Publicado el 26 de julio a las 18:09
¡No pudo ser la investidura de Pedro Sánchez! Y ha supuesto un fracaso colectivo e histórico de las izquierdas.
Pensé en la decepción y en el enfado de millones de electores que votaron, el 28A y el 26M, izquierda y progreso. Ante la gravedad de lo sucedido, es momento de recapacitar sobre los posibles errores de este acelerado proceso para que, tras la cuarentena, se pudiera construir un pacto con rigor y realismo. Ahora, las heridas sangran y los puentes han saltado por los aires del Congreso. Superar la pura confrontación llevará un tiempo.
Por eso, trabajaré en la calma de agosto, desde mi córner, por posibilitar otra oportunidad - próxima - que haga a Pedro Sánchez, Presidente del Gobierno. A poder ser de coalición, aunque esto no dependa de él sino de la rectificación de Iglesias.
Si hoy no tenemos en España un gobierno de coalición de las izquierdas no es por culpa de Sánchez ni del PSOE. Ha quedado claro que ni el IBEX ni la CEOE ni las corruptas cloacas lo han impedido. La última oferta a UP para entrar al ejecutivo era clara y... tenía caducidad. Pero Iglesias jugaba sin cartas.
Ofrecer una vicepresidencia, los ministerios de Sanidad y Asuntos Sociales, Igualdad y Vivienda, acompañado de un buen número de cargos, no era una broma, ni jarrones chinos, ni un decorado vacío, ni una falta de respeto a los votantes de Podemos.
En todo caso, tengo la convicción de que la última oferta de Pedro Sánchez, dentro de un solo gobierno, colegiado y de cohesión, era razonable y buena para UP. A esta hora, quizás Pablo Iglesias se esté arrepintiendo en medio de una bronca en su casa. Y me refiero a las movidas en su Grupo.
Es verdad que al proceso negociador le faltó tiempo, más diálogo y ética para ganar en credibilidad ante la ciudadanía y obtener resultados. En estos casos la metodología y la confidencialidad son decisivas para favorecer la cultura del pacto, algo vital para la democracia.
Esta fallida negociación ha subrayado las diferencias de opinión sobre los apoyos que tiene la fórmula de un gobierno de coalición con Unidas Podemos, tanto entre los electores del PSOE como entre la militancia. Las encuestas hablan de casi un 40% de electores del PSOE a favor de la coalición y de otro 40% que prefiere un gobierno en solitario. Un 20% de los electores se inclinan por un gobierno con Rivera.
Pero calma. Los Socialistas deseamos el mismo objetivo: un Gobierno de progreso y estable para España, con Pedro Sánchez como Presidente. Luego hay diferentes opiniones entre nosotros sobre cómo y con quien hacerlo posible. Nunca con las derechas. Llegado el momento oportuno, y con transparencia, se hará una Consulta democrática a la militancia.
Por cierto, rechazo totalmente la opción de unas elecciones anticipadas. Sería como jugar a la ruleta rusa. Sin duda, bajaría el grado de participación, lo que afectaría a la salud de la democracia. La motivación de voto entre el electorado de izquierdas descendería y la desconexión ciudadana con la política se agravará con el paso de las semanas, hasta el 10N; todo en favor de las derechas.
Mientras, los trillizos pactan en Murcia. Las derechas celebran este fracaso, afilan sus garras y preparan su programa de involución para el asalto a La Moncloa. Pensemos bien lo que hay que hacer.
Solo nos faltaría que Casado fuera designado candidato a la investidura a la vista de los resultados de la votación del jueves. ¿Habría entonces carta del PP a los diputados socialistas reclamando su abstención? Conmigo que no cuenten. Es más, no espero ni reclamo nada de ellos. Carecen de sentido de responsabilidad de Estado, ni cuando hablan de Cataluña lo tienen ni cuando van de la mano de VOX ni cuando siguen negando la corrupción.