La accidentada negociación del Psoe y Pedro Sánchez, con el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, acabó en fracaso y profunda decepcion para millones de españoles que habían votado para tener un gobierno de izquierdas. Ambos partidos terminaron acusándose de deslealtad y de ambiciones desmedidas. Sin los 42 escaños de Unidadas Podemos para investir a Pedro sánchez como Presidente, de nuevo, el resto de posibles socios optaron por votar la abastención (124 votos a favor, 67 abstencines y 155 votos en contra).
Sánchez, en su discurso inicial del jueves 25 de julio ante las Cortes, acusó directamente a Iglesias y Unidas Podemos de no moverse de sus exigencias iniciales, además basadas básicamente en las carteras ministeriales de transversalidad de todo el Gobierno asumiendo casi el ochenta por ciento de control de ingreso y más de la mitad del gasto y las competecias de las mismas. Entregar esas carteras a "los asociados de coalición suponia entregar el Gobierno de facto", algo a lo que Sánchez desde el principio dijo no, aportando sus correspondientes y lógicas explicaciones. "Lo hemos intentado hasta la extenuación, -explicó Carmen Calvo en los medios esa misma mañana, en La Ser y después en Antana 3- pero creánme que ha sido imposible", dijo. Incluso la vicepresidenta explicó que siempre fue ella la que tenía que llamar, e incluso que a veces tardaban hasta tres horas en cogerle el teléfono. E incluso que la primera negociacion, ya más seria, de sentarse tuvieron que esperar una hora, porque la condición "solo para sentarse a hablar, antes de nada, era asegurar una Vicepresidencia social, con competencias transversales en varios ministerios, para la persona de Irene Montero", contó Carmen Calvo quien reconoció que a lo largo de su vida profesional había tenido que negociar muchas cosas, y algunas de envergadura, pero como ésto, imposible. Quedó completamente agotada por la actitud de sus supuestos partner.
EL PROBLEMA SIEMPRE FUERON LOS SILLONES
"El problema nunca fue el programa, -dijo sin ambages Sánchez- El problema siempre fueron los cargos para Unidas Podemos y los ministerios que querían controlar a toda costa. Siempre era así". Trascendió a lo largo de las negociaciones y sus correspondientes filtraciones que Sánchez e iglesias se habían reunido y hablado en más de media docena de ocasiones. Y en un principio, el escollo fueron los nombres que deberían ocupar la vicepresidencia. Depués el Psoe fue derivando en su cuarta oferta, a admitir cualquier nombre que Unidas Podemos pusiera encima de la mesa, con o sin curriculum adecuado. Soventado el problema de conceder una Vicepresidencia, que primero tendría que recaer en el propio Iglesias y cuando Sánchez dijo no, Iglesias echó unos pasos atrás, pero solo para tomar carrerilla y aumentar la apuesta: "Entonces la exigencia", -que los socialistas han mostrado tener por escirito en un documento entregado por UP-- "ya era una vicepresidencia para Montero y cinco ministerios, de envergadura, que entre todos acaparan la totalidad de los ingresos y mas de la mitad del gasto", según explicaron dos de las ministras del equipo de negociación socialista, Carmen Calvo y Maria Jesús Montero, en diferentes medios de comunicación esa misma mañana y que posteriormente ratificó la portavoz y vicepresidenta socialista Adriana Lastra, en el Parlamento. Lastra se lo espetó, también visiblemente agotada por la negociación imposible, a Iglesias desafiandole a que lo negara ya que se lo había dicho a ella misma, la tercera negociadora de un equipo al que nunca, que nunca tuvo réplica por parte de Unidas Podemos., Es decir, que desde el primer momento, el Psoe nombró un equipo, y de alto niviel, nada menos que dos de sus ministras estrella, y la vicepresidenta del Psoe. Mientras que Iglesias dijo aquello de llama a Echenique. Y eso fue todo el equipo. Negociación burda desde el principio que acabó en un final previsible e imposible.
