Los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona (Eurogrupo) han alcanzado por fin un acuerdo que supone la movilización de 540.000 millones de euros en préstamos para los países de la Unión que serán dedicados a medio plazo para relanzar la economía una vez se supere la crisis sanitaria de la Covid-19 y haya que recuperar la actividad económica que lleva semanas paralizada.
El acuerdo ha sido complejo y no exento de duros debates como suele ocurrir en el seno europeo cuando se trata de poner en marcha el enorme músculo económico que posee la Unión Europea. Los principales escollos los puso sobre todo Holanda que era reticente a mutualizar las pérdidas producidas por la emergencia sanitaria y se oponía a que los países más afectados como España, Italia o Francia, tuviera acceso a la financiación europea sin que se sometieran a rígidas reformas estructurales para corregir posibles desequilibrios de déficit. Si embargo, los países del arco mediterráneo no ha querido ceder y han defendido que estamos ante una crisis completamente distinta a la producida en el 2008 por lo que se niegan a someterse a fuertes medidas de recortes por una crisis sanitaria que afecta a todos y que no es culpa de nadie.
El acuerdo incluye la puesta en marcha del fondo europeo de rescates (MEDE) de hasta 240.000 millones de euros en líneas de crédito para los Estados miembros. También se suma la movilización de 200.000 millones de euros del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para préstamos dirigidos a empresas. Y se completan las ayudas con 100.000 millones de euros propuestos por la Comisión Europea para poner en marcha un fondo de desempleo destinado a los trabajadores más afectados por la crisis.
El acuerdo se ha plasmado en un documento previo pactado entre Francia, Alemania, España, Italia y Países Bajos que se consiguió gracias a múltiples reuniones bilaterales para resolver los principales puntos de fricción. Estas diferencias se situaban en las condiciones para acceder a los fondos del MEDE. Hay que recordar que este fondo se creó precisamente tras la crisis del 2008 para ayudar a rescatar economías que sufrieran fuerte problemas, pero está asociado a la adopción de medidas de control y de cambios estructurales en las economías y presupuestos de aquellos países que necesitaran acudir a estas ayudas. Es decir, que había que realizar recortes de gasto o aumento de ingresos a través de subidas de impuestos. Justo eso es lo que se ha conseguido cambiar ya que países como España, Portugal o Italia consideran que ahora la crisis económica viene producida por un hecho no producido por malas políticas de ningún socio europeo. Y recuerdan que este virus de la Covid-19 no discrimina ni entiende de fronteras o nacionalidades.
Otro de los debates, que aún se mantiene abierto, tiene que ver precisamente con la financiación de esta ingente cantidad de recursos económicos que se ha puesto a disposición de los 27 países europeos. España, Francia, Italia o Portugal son partidarios de mutualizar esa deuda y que se pongan en marcha los denominados ‘coronabonos’ o ‘eurobonos’ que el presidente español, Pedro Sánchez, prefiere llamarlos como ‘bonos de la reconstrucción’.
Enfrente se encuentra Alemania, Holanda o Finlandia que se niegan en rotundo de hablar de esos ‘coronabonos’. Este debate proseguirá en la reunión de los jefes de Estado y de Gobierno a quienes corresponde finalmente decidir sobre este punto. La vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, expresó hace unas horas a través de las redes sociales que se seguirá trabajando “en mecanismos comunes de financiación para la recuperación económica”. Por el otro lado, el ministro holandés de finanzas Wopke Hoektstra ha insistido en que su país se seguirá oponiendo a esta financiación.
Las medidas económicas aprobadas en la madrugada de este jueves suponen, por tanto, una triple respuesta económica que pone en marcha importantes instrumentos de rescate de la economía europea. El primero de ellos, el MEDE, que moviliza 240.000 millones de euros no tendrá asociado ningún plan de ajuste, pero sí algunos condicionantes. El principal es que los países que acudan a él tendrán podrán beneficiarse de un préstamo equivalente al 2% de su Producto Interior Bruto que deberá ser destinado a financiar la sanidad de cada país. En concreto, el acuerdo dice que será para “ayudar la financiación nacional de los costes sanitarios, de tratamiento o de prevención directos o indirectos de la Covid-19”.
La segunda medida económica es la movilización de 200.000 millones de euros del Banco Europeo de Inversiones que canalizará préstamos a empresas, especialmente a pymes, a través de un fondo de garantías de 25.000 millones.
Y el tercero es el novedoso fondo temporal para apoyar la puesta en marcha de ERTE’s. Se dispone de 100.000 millones de euros que van destinados directamente a pagar subsidios a trabajadores y que tiene por objeto blindar el empleo al máximo posible para que las empresas no acudan al despido y se puedan apoyar en Expedientes Temporales de Empleo.