Las tensiones políticas Norte-Sur, en el seno de la Unión Europea parecen no haber hecho más que empezar. Este mismo jueves se celebra una nueva sesión del Consejo Europeo, en el que se esperan nuevas disputas entre los representantes de los países del Sur y del Norte de Europa. En principio, el motivo de la reunión es aprobar lo que quedó pendiente tras la última reunión del Eurogrupo, es decir, la aprobación de un fondo de más de medio billón de euros entre el MEDE -240 millones-, el BEI -200 millones- y el SURE -100 millones-. Dicha financiación entrará en vigor a partir del próximo 1 de junio. Sin embargo, una vez acordadas las cantidades de dicha financiación, la batalla ahora vendrá de la mano del tipo de diseño y características de ésta.
España ha mostrado su pretensión de que los fondos en el futuro alcalcen los 1,5 billones de euros. Portugal ha ido incluso más lejos, aumentando la cifra hasta los 1,6 billones. Bruselas, de momento, parece favorable a estas pretensiones, y según la agencia estadounidense de asesoría financiera, Bloomberg, estaría planteándose hasta los dos billones de euros.
Las disputas nacen a la hora de plantear cuál es el modo correcto de transmitir dicha financiación. España, Italia, Francia y Portugal no quieren que se corresponda con deuda emitida por los Estados europeos, si no que sea emitida por las intituciones Federales de la Unión. Los Países Bajos han sido los más reacios a dicha mutualización: "sería muy extraño que la Comisión Europea emitiera deuda perpetua, eso es algo que han de hacer los Estados, no la Comisión", afirman.
El otro gran punto en disputa es la manera en la que se transmiten los fondos. España, junto a otros países del sur, defienden un modelo de transferencias, mientras que el norte, representado por Austria, Países Bajos, Dinamarca y Suecia, defienden un modelo de créditos. "Quien necesite el dinero, debe pedirlo prestado, a buenas condiciones, invertirlo bien y luego devolverlo", afirman desde fuentes holandesas.