobierno de prohibir todas las convocatorias de manifestaciones feministas este próximo domingo y lunes con motivo del Día Internacional de la Mujer. No se sabe en que argumentos se basan, en medio de una terrible pandemia, con entre trescientos y quinientos muertos diarios y las UCI y hospitales todavía saturados, pero las organizaciones mantienen que esta decisión no tiene que ver con motivos de salud sino con motivos políticos tras la polémica levantada en las últimas semanas desde partidos de derechas y ultraderechas por la celebración de actos el próximo 8M. Polémicas que, según estos sindicatos, no se han levantado con los muchos otros actos mantenidos a lo largo de este año de pandemia en otros movimientos que consideran “antidemocráticos”. Ergo, en la propia definición, estos sindicatos tienen sus respuestas, si consideran estos movimientos, falangistas, ultras, negacionistas, cacerolos y cayetanos pijos de los barrios caros, "antidemocráticos"... ¡y se han manifestado!. ¿El movimiento feminista ha de ser igual de ultra y antidemocrático y pasar por encima de los derechos de los demás a la salud y a la vida, para hacer una manifestación, cuando quedan muchos meses por delante para poder inundar las calles con los colores morados? Realmente estos argumentos no resisten análisis de coherencia, según afirmaron a este medio algunas dirigentes del feminismo socialista.
El hecho de que otros movimientos "antidemocráticos y antisistema", ultras, negacionistas, extremismas, etc, lo hayan hecho mal, no significa que las mujeres también lo tengamos que hacer mal. Han explicado desde el feminismo socialista que, por activismo histórico, engloba mayoritariamente a la mayor parte de los grupos.
UGT, CC.OO., Comisión 8M, Movimiento Feminista de Madrid y CGT incluso han anunciado que recurren la decisión para mantener las manifestaciones siguiendo todos la misma línea de que las protestas cumplen las medidas de restricción. ¿Acaso se le escapa a alguien que las manifestaciones del 8M son las más multitudinarias de los últimos años, llegando a juntar varios millones de personas en el conjunto de las capitales y provincias? En el caso de las convocatorias de los sindicatos se permitía un aforo máximo de 100 personas, 50 por cada organización, cumpliendo con la distancia de seguridad. La de Movimiento Feminista contaba con un aforo máximo de 250 personas en un acto organizado en la Plaza de Callao y la Comisión 8M había optado por varias convocatorias en distintos puntos de la capital con aforo limitado. CGT contaba con una convocatoria en la Puerta del Sol con un aforo máximo de 100 personas.
La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, una de las abanderadas que nunca falta a la pancarta de las manifestaciones del 8M, ha explicado este doble rasero en que en Madrid las manifestaciones siempre son “más grandes y más importantes” a pesar de que todas tienen aforo limitado. Señala que la Madrid es la comunidad con los peores datos de pandemia actualmente y por lo tanto entiende que prevalecen los motivos sanitarios. “Esto no es estar en un lado o en otro, aquí hay un 8 de marzo que celebra un país contundentemente, como es España y una gran ciudad que da siempre una respuesta extraordinaria”, declaraba.
LA PROHIBICIÓN DE LA DELEGACIÓN DEL GOBIERNO
Desde el pasado jueves, y viendo la multitud de puntos de concentraciones en la capital y en las localidades madrileñas, la Delegación del Gobierno comprendió que era imposible de controlar, que se iría de las manos y abogó por la razón y la prudencia, tomando la decisión de prohibir todas las convocatorias de manifestaciones organizadas para el próximo domingo 7M y el lunes, 8M. “Se ha tomado la decisión firme de prohibir, por motivos de salud pública, todas las manifestaciones y concentraciones convocadas, en un momento en el que la Comunidad de Madrid sigue siendo uno de los territorios de España con mayor índice de contagios así como de personas hospitalizadas, por encima de la media nacional”, fueron las palabras de delegado, José Manuel Franco, defendiendo que el único motivo era “de salud pública”. Las reacciones no tardaron en llegar ante lo que se considera una criminalización del movimiento feminista al que continúan culpando del origen del coronavirus en España en la misma manifestación el año pasado a pesar de que en el mismo día se celebraban otros muchos eventos multitudinarios, entre ellos un mitin de Vox al que acudía un contagiado Ortega Smith.
