Donald Trump abanadonó la Casa Blanca, todavía como presidente, en el Air Force One con la idea de no acudir a la toma de posesión de Joe Biden. El líder demócrata, ganador de las elecciones, se convierte hoy en 46º presidente de los EEUU, acompañado por su vicepresidenta, Kamala Harris. Washington estuvo semanas blindándose tras los altercados violentos del asalto al Capitolio, promovidos por Trump. La Cámara estuvo rodeada por el mayor despliegue de la Guardia Nacional visto en una toma de posesión, 25.000 agentes, acompañados por vallas de seguridad y con las calles contiguas completamente cortadas al tráfico. El FBI llevaba semanas trabajando para estudiar y detener a sospechosos que podrían protagonizar hoy nuevos altercados violentos en un país que se encuentra completamente fracturado tras la estampida de Trump. Biden, ha tomado posesión apenas sin público, sustituido por 200.000 banderas, con las voces de Lady Gaga y Jennifer López. Hereda un Gobierno marcado por la mayor crisis pandémica vista en un siglo y además con una población dividida, con millones de estadounidenses que creen que es un candidato ilegítimo, convencidos por el presidente saliente.
El nuevo Presidente Joe Biden, demócrata progresista, ha asegurado que pondrá todo su empeño durante la legislatura para unir de nuevo al país, tremendamente dividido por los excesos trumpistas de sus predecesor. Como es habitual, la ceremonia de posesión cuenta con numerosos actos tradicionales trasladados a un formato televisivo sin público por el coronavirus. En el Capitolio le recibieron 200.000 banderas de los Estados para sustituir al público que normalmente se solía agolpar alrededor del monumento a Washington
El fin de la era Trump en Estados Unidos ha llegado a su fin, pero hasta el último momento el ya ex presidente ha impuesto su peculiar mal estilo, negándose a acompañar al presidente entrante en su toma de posesión. Es la primera vez que esta descortesia parlamentaria se da, en los 152 años de historia. Hasta el último minuto, Trump ha continuado con sus acusaciones falsas contra unos resultados electorales que le otorgaron la victoria a su contrincante, el demócrata Joe Biden. Biden hereda el país en medio de la peor pandemia que se ha conocido en un siglo y con el país completamente fracturado tras la estampida de Trump que ha convencido a millones de estadounidenses de que el que llega es un presidente ilegitimo, a pesar de que la Justicia no ha hallado ningún indicio de que esto sea así. El líder demócrata jura su cargo junto a su vicepresidenta, Kamala Harris, en un Capitolio que lleva días blindándose tras el asalto protagonizado por radicales seguidores del presidente saliente, un expresidente que no acudirá a la toma de posesión, tradición que no se rompía desde hace 152 años.
La ceremonia se celebra a las 12:00 horas (hora de Washington) con el mayor despliegue de seguridad visto en una toma de posesión. Por el momento, 10.000 agentes de la Guardia Nacional ya protegen los alrededores del Capitolio tras días de trabajo para blindarlo y cerrar las calles contiguas. Se prevé que este número ascienda a 25.000 durante la ceremonia para evitar altercados violentos como los sucedidos hace dos semanas. El FBI trabaja desde entonces para detener a los implicados en el asalto a la Cámara, saldándose con la detención de un centenar de personas y ya estudia a otras 200 que, sospechan, podrían intentar protagonizar nuevos altercados violentos durante la jornada de hoy. La nota discordante es que el presidente saliente, Donald Trump, no acudirá a la toma de posesión del presidente electo.
La fractura del país no es la única protagonista de esta singular toma de ceremonia. Estados Unidos es el país con más casos de coronavirus del mundo, contabilizando un total de 24’2 millones de contagios. Por primera vez desde 1949 no habrá un baile inaugural del evento, cuyo recinto se ha convertido en los últimos meses en un hospital de campaña. Tampoco habrá desfile por la Avenida de la Constitución y el tradicional público agolpado alrededor del monumento a Washington se ha sustituido por 200.000 banderas de los 50 estados. Biden sí que mantiene la tradicional ceremonia en el exterior aunque parte de su equipo propuso que se trasladara al interior del Capitolio por los riesgos pandémicos y de violencia.
En el comienzo del acto, Joe Biden jurará su cargo con una Biblia alrededor de un grupo de invitados muy reducido. Acudirán los expresidentes Barack Obama, acompañado por Michelle Obama, George W. Bush, acompañado por Laura Bush, y Bill Clinton acompañado por la excandidata de las pasadas elecciones, Hillary Clinton. El resto de asistentes serán los miembros componentes de la Cámara de Representantes, el Senado y el Gabinete. Trump, que ya anunció hace 10 días que no estaría presente para recibir al nuevo presidente, tendrá que haber abandonado por completo la Casa Blanca antes de la llegada de su contrincante. Su vicepresidente, Mike Pence, se desmarca por última vez de Trump y sí acudirá a las escalinatas del Capitolio para recibir a los demócratas.
La ceremonia mantendrá su carácter de celebración con invitados como Lady Gaga, encargada de cantar el himno estadounidense, y Jennifer López. El baile inaugural se convierte en un programa televisado, presentando por el actor Tom Hanks en el que aparecerán numerosas estrellas. Se mantienen otras tradiciones como los honores a la bandera y el recuerdo a los soldados caídos, depositando una guirnalda en la tumba de un soldado desconocido.
Finalmente, a las 15:30 horas Joe y Jill Biden llegan a la Casa Blanca con los cargos de presidente y primera dama. Biden parece haberse convertido en el candidato idóneo para heredar la delicada situación de Estados Unidos. Progresista y muy moderado, presenta la imagen contraria a Trump en la búsqueda por recuperar la unidad de un país que ha quedado fracturado y que se enfrenta a la mayor crisis desde la Gran Depresión. Numerosos líderes europeos, entre ellos la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, el primer ministro británico, Boris Johnson, o el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, celebran la llegada del demócrata que terminará con los años de proteccionismo de Trump.