Los Cayetanos "no sienten seguro su dinero", con Pedro Sánchez
Los Cayetanos "no sienten seguro su dinero", con Pedro Sánchez
En una de las cayeborrokas organizadas en el madrileño y excluyente barrio de Salamanca, uno de los participantes dirigió un mensaje, altavoz en mano, a Pedro Sánchez. Además de los insultos de rigor, el ‘cayetano’ finalizó la misiva pidiendo su dimisión porque “siento que mi dinero no está seguro”. El suyo y el de su DJ, Cayetana Álvarez de Toledo, XIII marquesa de Casa Fuerte, claro.
El ‘cayetano’ vecino de la rue Núñez de Balboa no mostró preocupación por su salud ni por la del resto de los madrileños. Tampoco por el dinero de sus conciudadanos, también españoles. Exigía, como todos sus correlegionarios, el fin del confinamiento y libertad de movimientos, se supone que para llevar libremente sus dineros al paraíso fiscal que convenga y confinarlo en las cajas fuertes de los bancos que dan tranquilidad. Jaleado por sus compañeros del paseo mortal, pedía libertad de expresión para insultar y derecho a manifestarse, escraches incluidos, para acabar con la dictadura constitucional en que el Gobierno socialcomunista ha convertido al Estado español.
¿Dictadura? ¿Libertad de expresión? ¿Libertad de movimientos? ¿Derecho a manifestarse? Estos nuevos adalides de los derechos del pueblo parecen olvidar que durante los cuarenta años de confinamiento que sufrió el pueblo español bajo la dictadura franquista no reclamaron esos derechos cercenados, ni agitaron sus cacerolas en el Pardo ni acorralaron con escraches a los ministros del Régimen. Estuvieron callados cuando la cárcel, la tortura y la muerte fue el único diálogo que el dictador abrió con quienes luchaban por las libertades de todos. La única urna que no rompieron fue donde depositaron su voto para perpetuar la dictadura y su voz sólo se escuchaba en las exaltaciones al Caudillo en la Plaza de Oriente donde gritaban ¡Franco, Franco, Franco! mientras realizaban el saludo fascista.
Lo único que quieren esto ‘afortunados’ manifestantes que cubren sus rostros con las banderitas roja y gualda que cantaba Marujita Díaz, es acabar con el Gobierno socialcomunista ante el temor de que suban los impuestos en su querida España y tengan que ser solidarios con lo que más aman, el dinero que les permite despreciar al resto de los españoles, sin importarles poner en peligro la vida de sus compatriotas. Su ejemplo a imitar es Ortega Smith, el hombre que con sus patrióticos y españolísimos anticuerpos iba a derrotar al cobarde virus chino, y que hoy sufre las consecuencias de sus estúpidas fanfarronadas propias de estos fanáticos matones. No, no serán tipos como este los que vayan a terminar con la pandemia.
La realidad es que si Madrid sigue confinada es a causa de la pésima gestión de Isabel Díaz Ayuso, la última presidenta de una serie de gobiernos del Partido Popular que en los últimos treinta años han desvalijado la Sanidad Pública para enriquecer a los ‘cayetanos’ de turno. No, no es el odio a Madrid lo que priva a los madrileños de su libertad para moverse y de su derecho a la vida y a un salario digno. No, no es el odio a Madrid el que ha obligado a los trabajadores de la Sanidad Pública a enfrentarse a la enfermedad sin protección bajo el riesgo de morir infectados. Si Madrid sigue en la fase 0 es por la insolidaria política fiscal del ultraliberal PP madrileño, que ha convertido a la Comunidad en un paraíso fiscal para las grandes fortunas y sus herederos, que vienen a la capital a llenar sus cuentas corrientes.
Madrid no es el motor económico de España, sino el refugio fiscal de unos pocos que traen y llevan sus patrimonios según sus intereses exigiendo después unos servicios públicos, incluidos los sanitarios, que no pagan y de los que quieren excluir a los más desvalidos. No hay para todos dicen. No, Madrid no ha sido maltratada por el Gobierno socialcomunista, ha sido esquilmada por las ultraliberales señoras Aguirre y Díaz Ayuso para después exigir al dictatorial Estado los recursos económicos que les faltan para que los madrileños sin fortuna puedan acceder a los servicios que pagan, entre ellos la Sanidad Pública.
