El Gobierno de Israel pretende anexionarse hasta un 30% de los territorios ocupados en Cisjordania. Una operación que pretende hacer efectiva el próximo 1 de julio, y la cual la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha condenado por ser una violación grave del Derecho Internacional. Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, ha reclamado a Israel que acabe con los planes de anexión para evitar una nueva oleada de violencia.
A falta de una semana para que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de la orden de anexión, más de 1.000 representantes de parlamentos de 25 países europeos, la ONU y la Liga Árabe se han unido para demandar a Israel el fin del plan. Una decisión que aún no cuenta con el apoyo de Estados Unidos, principal aliado de Israel. La Casa Blanca sigue debatiendo si da luz verde a la extensión de la soberanía israelí sobre los territorios de Cisjordania. Una decisión que llevaría a abandonar las negociaciones de paz que se llevan trabajando desde hace tres décadas, y que alteraría de forma irrevocable las relaciones entre Palestina e Israel.
La propuesta de extender la soberanía israelí a las colonias de los territorios ocupados fue lanzada durante la campaña electoral del pasado mes de marzo, en la que Netanyahu salió vencedor pero sin alcanzar la mayoría. El anuncio de anexión descarta la propuesta internacional de dividir el territorio en dos Estados independientes, democráticos y reconocidos mutuamente. Una división que tomaría como referencias las fronteras de 1967.
El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, durante una reunión virtual del Consejo de Seguridad, advertía de que “la anexión constituiría una gravísima violación del derecho internacional, perjudicaría gravemente la perspectiva de una solución de dos Estados y reduciría las posibilidades de una reanudación de las negociaciones. Pido al Gobierno israelí que abandone sus planes de anexión".
El enviado de Naciones Unidas para Oriente Próximo, Nickolay Mladenov, recordó que a parte del rechazo internacional, existe un movimiento de rechazo dentro de Israel. “No podemos permitir que esto ocurra” declaraba sin olvidar que la anexión podría fomentar una ola de violencia y un aumento de la radicalización. Para evitarlo, desde la ONU consideran que el primer paso es que Israel abandone su plan para poder reiniciar el diálogo promovido por la organización internacional, Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea.
Desde Europa la situación se afronta con opiniones contrarias. Hungría, Austria y la República Checa son algunos de los países próximos a Israel que no apoyan las sanciones que otros Estados como Francia o Irlanda proponen en caso de que la anexión se lleve a término. Sin embargo, Josep Borrell, Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, advertía al Gobierno de Netanyahu que la anexión “no quedará sin respuesta”.
Nickolay Mladenov declaraba en la reunión del Consejo de Seguridad que las decisiones que se tomen en los próximos días serán cruciales, ya que podrían desencadenar la inestabilidad de todo el territorio en medio de la pandemia por Covid-19. Sin embargo, ha querido confiar en que “todavía hay tiempo para evitar el caos”.