El segundo debate a las elecciones catalanas del 14F dejaba ayer un mayor clima de empates y tensiones ante los continuos enfrentamientos entre los nueve candidatos a la presidencia de la Generalitat. Las encuestas dispares, al final coinciden más o menes en un triple empate, PSE, ERC, JxCAT, otorgando mayorías a ERC unas y victorias del PSC otras; sorpasos de Vox al PP; caídas y subidas de los grupos independentistas y los constitucionalistas a su vez. Como todos, fue un debate en el que nadie quería pactar con el otro y crecía el distanciamiento entre socios habituales. Este escenario sí logró que la atención se desviara del conflicto independentista al cóctel de posibles o imposibles alianzas que definen ahora mismo los resultados del próximo domingo
El encuentro que se prolongó durante tres horas en TV3, moderado por el director de esta cadena, Vicent Sanchis, enfrentaba a Salvador Illa (PSC); Jéssica Albiach (En Comú Podem); Alejandro Fernández (PPC); Ignacio Garriga (Vox) y Carlos Carrizosa (Cs), entre los candidatos constitucionalistas y Pere Aragonès (ERC); Laura Borràs (JxCat); Dolors Sabater (CUP) y Àngels Chacón (PDeCAT), entre los candidatos independentistas.
EL TRIPARTITO ENTRE INDEPENDENTISTAS Y CONSTITUCIONALISTAS DE IZQUIERDA, UN ESCENARIO EN CUESTIÓN
Frente a las disparidades en los sondeos electorales se plantearon distintas alianzas que podrían ser capaces de levantar un gobierno. Entre estas posibilidades surgían varias principales, una mayoría de todas las fuerzas independentistas en unas alianzas que podrían ser complicadas por la unión de izquierdas y derechas, otra que consiga aunar a todas las fuerzas no independentistas que parece imposible por las mismas razones con la presencia añadida de la ultraderecha, y una última que ha sido la más comentada por unir a ERC con el PSC y el apoyo de los Comuns en una mezcla con independentismo de izquierdas.
No obstante, tanto Aragonès como Illa descartan ahora mismo esta idea ante los mayores reproches de Junts que teme su salida del Govern si se hiciera realidad. Aragonès replicaba a Borràs que lleva “toda la campaña lanzando acusaciones de un tripartito que no pasará” y apuesta por un Govern amplio junto a Junts y En Comú, posibilidad que rechazan ambos. La propuesta de ERC de formar un gobierno progresista y soberanista no pasa por Borràs, que se distancia al máximo de sus socios actuales. Esquerra criticaba los recortes de Junts y sus constantes reproches por el posible apoyo al PSC estableciendo que ellos mantienen a los socialistas en la Diputación de Barcelona.
Albiach tampoco pasa por un Gobierno con la derecha de Junts, al igual que la CUP que se aleja de la derecha, aunque apuestan por un Govern plenamente independentista. Chacón por su parte se posiciona con los dos partidos independentistas mayoritarios, aunque a su vez se distancia abiertamente de las políticas propuestas por Borràs y niega una alianza con la izquierda de CUP. Aun así, es posible que este partido se quedé fuera del Parlament.
De esta forma, ninguna de las alianzas propuestas funciona ante la negativa de unos y de otros a pactar con ciertos colores y los pocos apoyos que se ofrecen penden de un hilo frente a las contradicciones políticas.
EL “EFECTO ILLA” EN EL FRENTE DE LAS CRÍTICAS
Illa se convertía en el blanco de críticas por parte de todos los partidos tras su abandono del Ministerio de Sanidad para posicionarse como candidato a las elecciones en plena pandemia. Su gestión de la pandemia se planteaba como el reproche sencillo del resto de candidatos a lo largo de todo el debate hasta su explosión. “¡Hay cosas que no puedo dejar pasar!”, defendía cuando interpelaban a una irresponsabilidad frente a la pandemia, estableciendo que todo su tiempo frente a Sanidad se dedicó a ello.
