Los dirigentes del Partido Popular que hoy lidera Pablo Casado siguen empeñados en intentar desmarcarse de la corrupción estructural que ha acompañado a esta formación política desde casi su fundación. Pero parece un trabajo infructuoso y los casos que investiga la justicia son la gran “espada de Damocles” que pende sobre el principal partido de la oposición que ha gobernado España y gobierna numerosas instituciones. Este lunes se abre una pieza más de la maraña de casos que asolan al partido y el ex tesorero Luis Bárcenas vuelve a cobrar protagonismo. Ahora se juzga el posible pago de una parte de las obras de la sede del PP con dinero negro de la ya acreditada “caja b” que la formación ha usado desde principios de los años 80. El ex dirigente popular y senador que manejó las cuentas del PP quiere ahora colaborar con la justicia y amenaza con contar todo lo que sabe tras pasar cuatro años en prisión y ver cómo su mujer también ha acabado entre rejas. En la víspera del juicio oral, Bárcenas declaró en una entrevista que dos dirigentes de este PP abrieron una negociación con él para enterrar “el hacha de guerra” y callar todo lo que sabe, pero acusa a los populares de no cumplir con su palabra. Quizás esa decisión sea lo que posibilite que todos los españoles conozcamos cómo obró durante décadas la gran formación del centro-derecha española.
El Partido Popular lucha denodadamente por dejar atrás su pasado y alejarse definitivamente de los años en los que “todo valía” y en el que la corrupción se instaló de forma sistémica en todos los rincones de la formación. Pero lo tiene difícil cuando aún pisa el suelo que esa misma corrupción construyó.
Este lunes se abre el juicio oral de una nueva derivada de la “caja b” del partido que se nutría con jugosas donaciones de empresas que luego accedían a contratos públicos allí donde el partido gobernaba. Ahora se investiga si uno de los destinos de dinero negro que obtenía el PP sirvió para pagar parte de la reforma de la sede del partido en Madrid, en la calle Génova.
Son ramificaciones de los denominados “papeles de Bárcenas”, la contabilidad de todo el dinero que ingresó el partido de forma ilícita y a quién y a qué se destinaron esos fondos.
La novedad es que ahora, Luis Bárcenas, el extesorero que tenía la llave de la ‘caja fuerte’ y controlaba lo que se ingresaba y lo que se pagaba, ha decidido colaborar con la justicia y contar “toda la verdad”. Ya en 2013 declaró ante el juez Pablo Ruz y explicó el funcionamiento de un sistema que se remonta a la época de Manuel Fraga, heredado por José María Aznar y por Mariano Rajoy. Así, la semana pasada envió un escrito a la Fiscalía Anticorrupción en la que asegura que el ex presidente Rajoy conocía la contabilidad ‘extracontable’ y que él mismo destruyó en su despacho esos papeles sin saber que ya había una copia a buen recaudo. También asegura que la cúpula del partido recibía sobresueldos sin retención fiscal y sin declaración y que se pagó gran parte de las obras de remodelación de las obras de la calle Génova.
Inmediatamente, Pablo Casado y su cúpula directiva, en plena campaña electoral catalana, han intentado lanzar el mensaje que de lo que habla Bárcenas es del pasado y que el actual PP está libre de cualquier pecado. Pero el propio Bárcenas, en una entrevista en el diario el Mundo, afirmaba este domingo que dos miembros muy vinculados a la actual directiva (uno de ellos sería miembro de la Junta Directiva) negociaron con él para enterrar “el hacha de guerra” y ocultar lo que sabe. A cambio, Bárcenas tendría unas contraprestaciones que parece ser que el PP no ha cumplido. Y de ahí surge su cambio de estrategia de colaborar con la justicia.
BÁRCENAS PIDE UN CAREO CON RAJOY
En los primeros compases del juicio, el abogado defensor de Bárcenas ha mostrado la posibilidad de pedir un careo entre su cliente y el expresidente Mariano Rajoy para que quede patente la versión de cada uno de ellos. El expresidente ya está citado como testigo, junto a José María Aznar y gran parte de las personas que ocuparon la cúpula del partido años atrás. Pero ahora la defensa quiere ir un paso más allá.
En su escrito, Bárcenas también hablaba de la existencia de una grabación en la que su antecesor, Álvaro Lapuerta, hablaba abiertamente sobre las comisiones que cobró Rajoy. Por ello, la defensa del extesorero ha pedido la comparecencia de los periodistas que han escuchado esa grabación y que uno de ellos hizo. Se trata de una nueva prueba que constataría lo que él cuenta. El problema que tiene Bárcenas es que, previsiblemente, no cuenta con más pruebas que confirmen los pagos que ha contado que hacía. Y no tiene ese material porque una “policía patriótica” montó un operativo policial secreto para quitar a Bárcenas la documentación que tuviera. Pero eso será objeto de otro juicio, hablamos de la “Operación Kitchen” que salpica al que fuera ministro del Interior Jorge Fernández Díaz.