El presidente de Estados Unidos ha regresado a la Casa Blanca este lunes tras estar ingresado tres días en el Hospital Militar Walter Reed por complicaciones provocadas por el Covid – 19. Trump fue muy criticado tras anunciar su positivo por su continua irresponsabilidad con la gestión del virus que ha llevado a un contagio que podría ser masivo en la Casa Blanca, aunque ninguna fuente oficial quiere informar de las cifras reales de contagios. Ahora, ha lanzado dos vídeos propios de un show hollywoodiense en el que adopta una posición triunfal por haber superado el virus, aunque su verdadero estado de salud sigue siendo una incógnita, y alienta a los estadounidenses a no temer al virus en el país que más muertes acumula por el mismo.
Donald Trump ha abandonado el Hospital Militar Walter Reed en el que se encontraba desde el pasado viernes tras la confirmación la noche anterior de su positivo y el de la primera dama, Melania Trump, por coronavirus. Este anuncio se produjo tras la confirmación del contagio de su directora de comunicación, Hope Hicks, con la que había viajado sin llevar mascarilla en sus actos de campaña. Desde entonces, se han sucedido numerosas confirmaciones de contagios en la Casa Blanca, aunque no se conocen cifras reales ya que el presidente prefiere mostrar una imagen triunfal de su irresponsabilidad. El lunes, tras su llegada a la Casa Blanca, Trump lanzó unas peligrosas declaraciones en las que alentaba a los estadounidenses a no temer al virus.
El presidente abandonaba el hospital en su helicóptero el lunes tras estar ingresado durante tres días entre numerosas incógnitas sobre su verdadero estado de salud. Poco después, publicaba un vídeo en su cuenta de Twitter en el que aparecía sin mascarilla y declaraba que los estadounidenses no debían temerle al virus. “No tengan miedo. Lo pueden vencer. Tenemos los mejores equipos, los mejores médicos”, declaraba el republicano que también señalaba que los ciudadanos debían tener cuidado, pero no debían permitir que el virus “domine” su vida. Este mensaje recibió críticas al instante que recordaban al presidente que Estados Unidos es el país que más muertes acumuladas por la pandemia en todo el mundo, 210.000, y que es un dato que no puede sencillamente ignorar.
A pesar de esto, su estado de salud verdadero sigue siendo desconocido. El médico de la Casa Blanca, Sean Conely, reconocía ese mismo lunes que el presidente no se encontraba “completamente fuera de peligro” y en ningún momento se han aclarado las complicaciones que el virus ha causado al republicano. En su última actualización oficial se declaraba que Trump había pasado los últimos tres días sin fiebre y con niveles de oxígeno regulares, aunque el domingo fuentes de la Casa Blanca aseguraban que el mandatario se encontraba en estado “muy preocupante” y afirmaban que las próximas 48 horas serían “críticas” para su recuperación. Anthony Fauci, el principal responsable científico del coronavirus en el país, afirmaba que Trump podría tener una recaída ya que el problema es “muy reciente” y es un cuadro que ya se ha visto en otros pacientes. Aun así, el presidente explicaba en su vídeo que se encontraba “mejor que hace 20 años”.
Trump, en su estrategia para hacer de estos contagios una victoria, se mostraba triunfal y heroico en sus declaraciones. “Volveremos, volveremos al trabajo, volveremos al frente y vuestro líder hará eso. Sé que es peligroso también, pero tengo que hacerlo”, explicaba el presidente que continúa negándose a dar información real sobre la cantidad de contagios que se han dado en la Casa Blanca, aunque se habla que podrían ser cerca de 25 por el momento. Una de las últimas confirmaciones fue la de su jefa de prensa, Kayleigh McEnany, que anunció su positivo ayer mismo. Este hermetismo informativo responde a una estrategia para evitar mayores críticas sobre la gestión de Trump del coronavirus y las consecuencias que ha tenido su irresponsabilidad, no solo en su entorno, sino en todo el país.
El propio presidente publicó un vídeo montaje en su cuenta de Twitter en el que se veía como su helicóptero de transporte, Marine One, aterrizaba en la Casa Blanca y luego se bajaba de este haciendo un saludo militar, todo acompañado de música épica que hacía más dantesca la situación. En un acto calculado, el vídeo muestra a Trump en el balcón del edificio quitándose la mascarilla y guardándola en su bolsillo en un gesto triunfal, movimiento que va en contra de todas las recomendaciones médicas en los positivos por coronavirus, ya que el republicano aun podría infectar a otras personas o contaminar su ropa con el virus. Esta no fue la última negligencia cometida por el mandatario, que el lunes ya fue criticado por dar un paseo en coche por las inmediaciones del centro hospitalario para saludar a simpatizantes que se concentraban en los alrededores. El doctor del Walter Reed, James Phillips, destacó la peligrosidad que supuso este acto para los agentes del Servicio Secreto que acompañaban al presidente en un coche que está sellado herméticamente y que podrían ahora contraer la enfermedad.
Lo cierto es que las noticias de contagios entre numerosos trabajadores de Trump no han desalentado a sus seguidores. Cerca de 300 de ellos se concentraron el pasado domingo en la Avenida de Wisconsin donde está situado el hospital militar en apoyo al presidente. Muchos de ellos no llevaban mascarilla y cantaban al ritmo de Proud to be American, canción country popular entre los republicanos. Al otro lado de la autopista se mostraba una imagen muy distinta, con las cámaras de los medios de comunicación intentando mantener la mayor distancia posible de los manifestantes. El impacto de estas noticias a mayor nivel sigue siendo desconocido. De momento, Biden en la última encuesta realizada por The Wall Street Journal adelanta al republicano por 13 puntos, pero las encuestas en las elecciones de 2016 también mostraban un mayor apoyo a Hillary Clinton y claramente no reflejaron el resultado real.
De momento, Trump planea retomar sus actos de campaña lo antes posible aunque la celebración de su segundo debate contra Biden sigue en duda ya que es probable que todavía no se encuentre libre de virus. Su estrategia se ha tornado mucho más agresiva aprovechando su aparente recuperación, al contrario que la de la segunda de Biden, Kamala Harris, que suaviza mucho sus críticas contra la gestión del coronavirus de Trump al ser su estado de salud todavía una incógnita.