El actual centro de salud de la calle de Alameda de Madrid se encuentra en una situación crítica. Pese a que Más Madrid intentó que se cambiase la catalogación del edificio de La Ingobernable para acoger el consultorio, tanto el Partido Popular como Ciudadanos y Vox votaron en contra de la propuesta planteada en el pleno del Ayuntamiento, dejando una situación insostenible en el centro, sobre todo ante la escalada de casos que sufre la capital en las últimas semanas.
El jefe del área de Desarrollo Urbano, Mariano Fuentes, defendió durante la celebración del Pleno que fue Más Madrid cuando se encontraba en el Gobierno en la pasada legislatura el que aprobó una catalogación cultural del edificio que impide que ahora sea un centro de salud.
Mientras tanto, decenas de vecinos se manifestaban ante el palacio de Cibeles para reclamar precisamente un consultorio digno. Su petición iba más allá, puesto que pretendían que el centro se denominase Doctor Manuel Garrido, como homenaje al sanitario fallecido a consecuencia de la pandemia.
Murió por coronavirus con solo 46 años de edad
El centro de salud de la calle de Alameda, situada en el distrito Centro de Madrid, viste en su única ventana una bata en la que se puede leer: "Doctor Manuel Garrido, hasta siempre".
Las muestras de cariño a este médico, fallecido el pasado 21 de abril, copan los espacios exteriores con flores, mensajes e imágenes, casi cuatro meses después.
Sin embargo, el inmueble supone un verdadero quebradero de cabeza para facultativos y pacientes, con críticas por el entramado de rampas imposibles, entre otras deficiencias.
La Comunidad, tras desechar prácticamente su traslado a La Ingobernable, se encuentra en trámites para trasladarlo a otro local de la calle Vizcaya.
Hasta el propio Fuentes ha reconocido que "se encuentra en una situación lamentable". "Es un centro de salud terrible, ¡terrible!, que está en unas instalaciones horrorosas", continuó en el Pleno Alejo Miranda de Larra, director general de infraestructuras sanitarias de la Comunidad de Madrid.
Y es que no solo hay 40 trabajadores para atender a 23.000 vecinos, sino que tampoco hay ascensor, el baño de minusválidos se sitúa en el sótano, la humedad queda patente en el ambiente o incluso no hay ventilación alguna.
Una situación imposible para unas semanas -o meses- que se prevén complicadas en plena emergencia sanitaria.