La exdiputada al Parlamento Europeo por Podemos, Lola Sánchez Caldentey, ha realizado un resumen demoledor sobre la evolución del partido morado, del que tuvo que salir al comprobar que todo dependía "del acercamiento a Iglesias" y sus nombramientos autoritarios. También ha sido crítica sobre el supuesto feminismo de Podemos, al que se agarran como a un clavo ardiendo, porque ignoran casi todo de un movimiento muy serio y riguroso, "que lleva tres siglos de lucha de las mujeres, y al que ahora ponen en peligro por la radicalización de las teorías "queer"", como único afán de sacar algo novedoso. Caldentey, en esta exhaustiva entrevista concedida a El Común, ha llegado a segurar que se está atacando a la Agenda Feminista. Ha reconocido que poco queda del Podemos quincemayista, señalando su actual vertiente autoritaria y vertical, del líder para abajo. La ex diputada europea no se ha cortado nada al hacer hincapié en el desconocimiento del partido respecto a "los peligros que la Ley Trans supone para el papel de la mujer en el mundo".
Lola Sánchez Caldentey (Valencia, 1978), exdiputada al Parlamento Europeo (2014-2019) ha mostrado una razonada visión crítica en cuanto al presente de Unidas Podemos y el peligro que este supone para el futuro y la consolidación del feminismo. En una entrevista concedida a El Común, Sánchez Caldentey ha recordado la importancia que tuvo el movimiento 15 M en su vida. Protagonista de la decadencia laboral que vivía España por aquel entonces, Sánchez, en su etapa de profesora, tuvo que presenciar cómo los jóvenes abandonaban su formación académica para irse a trabajar a la obra en pleno auge inmobiliario, sin poderles ofrecer ningún argumento para que no cayesen en una solución rápida, pero temporal.
“Eran los años 2004 – 2008, en pleno boom inmobiliario y justo antes de la crisis, y una de mis tareas, (…) era que los chavales no abandonaran la educación para irse a la obra. En mi despacho, los padres y madres de estos chavales me decían que su hijo iba a cobrar más que yo, y sin necesidad de estar años estudiando y opositando. (…) A veces, ex alumnos que habían cambiado los libros por los ladrillos venían con sus motos y sus coches tuneados a la puerta de los institutos a exponer su poderío. Lo que yo les pudiera decir (…) era puro humo al lado de la realidad material que veían en sus amigos motorizados y vestidos con marcas. Cuando todo esto caiga, pensaba yo, el golpe que se va a dar este país va a ser de órdago”.
“Nunca un partido, con estructura de partido y dinámicas de partido, me hubiera levantado del sofá”
Y fue ahí, en esos años de incertidumbre laboral y económica posteriores en donde cientos de miles de personas, tanto jóvenes como no tan jóvenes, que se encontraban “subidos en la misma ruleta”, el 15M adquirió la fuerza que necesitaba para iniciar un proceso de cambio: “Tenía claro que aquella potencia, si no se convertía en la revolución total, y pronto se vio que no, entonces necesitaría de una acción política para que esas demandas se materializaran”. Una acción política que se vio favorecida por la construcción de Podemos, la cual Lola Sánchez recuerda: “Yo participé en la construcción de Podemos en el nivel local. Ante el llamamiento en enero de 2014 no podía quedarme en casa, para mí por fin había llegado el momento de pasar a la acción, era la hora de hacer política con el potencial y las bases argumentativas del 15M”.
