El epidemiólogo y director del CCAES Fernando Simón celebraba ayer la nueva noticia de la vacuna de Moderna que ha mostrado una eficacia del 94’5% en su Fase III de ensayos. Hace una semana se conocía la primera noticia esperanzadora sobre estos fármacos con el anuncio de Pfizer que, en su Fase III, había mostrado una eficacia del 90%, todo un hito en fármacos de este tipo. La Unión Europea ya negocia con Moderna la compra de 80 millones de dosis, que servirían para vacunar a 40 millones de personas, de las cuales unos 4 millones llegarán a España. La vacuna de Pfizer distribuirá de momento 200 millones de dosis, una cantidad mayor que su competidor, y unos 20 millones llegarán a España a principios de año. Aunque Pfizer llegará, por lo tanto, antes, Moderna cuenta con la ventaja de que no necesita temperaturas extremas para su conservación, a diferencia de la otra que requiere temperaturas de -70oC. En total ya se ha confirmado que España recibirá unos 24 millones de dosis a la espera de noticias de otras vacunas como la de Oxford o AstraZeneca que también se encuentran en fases muy avanzadas de investigación.
Fernando Simón ha celebrado la llegada de las noticias de las farmacéuticas Pfizer y Moderna, aunque se mantiene con precaución. El epidemiólogo explicaba que los resultados “indican claramente que las vacunas que se están desarrollando parece que van a tener una eficacia alta” y anunciaba que “probablemente la semana que viene” ya esté disponible el primer borrador del plan de vacunación contra el Covid – 19. De momento, se sabe que España recibirá alrededor de 24 millones de dosis entre las vacunas de Pfizer y Moderna a principios del siguiente año y faltan por conocer otras como las de Oxford o AstraZeneca, también en fases clínicas muy avanzadas. Para Simón estas noticias son muy esperanzadoras, pero recalca: “Se tiene que tener cuidado, hay que valorar los intervalos de confianza de la eficacia de alrededor del 95 por ciento. Son resultados muy esperanzadores que hay que interpretar todavía con prudencia hasta que tengamos resultados definitivos”.
Ambos resultados, por lo tanto, son muy positivos, aunque todavía se encuentran las vacunas en Fase III de ensayos. Esto es lo que se conoce de momento de los fármacos.
EFICACIA SIMILAR PERO CARGAS DISTINTAS
La compañía Pfizer hacía hace una semana el gran anuncio de que su vacuna había mostrado un 90% de eficacia en las pruebas de su Fase III. Este porcentaje de eficacia es todo un hito para este tipo de fármacos, pero ahora Moderna anunciaba que sus dosis habían mostrado un porcentaje del 94,5%. En su Fase III de desarrollo, se administró el medicamento a 30.000 voluntarios de los cuales la mitad recibió la vacuna y la otra mitad una solución salina, un placebo. En total, 95 personas contrajeron coronavirus, 11 de forma grave, pero solo 5 de estas personas habían recibido el fármaco, al resto se les había suministrado el placebo.
Ambas tienen una efectividad muy similar y además se necesitan las mismas dosis para desarrollar inmunidad, dos. El problema de la vacuna de Moderna es que tiene una carga tres veces superior a la de Pfizer, lo que puede hacer que la primera compañía se quede sin suficiente producción del fármaco. Jaime Jesús Pérez, de la Asociación Española de Vacunología, explica: “La de Moderna tiene una carga de 100 microgramos cada dosis, mientras que la carga de Pfizer es de 30 microgramos. Esto no parece que vaya a tener una repercusión en cuanto a la eficacia, pero sí puede ser un hándicap sobre la producción”.
LAS MISMA TECNOLOGÍA
Las dos vacunas cuentan con una tecnología nunca usada antes en vacunas que está demostrando una alta eficacia. Están formadas por una molécula de ARN mensajero (ácido ribonucleico) compuesta por una cadena de ribonucleótidos, que son los encargados de provocar una respuesta en las células humanas de forma que se produzca una proteína Spike que estimularía la respuesta inmunológica.
MODERNA NO NECESITA TEMPERATURAS EXTREMAS PARA SU FÁRMACO
La vacuna de Moderna, aunque está compuesta por la misma tecnología que la otra, no necesita un almacenamiento a temperaturas muy bajas para poder mantenerse. El otro fármaco solo se puede mantener a las temperaturas normales para el almacenamiento de vacunas, entre 2 y 8oC, durante cinco días antes de que empiece a descomponerse.
