En noviembre de 2018 Sánchez y Casado consiguieron ponerse de acuerdo para que los partidos que ambos lideran acometieran la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Sin embargo, aquel acuerdo saltó por los aires por la indiscreción de Ignacio Cosidó que mandó un WhatsApp a sus senadores celebrando el pacto que les otorgaba el control de este importante órgano judicial. La filtración hizo que Manuel Marchena, magistrado a quien ofrecieron ser presidente del CGPJ, renunciara al cargo y dejase la mayoría conservadora en el aire.

Este lunes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se reúne por sexta vez con el líder del Partido Popular, Pablo Casado, para tratar nuevamente que la formación que ahora ocupa la oposición se avenga a negociar importantes temas de Estado y que no pueden esperar. Entre los temas que están encima de la mesa se encuentran, además de la renovación del CGPJ, la del Tribunal Constitucional o el defensor del pueblo. Pero también hay otras cuestiones como el futuro de las pensiones, la reforma del código penal y la resolución del conflicto en Cataluña.

Sin embargo, el presidente del PP no parece que vaya al encuentro al Palacio de la Moncloa con ánimo constructivo. Más bien al contrario, y acude a la cita, según ha trasladado su partido, por puro “respeto institucional”. El PP sigue metido en la batalla con la ultraderecha de Vox y con Ciudadanos, para mantener el liderazgo del bloque de la derecha.

Desde la misma noche electoral del 10 de noviembre, Casado ha venido pidiendo de forma insistente la dimisión de Pedro Sánchez, demostrando así que nunca ha aceptado sus múltiples derrotas electorales. Además, la conformación del gobierno de coalición entre socialistas y Unidas Podemos es visto por los líderes del PP como algo inasumible. Casado sostiene que pedirá al presidente del gobierno que los socialistas deben “volver a la moderación y la centralidad de las que se han alejado con sus pactos con Podemos, ERC y Bildu”.

La convocatoria de las elecciones gallegas y vascas no ayuda tampoco a que el PP acceda a sentarse a negociar. Su participación en la renovación de los órganos judiciales es indispensable ya que se requiere una mayoría cualificada en el Congreso de los Diputados para que salga adelante. Pero la sombra de la ultraderecha de Vox es alargada en la calle Génova. Los populares consideran a Abascal un enemigo que deben controlar y las encuestas cada vez muestran con más claridad que Vox sigue subiendo mientras que el PP se mantiene estancado. La estrategia a seguir, por tanto, de Casado es disputar a la ultraderecha la hegemonía ideológica y no quieren quedar como la “derechita cobarde”. Eso les impide hacer cualquier tipo de concesión. Sin embargo, cada vez hay más voces dentro de la familia popular que consideran que su futuro pasa por volver al centro y abandonar la derechización del partido.