Como suele ser habitual en Iglesias, en el último minuto, y ya dentro del hemiciclo, se descolgó con una "ultimísima" oferta efectista desde la tribuna, "renunciamos al ministerio de Trabajo, a cambio de que nos otorguen las políticas activas de empleo". Una boutade de tal calibre, que provocó las risas contenidas de la ministra de Trabajo, Magdalena Valerio. Después Lastra explicó a que se debía la incredulidad en la bancada socialista, y es que tuvo que explicar al lider morado, que ya había quedado en evidencia por desconocer por completo las competencias de Trabajo, que las Políticas Activas de Empleo estaban trasnsferidas a las Comunidades Autónomas desde hacia mucho tiempo. "El señor Iglesias tiene un problema y es que no admite que no ha ganado las elecciones. Pide Trabajo e ignora sus competencias, como quiere conducir un coches si no tiene volante", le dijo Lastra con la crudeza que da conocer que ya no se podía salvar la negociación y que había sido fracasada unilateralmente por las ambiciones, fuera de la realidad, del oponente.
El ambiente que quedó entre ambos partidos, y el resto de los grupos, salvo PP, Ciudadanos y Vox, fue de una terrible frustración in crescendo, y Lastra, al igual que Rufián quedaron a borde del llanto, mientras el líder morado, se sentaba en su trono con sonrisitas y aires de victoria. "De mi no se va a reir nadie", había dicho el dia anterior. "Señor Iglesias, no se que se rie, yo siento una terrible tristeza y por eso no me río, estoy muy seria. Tras la votación y a partir de este 25 de julio, según reconoció Sánchez, "empieza a correr el plazo para nuevas elecciones en el caso de que las hubiera".
"Se cierra el encargo que tuve el honor de recibir del jefe del Estado", dijo Sánchez durante su intervención ante el pleno. Antes de la votación, ya el presidente y la propia Lastra, auguraban un previsible fracaso. El presidente en funciones daba por hecho, salvo sorpresa, que posiblemente podrìa no haber una segunda ronda de negociación. El PSOE se ve abocado ahora a sumir el esfuerzo por cerrar en dos meses las heridas creadas en la negociación con Podemos o tratar de conseguir un acuerdo en septiembre. Una fecha inadecuada ya que se acercará en esas fechas la sentencia del procés.
Los votos quedaron de la siguiente forma, Sánchez recibió 124 votos a favor (los de su grupo y el PRC), más las 67 abstenciones de Unidas Podemos, ERC, PNV, Bildu y Compromís y los 155 votos en contra de PP, Ciudadanos, Vox, Navarra Suma y Coalición Canaria y JxCAT.
PODEMOS RECHAZÓ HASTA CUATRO PROPUESTAS SOCIALISTAS
"El programa de Gobierno siempre fue una cuestión muy secundaria para usted, señor Iglesias", repitieron los diferentes socialistas, desde el presidente Sánchez, hasta Adirana Lastra, y a la salida de la votación, el diputado Rafael Simancas. "El problema fueron los ministerios. Quería entrar en el Gobierno para controlar el Gobierno. Con su propuesta, controlaba el 100% de los ingresos y el 50% del gasto y es la cuarta fuerza parlamentaria de la Cámara". Los socialistas aplaudían con rotundidad y se pusieron en pie un par de veces. El PSOE parecía una piña.
Días anteriores el propio Iglesias había acusado a Sánchez de ofrecerles solo ministerios ornamentales, de "humillarlo primero con su veto y después con el reparto de carteras". "Iglesias fue rechazando las propuestas una tras otra. Hasta cinco ofertas, en la última los socialistas pusieron sobre la mesa la vicepresidencia y tres ministerios de embergadura, Igualdad, Vivienda y Sanidad. Además de competencias amplias en muchos campos como Cooperación, Agenda 2030, Economía Social, Universidades, Cultura, Ciencia, Agricultura". "¿Es humillante ser ministro del Gobierno de España? "Les hemos ofrecido una propuesta respetuosa, correcta y sensata".
Desde la tribuna, Sánchez respondió a la frase de Iglesias que le había dicho de forma bastante bronca que "si quería ser presidente era ahora o nunca más lo iba a conseguir, señor Sánchez". "Si para ser presidente del Gobierno tengo que renunciar a mis principios, si tengo que formar un Gobierno que no será útil a mi país, entonces usted está en lo cierto: no seré presidente ahora. Si me obliga a elegir entre la presidencia del Gobierno de España que no serviría y mis convicciones, elijo mis convicciones". En esas frases renació el Sánchez épico, el que dejó el escaño en 2016 para no abstenerse en la investidura de Rajoy, a causa de los procesos de corrupción que en aquellos momentos estaba atravesando el Partido Popular.
