Vaya por delante mi admiración por las causas altruistas sean de Greenpeace, de SOS Mediterranée o del Proactiva Open Arms, o de cualquier otra ONG. Pero observando la deriva que está tomando el caso del Open Arms y analizando las declaraciones de su capitán, Oscar Camps, llega un momento que entran las dudas sobre si en este caso la ayuda es eficaz y además del rescate -lo cual es esencial- sirve también para solucionar el problema migratorio y de salvamento presente y futuro a gran escala o más bien se consigue el efecto contrario...
Salvamento marítimo español ha salvado más de 50.000 vidas en las aguas españolas en el año. La cifra del efecto llamada ha bajado este último año en un 30 por ciento en nuestro país. El Gobierno español, quien lleva la bandera de la migración adelante en la UE, trabaja a destajo, tanto en aguas del Mediterráneo como en la Unión Europea para arrastrar a los países miembros en un renovado compromiso que obligue a hacerse cargo, solidariamente, de este profundo y dramático problema contemporáneo.
Una se pregunta, qué hace un barco de salvamento, de pabellón español, en las aguas del Mediterráneo central, donde sabe que tiene que llevar a sus rescatados a Italia, si o si, y enfrentarse al xenòfobo y provocador ministro de Interior Matteo Salvini, o bien forzar a España a que los acoja; forzando una vez más la política comunitaria de salvamento europeo. Según Naciones Unidas alrededor de 120.000 personas llegan a Europa por las rutas del Mediterráneo. Tras el cierre fascista y provocador de Salvini, que gana votos cuanto más inhumano se muestra en este aspecto, deja prácticamente como únicos puertos de acogida a España y a Grecia.
Tras negarse el vicepresidente italiano Salvini a desembarcar a los rescatados, en contra de un resolución incluso de la Justicia italiana, el capitán del Open Arms, Oscar Camps, ha dirigido sus críticas más ferroces hacia el gobierno de España, ha rechazado su ayuda de plano para pocas horas después acabar aceptándola. Dos titulares en un sólo acto y muchas contradicciones. Mucho tiempo perdido. Muchas vidas en riesgo. Y una clara y premeditada operación de desgaste al gobierno de Sánchez entre medias. Y demasiadas sospechas de que este concreto conflicto se dirime entre dos grandes capitanes. De capitán a capitán y entre tanto ahora mismo son 107 víctimas extenuadas y hacinadas en unos metros cuadrados a 800 millas de la costa italiana, las que se utilizan como moneda de cambio.
Estos dos últimos días el Capitan Camps se negó a ir a Malta, cuando este país admitió el desembarco con la condición del reparto entre miembros europeos. Hasta seis países aceptaron el reparto. Pero Camps siguió desafiando a Italia y cargando la situación del deterioro de los inmigrantes sobre los lomos de Sánchez, que en todo momento tomó cartas de rigor y responsabilidad, en el asunto. Sin dejar de hablar, ni un solo día con las autoridades de la UE y el gobierno italiano. A las pocas horas de haber rechazado la oferta de Sànchez de venir a España, el capitán cambió de parecer y decidió aceptar la oferta de viajar a algún puerto de Baleares (los más cercanos de España), si Italia y España "ponen los medios necesarios para garantizar la seguridad y el éxito”. Así lo expresó en un comunicado la ONG desde Lampedusa, después de que el mismo domingo el capitán del buque hubiera rechazado por "inviables" las ofertas del Gobierno español de navegar hasta el puerto de Algeciras (primero) y al de Mahon (Baleares) después. Y a pesar de haber hablado en varias ocasiones con el ministro del ramo, Jose Luis Ábalos, el capitan tuvo a bien lanzar a los cuatro vientos la queja de que el presidente de España, Pedro Sánchez, no le quiso recibir.
En principio, la actuación del Open Arms es muy loable. Como en su día lo fueron el Aquarius y otros. Pero se trata de un barco de rescate, no preparado para el transporte, y en esta ocasión ha quedado atrapado entre dos capitanes. El capitán Camps, cuya fama épica ha ido creciendo en salvamento marítimo, hasta conseguir la máxima notoriedad, y Il Capitano Salvini, ministro de Interior italiano cuya reputación sube como la espuma al tiempo que su xenofobia y aspira a presidir en unas forzadas próximas elecciones el Gobierno de Italia. Parafraseando a mi compañero Juan Antonio Sacalagua, en este mismo medio, se refirió a él como un experto en “posturero heróico” a quien benefician las urnas de la xenofobia en vez de “condenarlo al fracaso”.
