El Parlamento -el templo de la democracia- nunca puede cerrar y menos en tiempos de emergencia. Porque en un Estado de Derecho la vida parlamentaria forma parte de las llamadas actividades esenciales y gracias a los sistemas tecnológicos nuestro Parlamento ha permanecido abierto.
En una situación excepcional, como es un Estado de Alarma y confinamiento, el Congreso ha buscado nuevas fórmulas y mecanismos que le permitan continuar con su función legislativa de debatir y aprobar, en su caso, las medidas del Gobierno dirigidas a combatir la crisis del coronavirus. También ha seguido desarrollando la función de controlar la acción del ejecutivo.
La combinación de actividades presenciales con las telemáticas era lo razonable ante la orden de confinamiento y las razones sanitarias que alcanzan a la generalidad de los diputados. Esa combinación, nunca experimentada hasta ahora, ha hecho posible que el Parlamento celebre Plenos y Comisiones para garantizar el funcionamiento democrático de España.
El teletrabajo encomendado a los cargos públicos, que debiera conllevar una posterior rendición pública de tareas, fue la primera decisión. Se ha utilizado no solo para las tareas cotidianas de los diputados, sino que está permitiendo, por medio de aplicaciones telemáticas, celebrar encuentros virtuales de sus equipos de trabajo diariamente. Lo constatamos en las reuniones oficiales por videoconferencia de importantes organismos, mundiales y europeos, y en las conferencias semanales del Presidente de Gobierno con los Presidentes de las CCAA o las del Ministro de Sanidad con los Consejeros de los Gobiernos autonómicos.
Las limitaciones que impone esta dramática pandemia global han obligado al Congreso a celebrar sus Plenos, incluidos los de control al Gobierno, con una asistencia simbólica de diputados, utilizando el voto telemático y un seguimiento de su desarrollo por los demás diputados desde el Canal Parlamento. Un Canal que es la televisión del Congreso, a la que se accede desde la página web congreso.es, que podría cumplir un importante papel de difusión de la vida parlamentaria.
Por cierto, la web del Congreso, en proceso de renovación para aprovechar mejor sus potencialidades, ha de convertirse en un instrumento más operativo en apoyo al trabajo de los congresistas y más accesible como herramienta de información y deliberación para la ciudadanía.
Además, con la presencia reducida a los portavoces, un pequeño número de diputados y los ministros comparecientes, se celebran en la Cámara reuniones de diferentes Comisiones centrando el debate en las políticas contra el COVID-19. Entre ellas la de Sanidad, con las comparecencias del ministro, para realizar el seguimiento y control de las medidas que aplica el Gobierno para vencer al virus.
Esta pandemia global ha supuesto un gran reto para todos los Parlamentos del mundo que han tenido que utilizar los sistemas tecnológicos y telemáticos para continuar su trabajo de forma similar a España. En definitiva, contamos con el ensayo exitoso de un Parlamento cuasi virtual, el conocimiento de las posibilidades prácticas que ofrecen las tecnologías de la comunicación y las disposiciones innovadoras que llegan de otros Parlamentos para actuar en medio del confinamiento.
Ahora, deberíamos reformar el Reglamento de la Cámara con una regulación moderna y participativa y con la incorporación de fórmulas ya probadas, en favor de un funcionamiento excepcional del Congreso cuando se den situaciones de emergencia. El consenso entre los grupos lo veo posible.