“Planteo un Gobierno que pase página. Que escriba una nueva página”, establecía, sacudiéndose de estas críticas. Frente a esto, el socialista ofrece un gobierno progresista y de izquierda que se centre en las prioridades del momento, el refuerzo de la Sanidad y la economía. Otra de las grandes promesas, la creación de 140.000 puestos de empleo que provengan de los Fondos Europeos de Recuperación.
El único apoyo claro que recibía era el de Albiach, que recordaba al resto de candidatos que también ejercen un gobierno en distintas administraciones y que los problemas en la lucha de la pandemia en Cataluña no han llegado del Gobierno central. “Los recortes en sanidad matan, y han sido decisión política de los gobiernos del PP y de Mas”, sostenía, señalando también a ERC que no ha hecho “nada” a pesar de estar al frente de la Conselleria de Salut desde 2015. El apoyo de los Comuns, posicionada en los sondeos como la cuarta fuerza política, parece uno de los pocos claros por el momento, aunque apuesta por la posibilidad de ERC y PSC. No obstante, Illa ha negado también su alianza con el independentismo para buscar el gobierno progresista y de cambio.
Los candidatos independentistas también aprovechaban la presencia de Illa para exigir un referéndum de autodeterminación y la liberación de los presos del procés.
LA ULTRADERECHA AISLADA
Entre las pocas cosas que parecen claras está el aislamiento de Vox, independientemente de los resultados que obtengan, tanto desde la izquierda como la derecha, aunque siempre podría cambiar tras los resultados. La estrategia del partido de ultraderecha parece ser la de ellos contra todos, estableciendo que realizarán una “oposición frontal” contra la izquierda y el independentismo, y el resto de partidos parecen apoyar esta soledad. Illa aseguró que no aceptará los votos de la ultraderecha para gobernar “ni por activa, ni por pasiva, ni por perifrástica” ante los continuos reproches de Aragonès que mantiene que cambiará de idea si es necesario, pero el socialista se posiciona en un “Govern de cambio”. La sorpresa llegaba por parte de los candidatos españolistas de la derecha, Fernández y Carrizosa, que atacaban directamente el “populismo” de Vox, después de haber ignorado a Garriga por completo en el primer debate.
El PP se desmarca completamente de la estrategia seguida en Madrid con un Gobierno tripartito de las derechas y ultraderecha estableciendo, literalmente, que no irán “a Madrid”, apelando a Ciudadanos, y que tampoco se dedicarán “a contemplar el paisaje”, haciendo alusión a Vox. Garriga atacaba tanto a derechas, como a izquierdas y a independentismos, estableciendo que iba a “cerrar” la cadena en la que estaba hablando en ese mismo momento con la replica del PP: “Pues no para de venir a TV3”. El candidato ultraderechista también cargaba contra Cs al hablar de la corrupción y Carrizosa le recordaba que el líder de su partido, Abascal, “salió del chiringuito [del PP] para montar este partido! [Vox]”.
Ciudadanos y PP tampoco terminaban de ponerse de acuerdo, criticando los segundos a los primeros por desaprovechar su victoria en las elecciones del pasado 2017. Las encuestas indican un sorpaso de Vox al PP, ante la caída de apoyos que ha marcado al partido desde 2019, y el desplome completo de Cs que igualmente no sorprende ante los últimos resultados electorales que han cosechado. El único punto en el que los tres parecían ponerse de acuerdo es en conseguir una mayoría constitucionalista.
EL ÚLTIMO DEBATE SE CELEBRARÁ MAÑANA
La Sexta acogerá mañana jueves el último debate antes del encuentro electoral el próximo domingo. Ana Pastor será la encargada de moderar a los nueve candidatos a la espera de conocer finalmente si será ERC o PSC el ganador de las elecciones. De momento, parece que el apoyo global al independentismo sigue siendo mayor que el que cosechan las fuerzas españolistas.