En estos 5 años en los que he estado apoyando el proyecto de renovación del PSOE y de España liderado por Pedro Sánchez, he tenido la suerte de descubrir a compañeros y compañeras de partido, que si no hubiera sido por los muchos movimientos internos que nos ha tocado vivir, no hubiera tenido la suerte de conocer. Una de estas personas de las que me enorgullezco de poder llamar compañero, es, desde el 18 de junio de 2017, nuestro Secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos.
Al haber pertenecido a una Federación bastante alejada geográficamente de la Comunidad de Valencia, a la cual pertenece José Luis Ábalos, y como nunca he desempeñado un cargo orgánico de relevancia o público en el partido, no tuve ocasión de conocerlo en los diversos eventos y actos que suelen organizar. Tan solo disponía de vagas referencias sobre el actual Ministro de Fomento. Lo habitual en estos casos, que si es un hombre de partido, que si es un trabajador incansable, que sí siempre ha estado en la segunda fila, que sí no es un hombre que se deje llevar por los cantos de sirena y por los susurros de los aduladores que últimamente tanto abundan en nuestro suelo patrio etc.
Solo eran referencias, pero a mí me gusta juzgar a las personas por sus actos, por el tu a tu, lo que comunican y sobre todo por los hechos objetivos. El haberse puesto al frente de la Secretaría de Organización del PSOE, en uno de los periodos, a mi entender, más convulsos de los 140 años de historia de nuestra organización, demuestra que es un hombre valiente. Un socialista que tuvo que asumir el reto de "ayudar a coser” un partido que se “descosía” por diferentes costuras en este periodo tan crítico. Ábalos se puso manos a la obra, y sin grandes aspavientos mediáticos, con un trabajo duro y de poco lucimiento de cara a la galería, poco a poco consiguió cerrar todas las heridas por las que se desangraba el PSOE. Siempre al lado de Pedro Sánchez como su más fiel escudero y valedor.
Un socialista que tuvo que asumir el reto de ayudar a “coser” un partido que se “descosía” por diferentes costuras en este periodo tan crítico.
Me consta que ha sido un trabajo ímprobo, complicado, en el que muchos compañeros y compañeras, al igual que José Luis, se han tenido que dejar algunos pelos en la gatera. Pero el PSOE vuelve a ser uno, le fue devuelta la voz y el poder a la militancia y creció. Cierto que siempre habrá alguna voz discordante pero es lo normal en organizaciones transparentes, participativas y democráticas como lo es el Psoe. Posteriormente, a su nombramiento en la secretaría de Organización, en junio de 2018, Ábalos fue elegido por el presidente del Gobierno Pedro Sánchez para formar parte de nuevo Gobierno como ministro de Fomento.
Otro gran reto y desafío para nuestro querido compañero José Luis, otra vez que no le temblaron las manos. Asumir la gestión de un ministerio siempre es una gran responsabilidad. Pero asumir la gestión del Ministerio de Fomento -en muchos países se le llama ministerio de Desarrollo- es clave para el ejecución de la acción de gobierno en cualquier país no solo por la partida presupuestaría asignada -es una de las más elevadas entre todos los ministerios- sino también por la importancia de los diferentes programas y políticas que influyen directamente en la cohesión territorial, en el aumento o disminución de la productividad de nuestras empresas o en el aumento del gasto público como multiplicador que incide en el crecimiento de nuestra economía, es un reto impresionante.
Ponerse al frente de un ministerio que ha sido uno de los que más ha sufrido las políticas austericidas y recortadoras de los gobiernos de Rajoy, es, a todas luces, una aventura muy arriesgada.
Sí, ver el estado en que han dejado los gobiernos del PP, por ejemplo, a nuestra red de carreteras públicas, a nuestra red ferroviaria en los casi 7 años de gobiernos de Rajoy, Adif y Renfe han sufrido un retroceso de casi 30 años. También el estado en que han dejado a los puertos marítimos o la paralización de todas las obras públicas de mantenimiento de unas infraestructuras vitales para el desarrollo de una nación, y otros tantos retrocesos, es desolador. Muchos, querido compañero, hubieran rechazado esta ingente tarea, o se hubieran escondido tras ella, en la complacencia del cargo, pero desde el primer día, te vimos remangarte y sin grandes alharacas poner manos a la obra. Como un hombre templado y sencillo. Como un trabajador.
Nos cayó bien esta sensata forma de comunicar frente a los crispados e histriónicos nuevos políticos de la oposición. El bloqueo de ellos como forma de conseguir lo que las urnas no les dieron, frente al sentido común de la experiencia, de la entrega al servicio de público, con las mejores herramientas: la razón y la búsqueda del bien común.
Gracias por todo compañero, para mí representas a muchos servidores y servidoras públicas, tan denostados últimamente, que trabajan incansablemente todos los días del año, que sacrifican su vida personal por intentar cumplir con su obligación.
En este periodo de tantas “estrellas fugaces, estrelladas” y de “supernovas que van y vienen” en el universo político español solo decirte, que el cuerpo celeste que más brilla al salir o al ponerse el sol es un planeta que nunca nos deslumbra pero que siempre está ahí para podernos guiar.
Gracias compañero. Feliz 2020.