En todo este proceso, ambas partes, quizá comprobando que las negociaciones se tornaban imposibles por la personalidad de un Iglesias que ha ido dejando a todos sus compañeros en el camino, debido a su egolatría y falta de sentido de la realidad, se ha tratado de ganar lo que ahora se llama el realato. Ir radiando en público ante la audiencia, quién aparece ante los españoles como responsable de una repetición electoral. Quedan aún dos meses por delante, hasta el 23 de septiembre, para un acuerdo que todos los grupos del hemiciclo, exceptuando PP, CS y Vox, creen debe obligatoriamente darse, pero el ambiente en el Congreso quedó teñido de frustración.
IGLESIAS DIJO NO A ESPAÑA PORQUE SANCHEZ NO LE TRATO CON EL DEBIDO RESPETO
Iglesias intentó culpar del fracaso a la falta de respeto. Sin entender que los personalismos, cuando lo que está en juego es el Gobierno del todo el Estado, aquí no cuentan, o al menos no son razones de peso. "Le pido que reflexione si cree que las últimas semanas se ha referido a nosotros con el respeto que debería tener hacia un socio del Gobierno. Le pido que lo reflexione". "Es muy difícil negociar en 48 horas lo que no se ha negociado en 80 días". La bancada de Unidas Podemos aplaudía con un entusiasmo mucho menor de lo que los socialistas a Sánchez. Iglesias ha generado reticencias en partidos como IU, que mediaron hasta el final, sin éxito, para lograr un pacto. Alberto Garzón, por ejemplo, aplaudía con evidente desgana, horas antes se había planteado romper la disciplina de voto y darle un voto favorable a Sánchez.
Iglesias intentó aliviar el peso de su decisión -y solo de ella misma a causa de los sillones no obtenido- desviando la atención hacia el veto personal "sin precedentes" que le impuso Sánchez y cómo algunos socialistas le advertían en privado de que estaba siendo humillado. "Lo único que pedimos son competencias, no sillones", dijo cuando aún creía que tenia guardada una última bala: la renuncia al ministerio de Trabajo a cambio de gestión de unas políticas que ya estaban gestionadas, las Políticas Activas de Empleo. Afirmó que era una recomendación de un veterano socialista, cuyo nombre no desveló, que le había aconsejado para lograr ablandar la negociación. "Le hago desde aquí una nueva propuesta. Renunciamos al ministerio de Trabajo si nos ceden las políticas activas de Empleo en este país". El ridículo fue espantoso.
Los socialistas se removían incrédulos. Borrell alzaba los brazos y Sánchez negaba levemente con la cabeza. Pero inmediatamente sacaron móviles todos: Sánchez, Calvo y Borrell. En la tribuna, el jefe de gabinete de Sánchez, Iván Redondo, también pasó a teclear encorvado sobre su teléfono. Pero no hubo giro dramático. Fue Adriana Lastra, como portavoz del PSOE y en su turno final de la sesión quien le tuvo que explicar, como hemos dicho, que esta oferta lo único que denotaba era la ignorancia de Iglesias sobre el ministerio de Trabajo. Lastra le dijo: "¿Sabe que las políticas activas de empelo están transferidas a las comunidades? Quiere dirigir un ministerio sin conocer sus competencias. Quiere conducir un coche sin saber dónde está el volante". "Se pueden perder las elecciones pero no el alma y no vamos a perder nuestra alma".
LA GRAN SORPRESA, RUFIAN EL SENSATO
Gabriel Rufián, protagonista absoluto en esta investidura, no lo fue por sus 14 diputados de ERC, si no porque se entregó a fondo y con un discurso entre sensato, valiente y lleno de corazón y corage, para conseguir sacar adelante el acuerdo de Investidura. "Septiembre nos complica a todos la vida", dijo en alusión a la sentencia del procés, prevista para otoño. Rufián hizo de relator y repartió culpas. "Señor Sánchez, fue un error el veto a Iglesias que solo ha subido el precio". "Señor Iglesias, tienen cuatro años y les dan cuatro ministerios. Es fantástico. Tómenlos y demuestren que son mejores en unas elecciones en cuatro años". Rufián advirtió a ambos hasta la extenuación "Se arrepentirán. No se trata de ver quién lo explica mejor. Se trata de que nos meterán en el mismo saco a todos. La gente lo único que ve es a la izquierda perdiendo una vez más. Soy de izquierda y llevo en el ADN la derrota y hoy vuelvo a perder". JxCAT votó en contra y ERC quiso dejar claro lo que le puede costar en Cataluña esa abstención.
