Pedro Sánchez, que represanta la fuerza de los militantes socialistas, ha vuelto a ganar. El PSOE ha vuelto a ganar y ya van 7 victorias desde el 2016. En estas elecciones catalanas del 14F, volvíamos a tener a todos en contra del candidato del PSC a la Generalitat, Salvador Illa. Quizá para algunos medios conservadores, se trataba de alguien anodino, sin capacidad de liderazgo, pero le tenían miedo por su encomiable trabajo al frente de Sanidad en este largo año de la pandemia. Illa es tímido, nada ostentoso, amable en sus formas, honesto, riguroso y constante en su trabajo diario. Con estos valores, que reflejan el perdido seny catalán de los políticos de primera línea, ha conseguido llegar al corazón de más de 653.000 votantes catalanes (23,02%) sacando cincuenta mil votos al segundo, ERC y más de cien mil, al tercero JxCat. Illa quiere hacer algo útil por Cataluña, pasar página y recuperar el liderazgo y vanguardia de tiempos pasados.
La Cataluña que queremos los socialistas, porque los socialistas sí queremos a Cataluña, ha apoyado un proyecto de reconciliación que une al PSOE y al PSC, a España y a Cataluña. Claro que hay un conflicto en Cataluña. Desde hace 10 años, este pueblo ha sido bombardeado inmisericordemente con la cantinela de “España nos roba”. Mentido con la quimera de que Cataluña paga más de lo que recibe. Y resulta que ambas cosas son falsas, fehacientemente falsas. Durante 23 años, el gobierno más corrupto de esta autonomía, Convergencia, con Pujol y familia al frente, ha constituido uno de los episodios más flagrantes de pillaje, coimas, mordidas, y evasión de miles de millones al exterior, orquestado por la “familia” de la que hasta Vito Corleone podría haber aprendido algo. Durante esta década perdida, unos políticos, más iluminados que terrenales, han vendido una mentira. Ni España roba, ni Europa está con los brazos abiertos para Cataluña, ni las grandes empresas y multinacionales, quieren a Cataluña fuera de España. Como así lo demuestra la fuga masiva de las mayores firmas catalanas.
Cataluña ha estado sobreviviendo como ha podido gobiernos que no se soportaban entre sí, presidentes y consejeros que infligieron la Ley porque les molestaba para sus objetivos. Y por eso, han sufrido elecciones cada año y medio o dos años. Estas últimas, por fin, han dado visibilidad a un proyecto progresista y diverso, prolongación del Gobierno de Sánchez, que ha irrumpido en Cataluña y ganado las elecciones. Con la intención de quedarse para poner fin a una década perdida, volver a unir a los catalanes y cambiar las cosas.
Esos gurús de la derecha, que siempre aparecen, pronosticaron hace cuatro años que el socialismo español se convertiría en irrelevante, una suerte de Pasok. Y las cosas han sucedido al revés. La llegada de Pedro Sánchez, ha dado la vuelta al partido, de abajo arriba y lo ha convertido en el principal partido socialista europeo, y en el único partido en España con fortaleza en todos los territorios.
Un proyecto de trabajo diario y respeto a todos, abierto a la diversidad, de ideas, de gustos, de sexos y costumbres, a los que llegan y a los viven desde siempre aquí, aunque cada día el resto de fuerzas políticas se haya conjurado para echarnos piedras a diario, por todo y a todas horas. Nunca el Psoe se ha cansado de pedir unidad en la lucha contra la pandemia, dialogo en el conflicto catalán, diálogo, diálogo y diálogo.
los electores y las electoras lo han entendido una vez más, piden al ganador de las elecciones que se ocupen de las cosas importantes, del día a día de las personas y del bienestar de la sociedad. Ahora, les digo a la oposición, os toca cambiar de perspectiva. Os toca hacer de oposición constructiva y leal. Y a los grupos catalanes, os toca pensar en Cataluña unidad y negociar con el Ejecutivo central un cambio para Cataluña. Os toca, poneros de acuerdo para recibir, en los próximos meses y durante cuatro años, los decisivos fondos de recuperación europeos. Este es el país que queremos respetuoso, diverso y cohesionado.