La participación en las elecciones catalanas de este 14F ha registrado mínimos históricos entre el miedo a la pandemia y el descontento generalizado. Los grandes beneficiados, los independentistas que, aun así, tampoco consiguen movilizar a los votantes, en unas elecciones en las que apenas ha participado el 50% del censo. Los partidos catalanistas cosecharon el 51% del voto frente al 47’5% en el último encuentro en 2017 con ERC que se beneficia de la separación de Junts y PDeCAT y se posiciona como el partido independentista mayoritario, con 33 diputados. Empatan así en asientos aunque no en votos con el PSC y Junts se queda tercero con 32. No obstante, los votos independentistas solo suponen 1’5 millones de los 7’6 convocados a votar.
Las predicciones se han cumplido y Salvador Illa se ha convertido en el candidato más votado en Cataluña. Con una diferencia mínima, el PSC se alza con la victoria con el 22,99% de votos, 643.209 papeletas, y empata en diputados con ERC que cosecha 33 asientos con el 21,33% del voto, 596.812 papeletas. Los republicanos superan por primera vez a la que se había situado como la fuerza hegemónica del independentismo en el partido de Puigdemont, Junts, que paga su separación del PDeCAT perdiendo 70.000 votos fugados a este segundo que, aun así, no ha conseguido representación en el Parlament. El batacazo de la derecha de Ciudadanos y el PP ya era noticia hace semanas pero aún así ha sonado por todo el país a beneficio de sus socios de ultraderecha, Vox, que irrumpen aún con más fuerza de la esperada con 11 diputados.
La formula de gobierno se complica con independentistas que quieren pactar entre ellos aun teniendo ideas contrarias y unos socialistas que quieren una coalición con Comuns, que mantiene sus 8 diputados, pero que dependen del fin del bloque de los republicanos, que parece más lejano que nunca. La coalición ERC, PSC y Comuns parece, ahora, imposible. Lo que queda claro es el batacazo de las derechas, con la caída libre del PP y Ciudadanos y el beneficio de Vox, que se alimenta de la estrategia fallida de sus socios e irrumpe con cifras terroríficas y 11 diputados, en unos datos que nada tienen que ver con el impacto de la pandemia.
Ahora bien, el protagonista entre las sombras durante todo este comicio fue la pandemia con un miedo inicial a que ni siquiera se pudieran abrir todas las mesas, que quedó disipado a primera hora de la mañana cuando todas abrieron sus puertas. No obstante, ni las medidas de seguridad ni la organización por horarios, con una franja para los colectivos vulnerables y otra para personas contagiadas o en cuarentena, han conseguido sacar a los catalanes a las urnas. La participación cae históricamente 28 puntos con respecto al pasado encuentro en 2017, apenas superando la mitad del censo, el 53’56%. El choque respecto a las dos últimas elecciones es claro, cuando la tensión política protagonizada por los enfrentamientos entre independentismo y Gobierno central dispararon la participación hasta el 77,43% en 2015 y el 81,94% en el último encuentro hace cuatro años. Ahora, el coronavirus ha hecho su propia campaña.
LA CAÍDA EN LA PARTICIPACIÓN FAVORECE AL INDEPENDENTISMO
El impacto de la participación se traslada directamente a los resultados, dando ventaja directa al independentismo que suma amplia mayoría absoluta con 74 diputados, cuando solo necesitaban 68. Los independentistas suman el 51% de los votos mientras que en las pasadas elecciones solo alcanzaban el 47’5% y 70 diputados. Este resultado se observaba mucho antes de conocer el recuento escrutado cuando la tendencia de voto mostraba una caída en las grandes ciudades con inclinación a izquierdas constitucionalistas. El aumento espectacular del voto por correo, del 350%, no consigue marcar una diferencia suponiendo solo el 4,94% del censo.
Barcelona registraba una caída media de 22’6 puntos aunque esta caída la lideró Tarragona, con preferencia clara hacía ERC, con 24 puntos menos. Las ciudades principales de Barcelona, L’Hospitalet, Terrassa, Badalona o Sabadell registraban una media de entre 22 y 23 puntos negativos. Una participación distinta podría haberse trasladado en mejores cifras para los socialistas pero, ya sea el miedo a contagiarse o el descontento generalizado por la pandemia, terminaron en estos resultados que siguen favoreciendo al independentismo. La izquierda constitucionalista suma 835.293 votos con los del PSC y En Comú Podem, que cosecha el 6,86% de los votos consiguiendo mantener los mismos 8 diputados que en las pasadas elecciones con un electorado, concentrado principalmente en Barcelona, que sí se movilizó para votar.