La estrategia, tal y como ha recordado Caldentey, funcionó bastante bien, ganándose el apoyo de la población en todos los barrios y pueblos, mientras que a su vez la formación adquiría una mayor relevancia partidista. “En mi mente configuré a Podemos como una herramienta para hacer una ‘revolución lenta’, pero revolución. Nunca un partido, con estructura de partido y dinámicas de partido, me hubiera levantado del sofá. Así que lo hicieron bien (…)”. Pero atrás quedaron esos años en los que Podemos solo se focalizaba en empatizar con la gente mediante la transmisión de valores como la transparencia, el respeto, la honestidad y la coherencia. Lo que Vistalegre había encarnado como el comienzo de algo grande, innovador y comunitario, quedó en una simple ilusión que fomentó la rivalidad y la ambición dentro de la misma formación: “Recuerdo cuando Echenique, me invitó a colaborar en el borrador organizativo que estaba elaborando, ya en Bruselas. Le dije que éramos muchas y que no teníamos que estar en todo los mismos de siempre y que yo prefería que las cosas vinieran de los círculos, nosotros ya teníamos suficiente tarea por delante, llevar nuestras ideas y programa a la escala comunitaria. (…) Así de enorme era mi ingenuidad en aquellos momentos (…), me decidí por apoyar el proyecto de Sumando Podemos porque realmente me parecía un modelo más horizontal, porque representaba mejor el Podemos que yo he defendido que el verticalismo que proponían Errejón e Iglesias. Yo no percibí Vistalegre I como una guerra, aunque lo que vino después se pareció mucho a una posguerra. (…) Sin apenas darme cuenta, me había convertido en una enemiga interna, una especie de traidora, por haber expresado una opinión distinta a la de Iglesias y compañía, en una asamblea cuyo objetivo era precisamente ese, expresar qué Podemos queríamos”.
El epílogo de un conflicto que abre un nuevo capítulo en la historia del feminismo. Aludiendo a la figura y ejemplo de Lidia Falcón, acusada por un presunto delito de odio contra la comunidad trans, Lola Sánchez Caldentey ha querido expresar su opinión acerca de lo que la Ley Trans, promovida por el Ministerio de Igualdad, de Irene Montero, puede llegar a suponer para el futuro del feminismo, como ya se está evidenciando en otros países como Reino Unido, donde se ha debatido suprimir las palabras “mujer” y “madre” de la reforma de la ley sobre bajas maternales, sustituyéndolas por “cuerpos gestantes” o “personas embarazadas”. Y es en este sistema de nomenclaturas donde surge la polémica: “Lo lamentable es que en nuestro país la lidere – Ley Trans - quienes se dicen de izquierda y no los ultraliberales, que son quienes están detrás, con el dinero: poniendo mucho más dinero con la expectativa de recoger aún más. (…) La indignación de las mujeres británicas ha sido y es monumental, (…) pero con la ley trans aprobada, el propio poder legislativo se veía invitado a no caer en delito de transfobia por el uso de esas palabras. (…) La estrategia para borrar al Feminismo también está en marcha en España, con el ejemplo más visible de Lidia Falcón entrando en los tribunales, pero no podemos quedarnos ahí: ya se ha hecho entrismo en numerosas organizaciones de mujeres, el acoso y derribo contra feministas ya está teniendo lugar en sus ámbitos laborales y personales y no solo en redes, y el miedo a posicionarse respecto a la ley ha entrado en las universidades”.
“El papel de Podemos en todo esto es el del mayordomo, ellos no han inventado nada, están cumpliendo órdenes de muy arriba, aunque ni lo quieran ver. Se han tragado la teoría queer porque les faltaba feminismo, y creen que es transgresor al sistema. (…) es evidente que ni siquiera la entienden, ni comprenden el alcance de esta ideología, solo hay que ver los líos que se hacen con los conceptos y los mensajes, y cómo se contradicen constantemente. (…) no se puede estar a favor y en contra del género. (…) si te pones a legislar con esas bases políticas vas a hacer un daño tremendo a la sociedad y especialmente a las mujeres”, ha declaro Sánchez Caldentey.
En esta misma línea de actuaciones incongruentes de la actual Podemos, en la cual vale más la cercanía a Iglesias que la propia formación e ideología, como ha ejemplificado con Monedero, Sánchez Caldentey, agradeciendo su reciente afiliación al Partido Feminista, ha señalado al feminismo “como la clave teórica, política y social” para dar “respuesta a las amenazas a las que nos enfrentamos ahora mismo y en los próximos años”, especialmente ante una izquierda “que no tiene respuestas ni propuestas” para combatir todos los retos de la humanidad.