Los sindicatos y colectivos denuncian que todas sus protestas cumplen con las medidas de seguridad pertinentes y que en las pasadas semanas, con una incidencia mucho más mayor que la actual, se han permitido gran cantidad de manifestaciones. La más sonada, una el pasado 13 de febrero para conmemorar a los muertos en la División Azul protagonizada por más de 300 neonazis y fascistas que lanzaron mensajes antisemitas y negacionistas contra el virus en un evento en el que muchas personas no llevaban mascarilla. Esta última sí fue autorizada por la Delegación, supuestamente porque no acudirían más de 250 personas, aunque al final fueron bastantes más, y porque cumplían con las medidas de seguridad, algo que tampoco sucedió. Durante toda la pandemia se han sucedido numerosos actos multitudinarios y manifestaciones, entre ellas concentraciones de hosteleros, por la Sanidad Pública, por el movimiento Black Lives Matter, y otras muchas protagonizadas por Vox.
Entre ellas numerosas manifestaciones negacionistas desplegadas en Colón el pasado verano contra el uso de mascarillas, con la promoción de Ciudadanos y que por su propia naturaleza no cumplía las medidas de seguridad, en Núñez de Balboa y en el Barrio de Salamanca alentadas por la ultraderecha para el fin del confinamiento y otras como la que se produjo en coche en contra de la ley Celáa. A esto se unen mítines y otros eventos que se han mantenido a lo largo del pasado año. Olvidan mencionar los sindicatos feministas que protestan por la prohibición que "trescientos nazis de la División Azul, o doscienos "cacerolos" en Nuñez de Balboa, son una broma, en comparación de de los cientos de miles de personas, especialmente en Madrid, que suelen convocar las manifestaciones del 8M, además de decenas de miles en las principales localidades". No hay que tener mucha imaginación para entender que se habrían desbordado estas manifestaciones, especialmente en Madrid y en las grandes capitales..
DOBLE VARA DE MEDIR, MEJOR CRITICAR QUE RESPETAR LAS RESTRICCIONES SANITARIAS
En lugar de entender alto tan simple como que estamos en la tercera ola, con datos nefastos y alarmantes, de un Estado de Alarma, debido a la pandemia, los sindicatos y algunos grupos feministas demasiado concentrados en si mismos, y con una flagrante falta de responsabilidad con respecto al resto de la sociedad que está en riesgo, prefieren acusar a las autoridades sanitarias de demonizar el feminismo. Contradicciones del populismo que adoptan algunos grupos.
Claro que la derecha demoniza las manifestaciones feministas del 8M, como denuncian CC.OO. y UGT pero también es cierto que estamos en plena pandemia, y que autorizar concentraciones con cientos de miles de personas detras de las pancartas, en cientos y miles de diversos puntos de España, es un suicidio sanitario. Si ya hemos tenido la terrible tercera ola, de las Navidades, nadie quiere oir hablar de la "cuarta ola " de las multitudinarias manifestaciones, se defineden los colectivos socialistas de la mujer. Aunque no falta un feminismo más radicalizado, que de todo hay, o incluso de nuevo cuño de UP, que se aprovechan para hacer crítica al Psoe. Lo cual es bastante bizarro, porque si hay un partido en la historia, que ha defendido, interiorizado, y entroncado el movimiento feministas y promulgado las leyes de Igualdad, precisamente ha sido y es el Partido Socialista. Por tanto, las críticas, vienen al Psoe de forma oportunista, tanto desde la derecha, como desde la llamana izquierda radical oportunista.
El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, señalaba que, mientras se prohíben estos actos, “los cayetanos y cayetanas, la ultraderecha y los fascistas de la Falange hacen lo que les de la gana”. Por su parte, la secretaria de Organización de CC.OO. Madrid, Paloma Vega, declaraba que la prohibición a manifestarse “atenta contra derechos fundamentales” teniendo en cuenta que su convocatoria cumple con la legalidad. “No se puede criminalizar al 8M como si fuera la única manifestación de todas que provoca contagios”. En esta misma línea se pronunciaba la secretaria de Mujeres en la región, Pilar Morales: “No solamente estamos sufriendo la precariedad sino que ahora somos las culpables de todos los males”. Ante estos argumentos, ambos sindicatos esperan que el recurso prospere.