Aitor Esteban (PNV) criticó el sistema de negociación, en la que el PSOE dejó pasar los primeros meses de negociación. Pero no perdió ocasión de recordar a Iglesias y a su equipo que "no estaban preparados para gobernar porque no tenían experiencia". A Iglesias le señaló personalmente por sus exigencias de ministerios. "Su tozudez ha estado a punto de suponer una quiebra entre IU y Podemos que al final no se va a escenificar aquí". Esteban criticó que Podemos pidiera Transición Ecológica, el ministerio que regula a Iberdrola, contribuyente en el País Vasco y que en el Congreso siempre ha tenido al PNV como enlace. Esteban reclamó seguir la negociación en agosto. "Todos tenemos que reflexionar sobre cómo se ha desarrollado la negociación". El PNV estaba por el sí pero se abstuvo porque "el procedimiento no ha creado las condiciones necesarias".
Esteban criticó que la negociación fue mal desde el principio. Sánchez, con la connivencia de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, dejó pasar casi tres meses desde las elecciones a la investidura. Era un plazo amplísimo que sirvió para que Ciudadanos sufriera bajas y presiones pidiendo la abstención pero que apenas se utilizó para negociar. Solo cuando Sánchez pidió en público el paso a un lado de Iglesias y cuando este lo aceptó comenzó el juego de verdad.
Durante estos días de infarto, des el jueves de la semana pasada, hasta el jueves 25 de julio, el avance de las negociaciones se podía medir por el ruido en twitter. Cuando los partidos apagaban los móviles, como durante el fin de semana, significaba que estaba avanzando. Cuando subía el volumen en redes y en los directos de las televisiones era para culpar al otro. El miércoles por la tarde, el volumen fue ensordecedor: PSOE y Podemos empezaron a culparse abiertamente y a airear borradores de negociación.
Para los morados, las ofertas del PSOE eran "un cascarón vacío, un paquete con lazo, unos ministerios de ornamentación". Para el PSOE, "Podemos exigía medio Gobierno". Escuchándolos estaban lejísimos pero leyendo los documentos que circularon la discrepancia fundamental estaba en Trabajo, -y Hacienda- una reclamación inamovible de Podemos. El PSOE, que empezó rechazando un Gobierno de coalición, ofrecía una Vicepresidencia para Irene Montero y tres ministerios: Vivienda, Sanidad e Igualdad. Este último había sido la gran cesión que arrancó el jueves a primera hora de la tarde Alberto Garzón, líder de IU, en una mediación con María Jesús Montero, ministra de Hacienda.
Casado y Rivera fueron convidados de piedra, y como afirmó Rufián, ·se estaban riendo con las orejas ante tal desaguisado de las izquierdas". Aunque Sánchez les pidió la abstención, esa estaba descartada. El líder del PP, Pablo Casado, criticó el espectáculo de la negociación, que había cambiado "la España de los transistores" por la de los móviles siguiendo la negociación en directo. La jornada tuvo muchos guiños al debate de dos días antes. Casado, que el martes acusó a Sánchez de ignorar a Podemos y a ERC, ironizó: "Cuando Sánchez despertó, el elefante orado con lazo amarillo seguía allí". Casado respondió a la petición de que se abstuviera, y sin los excesos verbales de antes de las elecciones pero con dureza, se lo negó: "Hemos sido responsable pero usted nos exigía un cheque en blanco y no lo podíamos dar". "No somos un atrezzo en su función teatral".
Albert Rivera retomó su delirio de la primera sesión: "La banda de Sánchez no se ha puesto de acuerdo sobre cómo repartise el botín". "Me oponía al plan Sánchez y e sigo oponiendo. Me oponía al plan Sánchez y me sigo oponiendo. España se merece más". La presión para que se abstenga crecerá previsiblemente en septiembre, cuando pase el plazo de dos meses para convocar elecciones si no hay presidente del Gobierno.