Las calles de Madrid se llenaron ayer con miles de manifestantes que denunciaban la construcción del nuevo negocio de Ayuso que ya supone, como mínimo, 100 millones de euros. El hospital se ha inaugurado supuestamente hoy con, tan solo, 111 trabajadores de los 699 que necesitaban para abrir uno de sus pabellones. De las 1.000 camas prometidas, solo se han instalado 240 pero, aun así, la comunidad continúa con sus esfuerzos de reubicar personal en vez de contratar refuerzos, lo que CC.OO. califica como “surrealista”. Los sindicatos y organizaciones sanitarias protestaban por “el ladrillazo hospitalario” que solo ha servido “para la gloria de Ayuso y sus amigos los constructores”, con contratos a dedo que aun no se conocen en su totalidad. Los profesionales reclaman que se destine dinero a reforzar una sanidad pública que queda más deteriorada cada año con el negocio de las privatizaciones y que se acabe con este tipo de construcciones que suponen “un insulto para la ciudadanía”. “Si tenemos, por desgracia, una tercera ola en enero, vamos a tener muchos más problemas sanitarios que ahora porque estarán llenos los hospitales otra vez. Los trabajadores están en estrés y no van a poder aguantar mucho más”, mantienen desde UGT con preocupación por la falta de contratación y dinero realmente invertido para la sanidad pública.
La Marea Blanca ha vuelto a marchar por Madrid contra el negocio del nuevo hospital de Ayuso que consideran “innecesario”. Organizaciones sanitarias y sindicales han recorrido las calles madrileñas desde Neptuno hasta Colón para protestar contra los recortes en el sector que han recibido como respuesta la construcción del duodécimo centro sanitario en doce años en la capital española. Describen el hospital Isabel Zendal como “el ladrillazo hospitalario” y reclaman la necesidad de reforzar los centros ya existentes y contratar a más rastreadores para frenar de forma eficaz la pandemia. El centro se va a abrir en plena incertidumbre sobre el presupuesto final que se ha comido, que ya se sabe que como mínimo duplica al original, y el personal que va a cubrir la plantilla, que no es el suficiente para ponerlo en marcha.
“Menos banderas, menos Valdebebas” era uno de los lemas que portaban los manifestantes ayer domingo por la mañana. Entre los protestantes se encontraban las trece organizaciones convocantes, entre ellas Sanitarios Necesarios y SummAT, y los sindicatos UGT, CC.OO. y CGT que llevan meses protestando por la construcción del Hospital Isabel Zendal. En total más de 10.000 personas han ocupado las calles manteniendo la distancia y protocolos de seguridad, según informaban los organizadores. También acudían representantes del PSOE, en concreto el portavoz del grupo socialista en la Asamblea regional, Ángel Gabilondo, y el portavoz municipal de PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, Pepu Hernández. Más Madrid también apoyaba la movilización con la presencia de Mónica García, diputada en la Asamblea regional, y Podemos hacía lo mismo la diputada Vanessa Lillo.
Rosa López, vicepresidenta de SummAT afirmaba que el hospital solo ha servido “para la gloria de Ayuso y sus amigos los constructores” a los que les ha asignado a dedo los contratos y que “no tiene alma” al estar “destrozando a todos los trabajadores y ciudadanos”. Lo cierto es que en una situación excepcional, como es la pandémica, la ley autonómica permite asignar contratos sin procedimientos previos y la presidenta madrileña ha aprovechado al completo la situación. Aun no se conocen todas las empresas a las que se les ha asignado el trabajo, que van apareciendo poco a poco en el Portal de Transparencia con nombres como Ariete Seguridad, empresa de Silvia Cruz Martín, que fue teniente de alcalde por el PP.
El secretario general de CC.OO. de Madrid, Jaime Cedrún, señalaba que “la construcción de hospitales se ha convertido en uno de los grandes negocios de las empresas constructoras” y que “quizás dentro de cinco años nos encontremos que en los tribunales empieza a pasar alguno de los responsables que en estos momentos están en el Gobierno o gestionando la Sanidad”. En esta línea se mantenía Dora García, portavoz del movimiento Sanitarios Necesarios, que declaraba que el hospital es “un insulto a la ciudadanía” que supone “un gasto de dinero de millones riéndose de la población”. “Saldremos las veces que hagan falta, haremos lo que haga falta porque creemos en una sanidad 100% pública, universal y de calidad”, subrayaba.
Ante el temor de que llegue una tercera ola en enero una vez pasadas las Navidades, los manifestantes han denunciado “la situación precaria” en la que se encuentra el sistema sanitario madrileño con continuas privatizaciones y condiciones precarias para los profesionales. Reivindican “más sanitarios y más salario”. Luis Miguel López Reillo, secretario general de UGT Madrid, recalcaba esta idea: “Si tenemos, por desgracia, una tercera ola en enero, vamos a tener muchos más problemas sanitarios que ahora porque estarán llenos los hospitales otra vez. Los trabajadores están en estrés y no van a poder aguantar mucho más”. Mantiene que la sanidad pública tiene que recuperar los recursos que ha ido perdiendo a lo largo de los años con los recortes y que es necesario un refuerzo en todo el sistema sanitario.
UN HOSPITAL SIN PRESUPUESTO NI PERSONAL
Hace más de 15 días Ayuso anunciaba que el hospital Isabel Zendal iba a abrir las puertas de uno de sus pabellones para el que necesitaba 699 sanitarios. Desde hace un mes ya se conocía que la presidenta no optaría por contratar a nuevo personal para reforzar el sistema sanitario colapsado por la pandemia en Madrid, sino que procedería a una reubicación de profesionales que ya fueron contratados como refuerzo para otros centros que lo solicitaron. Ayuso mantenía que conocía “a pocos médicos que no quieran inaugurar y formar parte de este proyecto pionero” y abrió unas listas para que los profesionales se presentaran voluntariamente a cubrir los puestos. Pues bien, 18 días después tan solo se han presentado 111 solicitudes de las 699 que hacen falta y aun no se sabe de dónde van a salir el resto de sanitarios. Enrique Ruiz Escudero, consejero de Sanidad, ya informó de que, si esto sucediera, se procedería al traslado forzoso de sanitarios, aunque esto suponga el desmantelamiento de otros centros que requieren de estos profesionales.
Desde los sindicatos ya avisan de que no existe una plantilla suficiente para cubrir estos puestos y que es necesario contratar a nuevo personal. De momento, el hospital quedaría abierto con 240 camas de las 1.000 previstas y 558 sanitarios menos. Escudero ha convocado una reunión con los sindicatos, según ha anunciado CC.OO. en la que las organizaciones sindicales prevén que el centro “no va a entrar en funcionamiento”. Declaraban como “surrealista” que se convoque una reunión 24 horas después de la supuesta inauguración del hospital que no cuenta con el personal necesario para su funcionamiento.