El viaje de Fuente del Berro fue una propiedad real cuya construcción se inició en la primera mitad del siglo XVI, en tiempos de Carlos I. Transcurre en paralelo a la M-30, construida sobre el cauce del arroyo Abroñigal, y se utilizaba para llevar agua a las propiedades agrícolas de la zona. En esta fuente se recogían unas aguas gordas que eran las preferidas de varios monarcas a lo largo de su historia y se trasladaban en garrafas de cristal a las residencias reales. Actualmente, el caudal que sigue manando del viaje de agua se utiliza para las fuentes ornamentales ubicadas en el contiguo parque Fuente del Berro.
La rehabilitación consistirá en limpiar y reconstruir varios tramos del viaje de agua para hacer visitable este sistema histórico de abastecimiento y conducción de agua. Las galerías se dejarán en condiciones similares a las que existían hace cuatro siglos. El acceso actual se realiza a través de un pozo vertical igual que los de la red de alcantarillado, por lo que se excavará una cámara de entrada y se instalará una escalera de pasos alternados de unos 49 grados de pendiente.
En primer lugar se realizará una limpieza en seco sobre la totalidad de los paramentos de las galerías con cepillo de cerdas de diferentes durezas según el grado de suciedad existente. A continuación, se reconstruirán los muros colapsados mediante un sistema que consiste en apuntalar y estabilizar la zona para retirar los materiales deteriorados y reponerlos con otros actuales.
La restauración del Viaje de Agua de Fuente del Berro se suma a la realizada en el de Amaniel, que puede visitarse con reserva previa en el Centro de Educación Ambiental Dehesa de la Villa, y sirven para promover la recuperación histórica y la difusión social de estas infraestructuras, olvidadas desde hace muchas décadas e inmersas en un proceso de abandono y destrucción como consecuencia de proyectos de reforma urbanística y promociones inmobiliarias.