La logística para el transporte y mantenimiento de la vacuna de Pfizer es descomunal, ya que el fármaco solo se puede mantener en temperaturas de -70oC, mucho menores que las que proporciona un frigorífico normal. Para ello, la compañía anunciaba que habían creado contenedores térmicos de conservación que permitirían distribuir la vacuna a lo largo del mundo. “Hemos diseñado contenedores con temperatura controlada que utilizan hielo seco para mantener las condiciones de almacenamiento recomendadas de hasta menos 75 grados durante 10 días”, explicaban. Estos contenedores pueden mantener las dosis durante 10 días si se va reponiendo el hielo seco pero, para un mantenimiento más prolongado, los hospitales tendrán que hacer inversiones en frigoríficos de alta capacidad y se tendrá que asegurar una distribución segura en la que no se rompa la cadena de frío.
La compañía Moderna ha asegurado, en cambio, que sus dosis se podrán mantener hasta un mes en temperaturas normales para un frigorífico de entre 2 y 8oC y hasta seis meses si fuera necesario a temperaturas de -20oC. Esto es por la diferencia de carga en ambas vacunas, lo que permite que, si parte de la vacuna se degrada en su conservación, aun tenga efectividad. La logística, por lo tanto, será mucho más sencilla y no habrá que invertir una mayor cantidad para obtener el fármaco. El director de calidad de Moderna señalaba que esta noticia “da una facilidad y una flexibilidad a la hora de llegar con la vacuna a todos los sitios y que la vacuna esté lista para usarse”.
PFIZER LLEGARÁ ANTES A EUROPA
Las primeras 20 millones de dosis de Moderna estarán listas para finales de año pero llegarán a Estados Unidos. La compañía ha anunciado que para finales de 2021 planean haber distribuido entre 500 y 1.000 millones de dosis alrededor de todo el mundo y se encuentra en negociaciones con la Unión Europea para adquirir 80 millones de dosis. De estas, unos 4 millones podrían llegar a España, ya que al país le corresponde un 10% de las dosis que adquiera la UE. “Trabajamos con esta compañía en la Unión Europea; es una de las siete vacunas que estamos negociando con conversaciones avanzadas. Pero vamos a tener mucha prudencia”, señalaba el ministro de Sanidad, Salvador Illa, para Europa Press. De momento, Moderna ha escogido como punto de distribución para Europa los laboratorios farmacéuticos Rovi, en Madrid.
Pfizer, a pesar de los esfuerzos de distribución, ya tiene un plan logístico organizado. En Europa se distribuirá desde Puurs en Bélgica y The Wall Street Journal adelantaba que la compañía enviará 7’6 millones de dosis diarias a los países de destino. Esta cifra es, de momento, mayor que la anunciada de forma inmediata por la otra y Europa dispondrá de 200 millones de dosis, 20 millones para España, una vez se apruebe su distribución.
LA PRIMERA VACUNA ESPAÑOLA CON ENSAYO CLÍNICO: Archivel Farma
La vacuna desarrollada por el Hospital Germans Trias i Pujol de la farmacéutica Archivel Farma es la primera española en ser autorizada para un ensayo clínico que se realizará en Argentina. Esta vacuna fue creada originalmente para combatir la tuberculosis y, aunque no tiene la misma eficacia contra el Covid como las ya mencionadas, podría servir para atenuar los efectos de la pandemia. Este fármaco tiene una tecnología muy diferente a la que se está investigando en otras compañías, se basa en la “inmunidad innata entrenada” que crea memoria dentro del cuerpo para generar una respuesta inmunológica rápida contra el virus. Esto podría servir para la llegada de otras pandemias o nuevos virus, gracias a que su tecnología cubre un espectro mucho más amplio que el resto de vacunas.
No obstante, el fin de la pandemia podría llegar sin una vacuna española. Los otros fármacos en más avanzados se encuentran solo en fase preclínica no por la calidad de la ciencia española, sino por su baja financiación en comparación con otros países que sí priorizan este sector. Ahora estos fármacos tendrán competencia si llegan a fases de desarrollo avanzadas y además se cuestiona la ética que tendría hacer ensayos en humanos cuando ya existen medicamentos capaces de crear inmunidad que se podrían estar administrando.