“No podemos entender que de nuevo las mujeres tengamos que ser las demonizadas”, expresaba la portavoz de movimiento feminista, Ana Sánchez de la Coba. Denunciaba que se producen “continuamente y todas las semanas manifestaciones” y a ello se une el transporte público en la capital que siempre está “atestado”, las “fiestas ilegales” y las terrazas que están “llenas”.
De la Coba asegura que la convocatoria desde su organización cumplirá “todas las medidas que sean necesarias” apelando al papel de responsabilidad de las mujeres y señala otros actos: “Ha habido conciertos de más de 5.000 personas en recintos cerrados”. “Nos parece del todo injusto”, zanja.
“La prohibición de delegación no obedece a ninguna medida sanitaria. Ante esta situación queremos remarcar que el feminismo resiste”, declaran desde Comisión 8M, “necesitamos a toda la ciudadanía visibilizando el rechazo a una prohibición sin contenido sanitario, necesitamos a las mujeres de otros territorios, a las mujeres de todos los movimientos sociales, a nuestras alianzas”.
De esta forma, han solicitado en abierto la dimisión del delegado, José Manuel Franco, al considerar que “el derecho a manifestación es un derecho democrático” y hacen un llamamiento a las mujeres para que salgan a la calle siguiendo la legalidad, “salir a consumir, salir a producir, salir a cuidar, salir a estudiar”.
EL SINDICATO DE ESTUDIANTES MANTIENE SU CONVOCATORIA
El Sindicato de Estudiantes ha llamado a “mantener las movilizaciones” a pesar de la decisión tomada desde la Delegación siendo de momento la única organización que llama al desacato. La secretaria general del Sindicato de Estudiantes, Coral Latorre, declaraba: “Es una decisión totalitaria, antidemocrática, que nada tiene que ver con defender la salud pública”. Se mostraba la más dura con sus palabras acusando al Gobierno de Madrid de pensar que las feministas “somos idiotas e imbéciles y que nos vamos a creer este argumento”. Señalaba que toda la ciudad está abierta “todos los bares y terrazas llenas, el Metro abarrotado” y que la situación “es una criminalización salvaje del movimiento feminista”.
En sus palabras criticaba a todos los partidos, apuntando directamente al PSOE por desplegar una “alfombra roja al discurso del PP y Vox”. Continuaba subrayando que la prohibición de las manifestaciones se hace “para desviar la atención de la crisis absoluta de la Monarquía, corrupta y podrida hasta las cejas, y para evitar que se exprese el descontento social en el 8M”.
LA IZQUIERDA MADRILEÑA CRITICA LA DECISIÓN MIENTRAS CARMEN CALVO LA DEFIENDE
Podemos, Más Madrid, Izquierda Unida, EQUO, PCE, UGT y la Federación Regional de Asociaciones Vecinales han firmado un comunicado que mantiene las mismas líneas que los recursos ante los tribunales considerando “que responde a una cuestión política y no sanitaria”. Subrayan que, ante el resto de manifestaciones y actos permitidos, la decisión es arbitraria y “trasciende el daño a la reivindicación y la movilización feminista del 8 de marzo”.
Por su parte, la ministra de Igualdad, Irene Montero, ha preferido subirse al carro de la doble vara de medir. A pesar de haber dicho en un programa de TVE que no acudiría a la manifestación del 8M este año, por responsabilidad, dos días más tarde no ha dudado en criticar el “señalamiento” del feminismo de la “extrema derecha” y el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Jaume Asens, ha mantenido el mensaje: “Después de un año de ataques de la derecha y la ultraderecha al 8M, se cancelan las manifestaciones en Madrid. No pasó lo mismo en Vistalegre con 10.000 personas ni en la concentración falangista”. Argumentos tan peregrinos que implican compararse a gente ultra que no respeta las normas y está instalada en el negacionismo.
El resto de las comunidades en las que se han convocado manifestaciones con motivo del 8M se mantienen al considerar que cumplen con las medidas de seguridad pertinentes. Estos son los casos de Cataluña, Navarra, Extremadura, la Comunidad Valenciana, Castilla y León, Murcia y Navarra. Otras como Baleares y Canarias esperan el informe favorable desde sus departamentos de Salud para permitir o no las concentraciones.