No obstante, los partidos nacionalistas tampoco consiguen movilizar al máximo a la población. Las ciudades independentistas descienden entre 19 y 20 puntos en participación, algo menos que las otras aunque también supone una caída considerable. Girona lideró la participación con el 54,77 %, seguido de Lleida con el 54,65 %. El desplome medio sigue siendo de 25 puntos con respecto a las pasadas elecciones. Estas zonas, con tendencia hacía el independentismo de derechas de Junts, no consiguen los votos suficientes para que el partido vuelva a liderar. La separación de estos con PDeCAT en lo que antes era Convergència solo consigue mover 70.000 votos de una formación a otra que han servido para la caída de Junts con 562.438 votos y 32 diputados, y la no representación de sus antiguos socios, algo que ya se anunciaba y que ha terminado cumpliéndose. Con esos 70.000 votos, Junts seguiría siendo el partido independentista mayoritario.
Con estos y los votos de la CUP, con 9 escaños, el independentismo suma cerca del millón y medio de votos de los 7’6 millones que estaban llamados a las urnas, por lo que el independentismo continúa ganando aunque aun lejos de la mayoría de catalanes que optan por la representación.
LA FÓRMULA PARA CREAR GOBIERNO SE COMPLICA
Illa ya ha anunciado que se presentará como candidato a la Generalitat pero su victoria podría quedarse simplemente en cifras. El PSC apuesta por una coalición con los Comuns que solo podría funcionar con una abstención de ERC, abstención que parece cada vez más complicada tras los numerosos anuncios de los republicanos de no favorecer a los socialistas.
La cuestión es que ERC necesitaría a los otros independentistas para lograr la presidencia en una coalición tremendamente complicada que se mantiene pendida de un hilo desde hace varios años. Los republicanos apuestan por una coalición con Junts y los Comuns, dejando fuera el independentismo de la CUP en una coalición que observan como imposible. Aun así, los continuos enfrentamientos entre los dos nacionalistas mayoritarios hacen casi imposible las negociaciones entre ellos. No obstante, la obstinación de Esquerra podría llegar a pasar por el mantenimiento de la coalición, que se vería beneficiado por presiones al Gobierno de Pedro Sánchez, ya que sus votos mantienen los Presupuestos Generales del Estado.
Por su parte, los Comuns apuestan por un Gobierno de izquierdas españolistas e independentistas con ERC, PSC y ellos mismos, pero la firma de los republicanos a un documento con el resto de catalanistas en el que establecían que nunca pactarían con los socialistas complica su rectificación.
EL BATACAZO DE LAS DERECHAS Y LA ENTRADA DE VOX
La noticia del desplome de la derecha en Cataluña se mantiene desde hace semanas y aun así el golpe ha sido tal que se ha hecho oír en unos resultados que nada tienen que ver con la pandemia aunque sí con el descontento generalizado de una estrategia completamente fallida. Ciudadanos ganaba las pasadas elecciones catalanas y ahora se cumplían sus peores pronósticos. El partido ha perdido 30 diputados y mantiene solo 6 con unos electores que los han abandonado por completo para mudarse a otros como el PSC, Vox o, simplemente, quedarse en su casa. Los naranjas pagan por su desaprovechamiento absoluto de los pasados resultados con una cantidad de votos que sirvió para que no formaran gobierno y no consiguieran ningún ayuntamiento en todo Cataluña.
El PP no podía perder mucho y aun así cae un diputado, manteniendo solo 3 y posicionándose como la fuerza minoritaria del territorio, solo por debajo de los anteriores. El gran beneficiado, la ultraderecha de Vox que deja aún peores noticias que las pronosticadas ganando 11 diputados con 214.735 votos. Lo que dejan claro los últimos comicios de estos años es que la estrategia de las derechas españolas fracasa y que jugar con la ultraderecha se paga caro. Ahora, Vox es la cuarta fuerza política de Catalunya, aunque el resto de partidos optan por su aislamiento, incluso PP y Ciudadanos que no sería extraño que cambien de parecer en unos días.