"Yo defiendo aquí -en el Congreso- lo que el PSPV y Podem defienden en les Corts Valencianes", ha dicho Joan Baldoví en una entrevista concedida a eldiario.es. Las declaraciones del diputado de Compromís son una buena muestra de la fractura que se está fraguando entre la agenda política valenciana y la que emana del Gobierno Central. Entre una buena parte de los representantes políticos valencianos hay malestar por las medidas del Gobierno, que consideran que realiza una política de distribución autonómica que supone un agravio comparativo para la Comunitat Valenciana respecto a otras Comunidades Autónomas.
El distanciamiento se ha evidencido con el voto en contra de Baldoví a la prórroga del Estado de Alarma. Es la primera vez que Compromís se posiciona en contra de una medida impulsada por Sánchez, a quien votó favorablemente en su sesión de investidura. Dicha decisión le ha granjeado numerosas críticas por votar lo mismo que el Partido Popular o Vox, entre otros. En su entrevista a eldiario.es, se ha defendido: "nosotros no somos sospechosos de alinearnos con la derecha. Si hay alguien entusiasta en este Congreso, que ha votado la moción de censura, que ha apoyado el primer gobierno socialista, el segundo, que ha apoyado y propuesto un pacto, he sido yo".
Por tanto, lo que escenifica este voto en contra es el desacuerdo en materia presupuestaria. En la política valenciana ha sentado mal la cuestion del reparto de los 16.000 millones de ayuda a las autonomías, que el Gobierno ha dictado que se distribuyan en base a los efectos de la Covid-19 y no a la población, lo que supone un reparto a la baja para la Comunitat Valenciana. Además, se reivindica un balance comercial que para la Comunitat Valenciana es muy desfavorable en su relación con el Estado en los últimos años, ya que aportan mucho más a las arcas del Estado de lo que reciben. Según la balanza fiscal del 2019, la diferencia entre ingresos fiscales y gasto público superaba los dos mil millones de euros.
Las diferencias entre el Ejecutivo Regional y Central se evidenciaron cuando el Ministerio de Sanidad no autorizó a la mayor parte del territorio a la Fase 1. Ximo Puig, que estaba convencido de que la totalidad del territorio avanzaría de fase, gracias a los avances logrados en la contención de la pandemia, no disimuló su descontento. El President de la Generalitat Valenciana, muy disconforme con que "un informe de 234 páginas fuera contestado con 9 palabras" alzó el tono contra el Gobierno Central. "Lealtad no es sumisión", le dijo a Pedro Sánchez, con quien tuvo una dificil relación en el pasado, pese a que parecía que esta había logrado encauzarse.
Con el pase de la Comunitat a la Fase 1 la semana siguiente, y Puig abanderando un discurso de distensión, el panorama parecía tranquilizarse. Pero el voto de Baldoví, por primera vez en contra del Gobierno, recuerda al Ejecutivo que la cuestión valenciana existe. El Gobierno tendrá que lidiar con un problema que podría derivar en una cuestión nacionalista más en un país que ya viene marcado por la agenda política catalana.