El debate no es entre una Comunidad perseguida y agraviada por el actual Gobierno en beneficio del resto de Autonomías. El debate realmente importante es el que quieren hurtar a la sociedad los populistas de VOX y del PP, la reforma del sistema fiscal español, pese a que lo ha señalado el propio Gobernador del Banco de España en su comparecencia en el Congreso. Para reconstruir el país hay que aumentar la recaudación fiscal y llegar a un pacto nacional sostenido en el tiempo.
La Comisión del Congreso que preside Patxi López debe llegar a ese gran pacto, alejado de miserables intereses electorales partidistas. Debe ser un pacto que permita a los gobiernos que salgan de las urnas, independiente de su ideología, estructurar al país y dotarle de una solidez económica que arrumbe para siempre la precariedad laboral y los salarios de miseria. Además de derramar sucias lágrimas, pasear su palmito por radios y televisiones, hacer ruido con su cacerola y alentar las irresponsables y peligrosas cayeborrokas, lo que debe hacer la todavía presidenta de Comunidad madrileña junto a sus amos, los señores Aznar, Rodríguez y Casado, es devolver a la Sanidad Pública los recursos -humanos y técnicos- que requisaron para ponerlos en manos de las empresas privadas. Sólo así, devolviendo a los madrileños lo que es suyo, podremos salir del confinamiento al que nos condena su mala gestión.
De momento, lo único que ha hecho el ultraliberal Partido Popular es meter los dineros en los bolsillos de los propietarios de grandes fortunas con la mano derecha y pedir con la izquierda dinero al Gobierno que ha convertido al Estado en una dictadura constitucional. Y el primer paso no es apelar al victimismo, sino acordar con el resto de las Autonomías una política fiscal igualitaria en todo el territorio, gobierne quien gobierne
Ahora que Francia y Alemania han acordado poner en marcha las propuestas de España para los países del Sur y plantear al resto de la Unión un acuerdo para utilizar 500.000 millones de euros en la reconstrucción de Europa. Ahora que, por fin, los 27 países pueden ir de la mano, en una esquina del Sur, vecina de la ejemplar Portugal, en esta querida España, esta España nuestra que cantaba Cecilia, los independentistas y los ultraderechistas ultraliberales la quieren romper para defender los intereses económicos de una minoría aristocrática que no quiere perder los privilegios que les otorgara el virrey.
Puede y deben debatirse los umbrales a partir de los cuales debe ejecutarse ese impuesto progresivo que negocian Pablo Iglesias y Pedro Sánchez en el seno del Gobierno. Tal vez la propuesta del líder de Unidas Podemos haya situado ese umbral muy bajo, un millón de euros no puede considerarse gran fortuna, y subirlo a una cantidad más acorde con los conceptos que maneja el vicepresidente segundo, al tiempo que se eleva el tipo impositivo tanto para los niveles mínimos como para los tramos más altos. Esta es una cuestión a dilucidar y consensuar por los expertos de todos los partidos.
Pero hay dos cuestiones que deben quedar claras y bien definidas. Terminar con los privilegios de la Iglesia Católica, que presume de haber obtenido una recaudación récord con la X marcada en su casilla del IRPF. Para ello habrá que justipreciar su Patrimonio, incluidos los valores muebles e inmuebles. Con la misma necesidad de respetar el axioma democrático de que todos los españoles somos iguales, aplicar el mismo rigor fiscal a los Reyes, tanto a los que están caducados como a los que siguen en vigor. Los españoles no tenemos por qué pagar las operaciones estéticas de Letizia Ortiz Rocasolano o los acosos pederastas con sotana. La segunda cuestión innegociable es establecer un cordón sanitario sólido e impenetrable que impida a las grandes fortunas saltarse la Ley en base a trucos jurídicos con apariencia legal que ayudan a burlar el control de Hacienda. Los beneficios obtenidos en España deben revertir a nuestro país y para eso es necesaria una reforma fiscal que impida que empresas con beneficios multibillonarios coticen menos que los pequeños negocios.
Solo con un debate profesional, transparente y democrático, podrá España vencer al COVID19 y superar la crisis económica y social que ya sufrimos los españoles. Solo así, conociendo la realidad y los recursos necesarios para enfrentar la devastación de la pandemia, podrán los españoles superar el miedo que deforma sus rostros tras las mascarillas y recuperar su confianza en un sistema político que los populismos independentistas y de extrema derecha quieren romper.