“Después de todo, Il Capitano, como le llaman sus fans, es un seductor. Su carrera política está definida por el oportunismo, la habilidad maniobrera y el eclecticismo ideológico: ha transitado por territorios comunistas, regionalistas, separatistas y ahora reinventa un nacionalismo populista muy de moda, muy rentable”, dice Sacalagua. Y este inhumano individuo, auténtico culpable de la desesperación náufraga de los embarcados del Open Arms, es el que se ha plantado para que del barco español no salga ni un alma, salvo los 27 adolescentes llevados a tierra italiana, aunque se pudran y se enfrenten hasta matarse o morirse, en el barco del “otro heroico capitán español”. Éste último, pudiendo llevar a buen puerto a los rescatados, a Malta, -según informa la vicepresidenta Carmen Calvo- prefirió enfilar rumbo a Italia. ¿Quizá para torcer el brazo a Il Capitano y demostrar que para capitán del Mediterraneo ya está él?. Me da lástima tener que pensar de este modo, pero declaración tras declaración, de uno y del otro, así me lo hacen sentir. Chirría escuchar al heroíco macho alfa, el capitán Oscar Camps, desafiar a los gobiernos, insistir en que España por ser su barco español, tiene las culpas de todo lo que pueda pasar, y no hacer la más mínima autocrítica a si mismo y su extraña trayectoria. No se.
Una fuente solvente en tareas humanitarias, que pertenece al Ejército y es ducha en cuestiones de este calibre nos ha comentado: “El problema es más complejo. No se trata sólo de las vidas del Open Arms, que también, sino de las futuras vidas que se pondrán en peligro, que si no hacemos las cosas bien, serán muchas más que ahora. Ceder a que el Open Arms, por llevar pabellón español, salga y haga las funciones de Salvamento Marítimo es ceder ante todas las ONG, y eso que mucha gente lo ve como algo solidario, las mafias lo ven como una oportunidad de negocio. Con ello incrementas el tráfico de personas y pondrías en el futuro en riesgo muchas más vidas de las que salvas, a la par que alimentas el tráfico de personas y trata”.
Una vez mas todos, Podemos, Casado, Rivera, la opinión pública desinformada, los “abanderados de la Humanidad”, se ponen de acuerdo para culpar a Pedro Sánchez de todo. Qué casualidad. Incluso, por el otro extremo, se les ha sumado Abascal que asegura: “Italia si defiende bien sus fronteras al contrario que España”. Casado que tanto critica la operación llamada y las acciones humanitarias, también ha dejado caer su boutade de turno, coincidiendo ademàs con la opinión de UP: “todos estos bandazos hacen que España haya actuado tarde y mal”. Sobre Il Capitano ni una palabra. Patriotismo y del bueno. Aún a sabiendas de la enorme complejidad que alberga este problema, que exige soluciones eficaces y solidarias del conjunto de la UE, dentro de la política española seguimos nadando en un mar de cinismo e hipocresía oportunista que tanto daño nos está haciendo. Hasta la vida de 107 seres humanos se está poniendo al servicio de la crítica barata a un gobierno que si de algo ha dado pruebas, -y en Europa así se le reconoce- es de estar profundamente sensibilizado ante el problema migratorio y que adopta soluciones de forma pionera en las instituciones europeas.
Si Salvini es tan cruel como para negarse a rescatar a 107 inmigrantes que se según muestra el capitán Camps agonizan y se deterioran a marchas forzadas a 800 millas de sus costas, tenemos un problema. Y España, salvo que envíe aviones que les reembarquen y se los traigan para casa, no se qué mas puede hacer. La Justicia italiana no tiene fuerza frente a la xenofobia enfermiza de Il Capitano. Malta ha quedado descartada por voluntad de El Capitan español. Entonces como dice la vicepresidenta Carmen Calvo lo que no podemos hacer es “llevar los puertos seguros de España a Italia, eso es imposible”. En cualquier caso, la solución para prevenir en el presente y futuro inmediato y hacer que esto no se repita, la tiene Europa. Así que por favor, Capitán y Capitano, colaboren para salvar vidas y dejen de tirar de una cuerda entre ustedes dos (con Pedro Sánchez en el medio). Son sensaciones. Podría estar equivocada pero no me gusta ninguno de los dos. Y ahora que hemos sabido que uno de los miedos del gran Capitan Camps, si vuelve a aguas españolas podría ser multado con 900.000 euros y quedar inmovilizado su barco... (según publica el diario de Pedro Jota)