Mil ancianos han muerto en las residencias de mayores. Cuando el Ejército ha entrado se ha encontrado auténticos Tanatorios. Pero a ellos todo eso les da igual. Nunca aceptaron el resultado de las urnas. No aceptaron -tan patriotas ellos- que tenemos un Gobierno de la Nación a quien corresponde ahora tomar la iniciativa y salvarnos de la pandemia. También les da igual. Creen que España es suya y de su patrioterismo. No tienen ninguna consideración. Incluso, en este último pleno del Congreso, interminable, el presidente del Gobierno, el ministro de Sanidad y los grupos parlamentarios dejaron claro que en momentos de crisis, cuando lo que nos jugamos son vidas, se espera de los representantes políticos unidad, lealtad y responsabilidad. Que va. A ellos les resbala. Siguen crispando y expandiendo el odio que creen les da algún rédito político.
El presidente del Gobierno les pide lealtad y que arrimen el hombro por la mañana, por la tarde y hasta a las dos de la mañana. Les pide que estén a la altura de la ciudadanía y que se apunten del lado de los que ponen todas sus fuerzas en frenar la expansión de la pandemia, que ya se ha cobrado más de cuatro mil muertos en España y ha originado la saturación de hospitales y el desespero de la clase sanitaria. Les pide que estén, al menos, a la altura de los españoles que están respondiendo con enorme sacrificio y disciplina, encerrados en sus casas.
Pero a ellos todo eso les da igual. Tenemos a más de cuarenta y cinco millones de ciudadanos obedeciendo solidaria y responsablemente las indicaciones, quedándose en sus casas. Y en cambio, los cabecillas de un par de formaciones políticas, lejos de estar a la altura, utilizan todo su aliento en boicotear al Estado y tratar de derrocar al Gobierno. Porque la pérdida de vidas también les da igual. Ya han demostrado que cuanto peor creen que les va mejor a ellos. Y de la misma manera que les daba igual, aquellos días en los que Cataluña ardía por los cuatro costados, y no arrimaron el hombro, al contrario sembraron de crispación y odio las relaciones interterritoriales, hoy piensan que esto también les favorece. Les da igual que la inmensa mayoría los líderes de los grupos, les recuerden que la Sanidad, en todas las comunidades autónomas están transferidas desde hace más de una década a los Gobiernos autónomos. Y que en Madrid y otras autonomías, la autoridad y la responsabilidad es de ellos. Les da igual.
Les dicen que, aquí en Madrid, los Gobiernos de Esperanza Aguirre, de Ignacio González, Cifuentes y ahora Diáz Ayuso, son los responsables de la Sanidad Pública, que ha sido diezmada y esquilmada para ser privatizada durante la última década. Pero les da igual. Les recuerdan que son los sucesivos gobiernos de Madrid los responsables del equipamiento de los hospitales, del material quirúrgico, del acopio de material sanitario, de la contratación del personal, etc. Que todo eso por lo que protestan está bajo su responsabilidad. Pero a ellos les da igual.
Se les recuerda, sin dedo acusatorio, que el ministro Salvador Illa sólo lleva 10 días al mando -por la situación de emergencia de coronavirus en toda Europa y en todo el mundo- y que durante este tiempo está en constante colaboración y adoptando medidas consensuadas con los presidentes autonómicos, también con la de Madrid. Y nada. Les da igual. Se les pide unidad, lealtad y mesura ¿cómo pretenden que el ministro Illa consiga en 10 días lo que ellos han desbaratado durante diez años?. Por elegancia y escrupulosidad para concentrarse en la unidad, ni siquiera se les habla del desmantelamiento y el estado penoso de la Sanidad madrileña y sus carencias, pero también les da igual. Mientras el Gobierno trabaja a destajo, con los mejores científicos nacionales y mundiales, con los expertos en emergencias, con las autoridades sanitarias mundiales, y les pide lealtad y unidad, estos políticos de miserable cuño siguen a lo suyo. A sacar réditos políticos a nuestra costa . Quieren el milagro de los panes y los peces. Como aquel otro milagro español que acabó en Soto del Real.
Y aún así, y a pesar de ellos, vivimos tiempos de lealtad, de regocijo en los balcones, de esperanza en la gente encerrada en sus casas. Pero ellos a lo suyo. A pedir cuentas, a lanzar reproches, no ayudando en nada. Y el presidente del Gobierno, gasta unas maravillosas horas de su tiempo hiper ocupado, para darles cuenta detallada, con fechas, datos y hechos, de que España no ha llegado tarde a la pandemia mundial, que España ha llegado antes que el resto de los países europeos, que la OMS pone la actuación del Gobierno español como ejemplo. Les facilita fecha por fecha, todas las reuniones y consensos que ha tenido con los presidentes de las CCAA, algunos son de los suyos, cada medida, cada actuación, cada una de ellas apoyadas por la UE, por la OMS por los propios gobiernos locales, provinciales y regionales, pero ellos, en el Parlamento, no son capaces de resistirse a la traición, a la deslealtad y a saltar por encima de los cadáveres con tal de sacar el rédito político que su falta de talento les niega. Por cierto, la inspección de las Residencias de mayores era y es también responsabilidad de la Comunidad de Madrid. Y tampoco se les ha caído la cara de vergüenza, o el alma a los pies, al ponerse al descubierto el estado de estos centros, convertidos en auténticos reservatorios, pudrideros donde nuestros mayores, en muchas de ellas, vivían un auténtico y dramático abandono.
Codicia con los abuelos, codicia con la pandemia, codicia con la Sanidad, codicia con los compañeros políticos, codicia con los sufridos españoles. Codicia y deslealtad. Y aún así, la mayoría de los españoles y el Presidente del Gobierno todavía les tiende la mano con la esperanza de que acaben uniéndose para vencer al enemigo único que es la pandemia que ahoga y angustia a la población. Y si, no se preocupen. Después, cuando todo haya pasado, será el momento de rendir cuentas. Y se van a llevar una enorme sorpresa si creen que van a manejar como marionetas a cuarenta y seis millones de españoles solidarios y a la altura de las circunstancia. Si creen que les va a salir tan barato como incendiar las redes, de forma tabernaria, con motores, trolls y un buen número de cafres sin piedad ni humanidad, van listos.
España es mucho más que ponerse una pulserita, comprarse un pantallón y remangarse la camisa, imitando como un adolescente pretencioso al presidente del Gobierno, cuando previamente no ha hecho nada, nada, en todo el día, para ayudar a salvar vidas. Al contrario poner impedimentos y dedicarse a intoxicar con bulos y mentiras incitando al odio y a la bronca. No hay más que comparar el rostro grave, envejecido, con toda la carga de la responsabilidad y el compromisos, del Presidente y sus ministros con sus caritas, risueñas, de chicos bien comidos, bien dormidos, alargando inútilmente, con sus poco productivas quejas, un pleno hasta las dos de la madrugada, sin consideración alguna para personas que llevaban todo el día dejándose la piel, en varios frentes, para salvar vidas. Cuando todo esto acabe, esperemos que pronto, al menos dos dirigentes políticos deberían de seguir el mismo camino que Rivera. Por mucho más y mas graves comportamientos. Los hospitales públicos estaban esquilmados, las residencias eran tanatorios… el virus mata… ¡pero les da igual, no ayudan nada, solo agitan el odio!